Narra Bubbles:
— ¿Qué tu qué?—pregunto, casi gritando. Bueno, sí, estaba gritando.
Pero mi reacción había sido buena, hubiese gritado a todo pulmón pero no podía, al menos que quiera que nos botaran del avión a patadas. El anciano que estaba a nuestro lado, nos miró con mala cara antes de regresar su atención a si periódico que traía en sus manos.
Harry se ríe, y sostiene la cinta que había estado cubriendo mis ojos hace unos segundos.
—Tu enserio necesitas avisarme cuando vamos a viajar algún lado, es mucho mejor que traerme aquí a escondidas—le digo.
— ¿Qué tiene eso de divertido?
—Tienes razón, como sea, te amo por esto, pero, ¿adónde estamos yendo?—preguntó curiosa.
—Es sorpresa. O algo así.
Sonrió y lo abrazo.
Íbamos a cumplir un año de casados, y en realidad no entendía porque las personas le temían tanto al matrimonio. Porque este había sido un año grandioso. Me atrevería a decir que el mejor año de mi vida entera.
Nos habíamos quedado en Washington un tiempo, hasta que Harry termino su carrera y nos mudamos a Nueva York nuevamente. Anne y Jake vinieron con nosotros después de haber pasado medio año entero en Canadá. Harry había comprado una casa, y era hermosa, y no exagero cuando digo eso. Me podía imaginar a mí misma y a Harry con niños aquí.
Y hablando de niños, estaba enamorada de Thiago. Mi pequeño hermanito. Ese niño era la persona más adorable que he conocido y probablemente soy la persona que más lo engríe, pero simplemente no puedo no hacerlo. Otra persona que lo engría era Harry, había veces que solo íbamos a casa de Jordan a verlo a él, aunque no se lo digan a mi padre. Pero ese niño era nuestra adoración.
Claro que trajo comentarios de todos, diciéndonos que cuando íbamos a abrir la fábrica de bebes.
No habíamos hablado realmente de ello hasta ahora.
Por otro lado, había logrado conseguir trabajo como reportera en una cadena importante de noticieros de Nueva York, y había salido de vez en cuando unas veces por televisión.
Y Harry…era el mejor esposo que una mujer va a poder tener. Y no es por nada, ni por presumir pero soy la mujer más afortunada del mundo. Porque nuestra relación seguía siendo tan perfecta, como si aun fuéramos adolescentes enamorados. Jamás me voy a apartar de este hombre. Jamás.
Recuesto mi cabeza en su pecho, y paso mis brazos por su cintura. Harry se acomoda mejor en el asiento para estar en una mejor posición.
Cualquiera que sea su sorpresa, no se compara con la que estoy a punto de darle.
{…}
Paris.
Otra vez.
Y esto es asombroso.
Estoy realmente enamorada de esta ciudad, tiene algo en el aire que me hace o bueno, te hace sentir diferente. Paris era la ciudad del amor, y tal vez esa era la razón principal.
Y me estoy muriendo de la emoción.
Pero sé que es algo más que solo un viaje a Paris, porque conozco a Harry y por esa sonrisa que tiene en su rostro sé que aún hay más.
Miles de globos de corazones colgando en las calles, porque hoy es catorce de febrero. Y que mejor lugar para pasarlo que en Paris.
Confirmo mi teoría que hay algo más, porque no vamos directamente al hotel. Harry le da indicaciones al chofer en francés, y desearía que France esté conmigo en éste momento.
El auto se detiene, y no tengo idea de donde estamos. No es la torre Eiffel que suponía que era donde íbamos. Harry entrelaza sus dedos con los míos y bajamos del auto.
—Aquí es donde te pones la cinta—dice, sacándola de su bolsillo y cubriéndome los ojos nuevamente. —Yo te guio, bubbles.
Me indica cundo hay escalones y cosas como esas, pero cuando llegamos hasta cierto punto me detiene de golpe.
