17.

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Como casi todas las noches, los dos chicos demuestran su amor en cortos besos y miradas cómplices, pero ésta vez hay algo distinto: Park descansa sentado sobre Mark, con las piernas a cada lado de su cuerpo, encorvándose ligeramente para que ambas narices queden unidas, disfrutando del calor corporal ajeno en esa madrugada tan fría.

Sin notarlo, los besos aumentan su intensidad, saborean y muerden con fervor, los brazos de JiSung se enredan en el cuello de Mark, y las manos de éste último le recorren con suavidad el torso por arriba de la ropa.

Toman conciencia de lo que hacen cuando Mark empuja a JiSung contra su cuerpo y suelta un jadeo. Ambos se quedan en silencio mientras intentan descifrar sus miradas y regulan la respiración que comenzaba a hacerse más agitada.

Mark suspira fuertemente en cuanto JiSung le pide que siga y sus labios vuelven a unirse, necesitados. Con cuidado, el menor es recostado sobre la cama y su camiseta le es retirada.

—¿Realmente quieres esto, mi niño?... Podemos esperar, no tenemos prisa.

JiSung asiente con la cabeza, vuelve a besarle e intenta desabrochar los botones en la camisa de pijama contraria.

Lee aprovecha la piel expuesta y posa sus labios en la que le recubre justo abajo de la mandíbula, y sus manos, por otra parte, trazan pequeños círculos sobre el pecho desnudo; no se compara a nada que JiSung haya sentido antes: Mark acaricia su piel como si ésta fuera de papel y pudiera desprenderse, besa con lentitud, guiándose por sus clavículas, hasta llegar a los huesos que sobresalen en sus hombros y vuelve por su cuello hasta sus labios, JiSung suspira suavemente y sus manos viajan al rostro del mayor, alejándolo apenas unos milímetros.

—Te quiero, Mark.

—Te amo, JiSung.

El pequeño se deja llevar por toda la confianza que Mark le inspira, envuelve sus piernas al rededor de su cadera. Descansa sus brazos a los costados de su cabeza mientras se entrega por completo al toque del mayor, con los ojos cerrados y leves gemidos que aumentan cuando, ya sin ninguna prenda puesta, ambos cuerpos se friccionan.

Park se pierde en el sentimiento tan delicioso que provoca Mark cuando entra y sale de su cuerpo con lentitud; siente como su piel se eriza cuando graves gemidos llenan sus oídos, sonidos que no tarda en acompañar cuando un punto demasiado sensible es golpeado en su interior. El mayor intenta conservar la poca cordura que le queda, siendo casi imposible al sentir ligeros rasguños sobre su espalda.

Sus ojos vuelven a encontrarse y sus jadeos se mezclan entre sus labios, JiSung busca algo de dónde aferrarse, acabando con sus largos dedos encajados en los brazos contrarios. Arquea su espalda al sentir un cosquilleo pasándole por la columna y el vientre, contiene el aliento para luego liberarlo en un fuerte gemido al alcanzar el éxtasis, en el que Mark lo acompaña casi al instante.

Limpian aquel pequeño desastre y terminan la noche entre promesas y suaves caricias, hasta que ambos caen exhaustos en brazos del otro, durmiendo plácidamente, mejor que nunca antes.

"Juro que siempre seré tuyo, completa e irremediablemente; hasta el último día de mi vida".

a million men | marksung. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora