Harry.
Theresa mordió el lóbulo de mi oreja, y un gemido salió de mis labios. Quité sus manos de mi rostro, y pasé las mías por su cintura. Ella estaba totalmente desnuda en este momento, a diferencia mía que tenía aun mis pantalones puestos.
Theresa se rió, sin poder apartar mucho tiempo sus manos de mi cuerpo. Ya no importaba, me dediqué a besar el camino desde su abdomen hasta sus labios, haciéndola gemir en mis brazos.
Me detuve de golpe, apartándome de ella y sentándome en el borde de su cama.
— ¿Por qué te estas deteniendo?—preguntó divertida, mientras frotaba mi espalda.
—No quiero que te crees falsas esperanzas, no quiero una relación en este momento, y no quiero nada de drama en este momento de mi vida. Así que si quieres algo más de mí, esto no va a funcionar.
Theresa rió, y robó un beso de mis labios antes de decir.
—No es que esté buscando algo serio, me conformo con tenerte en mi cama cada vez que te necesite, no es que sea una puta. Pero vamos, ¿para que agregar drama al mundo?
—Entonces me alegro de haberte encontrado
Dije, para después jalarla de la cintura. Me apoyé en mis codos, fijados ambos lados de su cuerpo.
Theresa era hermosa. Sus hermosos ojos azules con una mezcla de gris, chocaban con su oscuro cabello cosa que le favorecía. Cada vez que la miraba no podía evitar pensar en lo fácil que podría ser una modelo reconocida, y es que su belleza dolía.
Me alegraba de haberla encontrado, después de todo.
Seis meses después…
Abrí los ojos, y apenas lo hice la luz del día golpeó contra mis ojos, haciéndome cerrarlos de golpe. Pensé que había cerrado las ventanas las noche anterior, si no lo hice eso significaba que probablemente le he dado un buen espectáculo no apta para menores de edad a mis vecinos.
Me recosté sobre mi cama, y froté mis ojos con el dorso de mi mano. Al hacerlo, pude abrirlos al fin. Theresa estaba enfrente de mí con una enorme sonrisa en su rostro.
— ¿Enserio? ¿Gemelas?—preguntó.
Estaba a punto de responderle como sabía, pero no lo hice, ya que me di cuenta de la presencia de dos chicas idénticas a ambos lado de mi cama, desnudas debajo de la sabana.
—Que te puedo decir, fue una noche divertida. —dije encogiendo mis hombros.
—Como sea, Styles. Saca tu hermoso trasero de la cama, tenemos que ir a arreglar los papeles. El campeonato de futbol es en días, me muero por disfrutar contigo el resto de noches en otra ciudad. Al menos que prefieras estar con putas y no conmigo.
—Ayer te llame, no te puedes quejar. Fuiste tú la que me rechazaste, por esa cita… ¿Cómo se llamaba el hombre?
Ella viró sus ojos, mientras me levantaba de la cama, solo con boxers.
—No te importa, y no fue una cita. Sabes que no me gustan las citas, fue algo más íntimo mucho más íntimo.
—Espero que lo hayas disfrutado—dije mientras me metía al baño de mi habitación, listo para darme una ducha helada.
—No lo disfruto si no es contigo, bebé. —dijo coqueta, haciéndome reír.
Anoche había sido una gran noche, me había encontrado con estas gemelas en el club a donde había ido con algunos de los chicos. No recuerdo más, ni siquiera recuerdo cómo llegamos hasta mi departamento. Ayer estábamos celebrando que esa sería nuestra última noche de libertado, ya que el campeonato nacional de futbol empezaba en días, días en los cuales teníamos prohibido beber alcohol o fumar.
Tenía que ir a firmar los papeles de la universidad para poder ir al campeonato, y no estaba de muchos ánimos que decía.
Salí del baño, ya cambiado y listo para irme. Theresa estaba enviando un mensaje en su teléfono cuando salí, guardó su teléfono en su bolsillo y se levantó de mi sofá.
—Hey, chicas. Es hora de irse—dije sacudiendo a Gemela número uno.
Esta solo bufó y me ignoró.
—Chicas, váyanse, ahora. —gritó Theresa, ambas se levantaron de golpe y aturdidas. —Apúrense.
Se levantaron de la cama, sin vergüenza de que las vean desnudas y se volvieron a colocar su ropa. Cuando estuvieron listas una de ellas sacó un papel de su bolsillo y se acercó a mí.
—Anoche fue divertido, podemos repetirlo—susurró en mi oído y tomó mi mano para dejar el pedazo de papel.
Me dio un beso en los labios, y me mordió el labio inferior antes de separarse de mí, con una sonrisa. Ambas abandonaron el departamento, e inmediatamente a Theresa le dio un taque de risa.
— ¿Qué harás con eso?—preguntó Theresa señalando el pedazo de papel.
El papel en donde estaba escrito el número de teléfono de ambas, decía:
“Podemos repetir lo de ayer. Ali y Holly :)”
M encogí de hombros antes de decir: —Sabes cuál es mi regla. Solo una vez es suficiente.
—Pero yo soy la excepción, obviamente—dijo ella orgullosa y sonriente, mientras salíamos de mi departamento.
—Lo eres. —le sonreí mientras me colocaba mis lentes de sol y bajábamos por el ascensor del edificio