A la mañana siguiente, me despierto temprano. No logro dormirme, pero tampoco quiero tomar una de esas pastillas. Terminaría con una enorme migraña. Salgo de la cama y dejo a Harry completamente dormido.
Llego a la cocina y tomo un par de vasos de agua. Mi garganta los recibe con gratitud, debido a lo sedienta que estaba. El timbre del departamento suena y me pregunto quién es a esta hora.
Camino hacia la puerta y la abro. Me sorprendo mucho al ver a Robin enfrente de mí.
—__________—saluda, y yo frunzo el ceño.
¿Qué demonios hace aquí?
— ¿Me permites entrar?—pregunta, y estoy a punto de tirarle la puerta en la cara, recordando todo lo que hizo sufrir a Anne, pero me contengo, y niego con la cabeza con una enorme sonrisa.
—Lo siento. Me temo que no. Todos están descansando en este momento—le digo.
— ¿Tú también estas con el mismo juego que mis hijos? A ellos se los tolero porque son mis hijos, no tengo porque aguantártelos a ti, al fin y al cabo siempre has sido una arrimada en nuestra familia.
—Corrección número uno, usted ya no tiene familia aquí, dejo todo cuando se fue con su amante. Corrección número dos, esta arrimada que usted dice, paso más tiempo con su hijo que el que usted, “su padre”, paso los últimos años. ¿Ve la diferencia entre “la arrimada” y “el padre”? ¿O quiere que se lo explique con manzanas?
—Mira…
—No. Mire usted. Va a bajar las escaleras, subir a su auto y marcharse. No va a dañar más a esta familia más de lo que ya ha hecho. Puede irse. Pero, gracias por su visita.
Cierro la puerta de un solo tirón, y una sonrisa de victoria se marca en mis labios.
Estoy a punto de irme a la cama de vuelta, cuando el timbre vuelve a sonar. Pero si no le ha quedado claro aún. Abro la puerta de un fuerte tirón, y me sorprende de ver a un hombre desconocido en vez del padre de Harry.
— ¿Qué desea?—le pregunto.
— ¿Familia Styles?—asiento con la cabeza. —El hospital queda en la obligación de devolverle las pertenencias que se sacaron del auto a los familiares. Tenemos esto—dice y me entrega un teléfono, totalmente destrozado y apagado—No funciona, pero aún tiene la tarjeta de memoria intacta, por si la necesita. Todo lo que había dentro del auto—extiende una pequeña caja—Y este sobre que está casi destruido.
Recojo todas las cosas y las dejo en el sofá que está cerca.
—Eso es todo. Firme aquí por favor—me dice, entregándome un lapicero.
Firmo donde me indica y después de un “Gracias”, baja corriendo las escaleras.
Cierro la puerta y me siento en el sofá.
Unos escalofríos me recorren al tomar el teléfono de Jack, quitó la memoria y la aparto. Y es verdad, el teléfono no enciende. Lo que hay dentro de la caja, son cosas como franelas, revistas viejas adornos y cosas como esas.
Tomo el sobre en mis manos, y lo poco visible que se ve la letra aun me permite leer de donde era.
“Universidad Yale”.
Un nudo se forma en mi garganta y abro el sobre rápidamente. Busco con mi mirada lo más importante.
“…Tenemos el agrado y placer de informarle que la media beca de estudio que ha solicitado en nuestra universidad, va a serle concedida con mucho agrado de nuestra parte, con esto queda bienvenido a nuestro equipo de…”
Las lágrimas caen por mis mejillas rápidamente, y me cubro la boca con mi mano para no hacer ruido.
Él tenía un gran futuro por delante, y un simple accidente acabo con él en menos de lo esperado. Yale era algo grande, algo que solo Jack podría haber conseguido.
Unas manos se posan en mi hombro, y cuando levanto la mirada me encuentro con los ojos de Harry. Se sienta a mi lado, y toma la carta que estaba leyendo.
—Fue aceptado—le digo—Tenía media beca en Yale, eso era algo grande.
Los brazos de Harry me rodean, y puedo sentir que él está llorando también. Acaricia mi cabeza y me consuela.
Y solo quiero que esta pesadilla se acabe.
{…}
Kendall me llama llorando tiempo después, diciéndome que se había enterado y que aún no lo podía creer. Que hubiera tomado el primer vuelvo a Washington pero estaba en exámenes finales.
Le dije que no se preocupase, ella me pidió que le mandara sus condolencias a toda la familia y que apenas acabara su último examen iba a viajar a visitarme.
Thom también llamo, y me desahogo con él. Le dije lo mucho que estaba sufriendo, y cuanto dolía. Hablé con él una hora entera, me dijo si quería que viajara a Washington, y yo le dije que no. No iba a dejar que se perdiera sus presentaciones de ninguna forma.
Le llame a Jordan para contarle todo, me consuela y después me pidió que le comunicara con Anne. Hablaron un rato largo.
Jordan le tenía un cariño especial, porque gracias a Anne me había criado dentro de una familia con mucho amor. Y Jordan valoraba mucho eso, diciéndome que pocas personas le hubieran abierto la puerta de su hogar a otra persona.
Veo la hora en el reloj, y son casi las diez de la noche. Y Jake no ha salido de su habitación.
Toco la puerta una vez, y el responde un ronco “Pasa”.
—Sabes que no puedes quedarte en la cama toda la vida, Jake—digo, sentándome a su lado.
—Y eso es lo malo—me dice.
Sus ojos están tan hinchados, y acaba de despertar recién. Ha pasado más de ocho horas durmiendo y aun así quiere quedarse en la cama. No lo culpo. Yo estoy sufriendo un montón con la muerte de Jack, no me imagino el dolor que debe estar llevando él. Acaba de perder parte de su ser. No es algo fácil seguir adelante después de esto.
— ¿Qué vas a hacer?—le pregunto.
—No tengo la menor idea.
Jake quien siempre tenía una sonrisa en sus labios, y dispuesto a hacer sonreír a todo el mundo, está totalmente deprimido. La luz que hacía diferente, ahora está apagada.
— ¿Sabes? Jack era el que me mantenía a margen de todo. Era el quien me despertaba por las mañanas para ir a la escuela. Era el que me recordaba que tenía que hacer las tareas. Y ahora que no está el…—su voz se pierde y después de unos segundos vuelve a hablar—No sé qué voy a hacer con mi vida. Mierda. Esto es tan difícil.
Sostengo su mano y le doy un apretón.
—Sabes que cuentas conmigo, para todo. Todo. Y tu familia te va a apoyar en cualquier decisión que tomes. Si quieres ir a la universidad ahora, está bien. Si solo quieres descansar, o salir de viaje. También está bien.
— ¿Qué es eso?—pregunta sosteniendo mi mano en el aire y señalando mi anillo en mi mano derecha.
—Harry y yo estamos comprometidos—le digo.
— ¿En serio? Eso es genial, Sunny. Muy genial.
— ¿Qué tal si vienes conmigo a Nueva York? Podrías hacer lo que tú quieras, o estudiar, lo que sea que estés buscando.
—Sería genial. Pero…creo que voy a ir a pasar un tiempo a Canadá con mi mamá, sabes lo difícil que ella está manejando esto también.
Asiento con la cabeza, feliz por su decisión.
—Solo tienes que prometerme algo, Jake—le digo.
—Lo que sea.
—Que no te va a dejar caer, y que te vas a mantener de pie. Prométemelo, por favor.
—Te lo prometo, Sunny.