—Aquí estamos. Puedes quitarte la cinta. —me dice.
Y lo hago rápidamente.
¡No hay forma! No hay forma de que esté parada enfrente del puente de las Artes. Puede ser un simple lugar más, pero recuerdo haberle dicho a Harry que me moría por venir a este sitio, hace exactamente un mes, y colocar un candado en dicho puente.
Según la tradición, las parejas venían aquí a colocar un candado en el puente con el nombre de la pareja, y después arrojaban la llave al rio, y así la pareja era eterna.
Abrazó a Harry y el me atrapa, devolviéndome el abrazo fuertemente.
—Tengo esto—dice, sacando de su bolsillo un candado, del cual cuelga una llave.
Tomo el candado y veo que dice: “Harry y Bubbles”.
—Esto es lo más lindo que has hecho—le digo, depositando un beso fugaz en sus labios. —Gracias.
—Sabes que haría de todo por ti, Bubbles. Podría llevarte hasta la luna, aunque eso sería más complicado—dice riéndose—Feliz día de san Valentín.
Me ayuda a colocar en candado en el puente, y antes de tirar la llave al rio, nos damos un largo y profundo beso. Se escucha el pequeño sonido cuando la lleve golpea contra el agua.
—Podemos ir a cenar, he reservado en un restaurante muy elegante—me dice Harry, sonriéndome de oreja a oreja.
Sostengo su mano, y lo tiró hacia mí, acercándolo aún más a mí. Estoy a punto de decirle algo muy grande.
—Quiero decirte algo, y creo que este es el lugar perfecto—le digo.
Harry asiente con la cabeza, sorprendido, a él lo ponen ansioso las sorpresas.
—Dime, bubbles.
—No sé cómo te tomes esto, Harry, pero te juro que yo no lo sabía hasta hace un par de días. Y lo confirme con el médico.
—No tienes una enfermedad o algo por el estilo, ¿no?—pregunta, y está totalmente pálido.
—No—le respondo riéndome—Por suerte no.
—Me estas matando, bubbles, dime.
— ¡Estoy embarazada!—exclamó emocionada.
Su reacción primero es de confusión, luego frunce el ceño para finalmente una sonrisa aparezca muy marcada en sus labios. Me mira y se empieza a reír. Me jala del brazo, y atrapa mi cuerpo en un abrazo.
— ¿No es broma verdad? Porque si lo es, te juro que vamos a encerrarnos en una habitación hasta crear un bebé—me dice, haciéndome reír.
—Claro que no es broma, tonto. —Le respondo llorando. —Vamos a ser una familia completa esta vez.
—Oh, dios, bubbles. Voy a ser papá. —Dice emocionado. —Vamos a ser padres…no puedo creerlo. Pero… ¿Cómo? ¿Has ido al médico ya?
Asiento con la cabeza.
—France y Kendall fueron conmigo, estaba tan nerviosa. Pero el doctor dice que tiene dos meses, y que está muy bien hasta ahora. Aunque tengo que tener cuidado y proteger…
—Soy capaz de encerrarte en una habitación, y cuidarte yo mismo todos los días. —dice, y sus ojos están brillosos.
Una lágrima cae por su mejilla, cuando empieza a decir:
—Pensé que ese “Sí, acepto” cuando nos casamos, iban a ser las palabras que me iban a hacer la persona más feliz en el universo. Pero nada se compara con esto. ¡Un bebé, Bubbles!
—Lo sé—le digo. —Vas a ser un excelente padre, lo sé.
Sus manos sujetan mi rostro y nuestros cuerpos están apoyados contra la enorme cantidad de candados colgando del puente.
—Eres la mujer de mi vida. Y ahora…serás la madre de mis hijos. —posa su mano en mi vientre, y no puedo no emocionarme,
Me abraza y deposita muchos besos cortos en mis labios.
Y la única imagen que tengo en mi mente en este instante es la de nuestra futura famili