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—Cariño, ellos cuidarán de ti a partir de hoy.
—¿Por qué, mami?
—Porque me darán dulces si te vas con ellos, bebé, mami necesita sus dulces, ¿O quieres que mami grite y te pegue de nuevo?
JiSung mueve su cabeza de un lado a otro frenéticamente mientras abraza con fuerza a su león de peluche. Los suaves dedos de su madre acarician sus finos cabellos rubios, hasta sus mejillas, para dejar, por último, un pequeño beso sobre su frente y quitar con sus delgadas manos las pequeñas arrugas que quedan en el traje de marinero que el niño tiene puesto; toma su pequeña manita y lo dirige hacia la puerta de su hogar.
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—¡Ya no, por favor!, ¡No quiero, duele mucho! —Una fuerte cachetada cae sobre el pequeño rostro del niño de diez años, callando sus súplicas entrecortadas por un instante.
Lágrimas y gritos siguen saliendo mientras el hombre a quien fue regalado arremete contra él.
"La mercancía debe ser probada antes de ponerse a la venta, para asegurar así, el disfrute de quienes paguen por ella".
—¡Cierra la maldita boca de una buena vez! —Otro golpe es lanzado a su carita ya hinchada por el llanto, el niño lo mira con horror, mientras la inocencia se desprende de su cuerpo a cada lágrima que suelta, dejando en su lugar, el amargo recuerdo de una infancia destruida, manchada.
"No me toques, soy frágil".
La peor parte es que no comprende qué es lo que pasa.
No sabe qué es lo que le están haciendo a su cuerpo.
Ni por qué duele tanto en lugares que él ni siquiera conoce.
Las manos del contrario se recargan más sobre él, hundiéndolo en el colchón, empuja con más fuerza contra el niño, soltando gemidos horribles y asquerosos, que, mezclados con las quejas agonizantes del menor, crean una de las más crueles sinfonías que en el infierno se puede escuchar.
El adulto termina con un grito de placer que aterroriza a JiSung, quien niega con la cabeza y abre sus ojos en grande cuando una sensación extraña lo inunda, un líquido, haciendo que arda en donde antes dolía.
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JiSung recuerda y llora nuevamente. Esos momentos se repiten incontables veces dentro de su cabeza, al tiempo que sus ojos comienzan a aguarse y las lágrimas empiezan a salir sin control alguno.
Porque han pasado cinco años y aún no sabe por qué tuvieron que venderlo con todos esos hombres que lo destrozaron en pedazos.
No puede librarse de ellos.
Jamás podrá.
Entonces, su único soporte lo salva y seca sus lágrimas una vez más.
ChenLe, quien parece ser su único amigo en ese lugar es quien le da una única razón para seguir luchando.
" —Algún día, tú y yo nos iremos lejos de aquí, Sungie, a un lugar en donde nadie pueda hacernos daño y yo pueda cuidarte siempre...
—¿Lo dices en serio, Lele? —Los ojitos de JiSung se iluminan con una pequeña esperanza a cada palabra que escucha por parte de su amigo.
—Te lo prometo, JiSung, pollito... Seremos muy felices juntos. "
ChenLe es la única persona que puede lograr que JiSung descanse plácidamente dentro de aquel hoyo infernal; su pecho subiendo y bajando lentamente, las facciones relajadas, sin pesadillas. Así, Lele termina durmiendo con el menor a su lado nuevamente.
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a million men | marksung.
FanfictionTodo es bueno en el cielo, pero nunca lo conoceré.