La mano recorre su cuerpo, aprieta la esponja de vez en cuando, dejando pequeñas burbujas sobre la maltratada y pálida piel del chico, lágrimas surcan por sus mejillas porque puede sentir el cariño y cuidado con el que es tocado, como si fuese porcelana y pudiera romperse en cualquier segundo.
La calidez de la bañera lo reconforta, como si de un abrazo se tratase, cierra sus ojos mientras recarga su cabeza sobre sus rodillas dobladas y siente agua caer en su espalda y cabello.
Mark cuenta las marcas sobre sus hombros y brazos, lo mira con cierta lástima, ¿Quién podría haberle hecho eso a tal angelito?
Hace que el menor estire sus piernas para poder limpiarlas, teniendo más cuidado en dónde hay cortes, intentando no lastimarlo; comienza a subir su mano por el delgado muslo, viendo los tan marcados moretones en la entrepierna del niño, JiSung reacciona de inmediato, sosteniendo con fuerza su brazo.
—No quiero, no me hagas daño, por favor. —Siente frío en el pecho y sus ojitos se llenan de lágrimas otra vez, tiene pavor.
Entonces retrocede un poco, lo suficiente para que el menor bajara la guardia.
—No te haré nada que tú no quieras, confía en mí, no podría aprovecharme de ti, estás tan herido que me duele sólo verte, por favor, déjame ayudarte.
JiSung sólo logra asentir ante las palabras dichas por Mark y se recuesta lentamente en el agua; cierra fuertemente los ojos y tensa la mandíbula cuando vuelve a sentir los dedos ajenos lavando por su parte baja, esperando el momento en que este decida atacarle.
Pero Mark no piensa hacerlo. Nunca.
Termina de limpiarlo, al menos exteriormente, toma una toalla y lo envuelve suavemente en ella mientras sale del agua, hace presión con la tela sobre el cuerpo para absorber las gotas restantes y luego seca con cuidado sus delgados cabellos.
—Prometo no volver a hacerte pasar esto si no te gusta, pero justo ahora no puedes valerte por ti mismo. —Toma sus hombros y lo dirige hacia la habitación, en donde comienza a vestirlo despacio con sus propias ropas, desechando la vestimenta rota.
JiSung le mira en silencio mientras termina de ponerle unos gastados jeans que siente flojos sobre sus demacradas y largas piernas. Mark alza la vista y le da una sonrisa antes de irse del cuarto y cuando se queda solo quiere llorar de nuevo.
¿Por qué alguien querría ayudarlo? Está manchado, él ya no merece nada.
Ese chico pudo sólo dejarlo morir ahí, en medio de un callejón casi tan sucio como su alma, que ahora está pútrida.
Ahora el niño ruega entre sollozos que esta vez, por única vez en su miserable vida, no lo lastimen, porque no podría soportarlo de nuevo.
( ♡ )
Siento que esto quedó horriblemente mal, se me está secando el cerebro, lo siento mucho. :(
Pero, muchas gracias por leer, ah. ♡
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a million men | marksung.
FanfictionTodo es bueno en el cielo, pero nunca lo conoceré.