Durante toda la conversación, France, se dedicó a hacer varias muecas, que describían perfectamente lo que estaba pensando. Yendo de miradas de sorpresa a miradas de compasión. Y era la segunda vez que hablaba de esto con alguien, pero con ella lo sentía algo diferente. Thom podría estar ahí y brindarme su apoyo, pero por ser hombre no lo entendía totalmente. Esperaba que la Morena lo hiciera.
—Y yo pensaba que mi vida era dramática—dijo para después reírse, —de todas formas, quiero tu vida, nena.
—Yo no estaría tan segura.
—Oh, claro que estoy segura. Si ese chico no se da cuenta de que hiciste todo eso por él, y que lo sigues amando y no regresa por ti, pues déjame decirte que has estado saliendo con el idiota más grande del planeta.
—Con el idiota caliente más grande del planeta—la corregí, haciéndola reír, y ella comenzó a asentir la cabeza desesperadamente.
—Tienes tanta razón.
Un celular empezó a sonar, la canción “I am Slave for u”. France dio un brincó, y metió su mano en su bolsillo, sacó su iPhone de este y cuando vio la pantalla abrió los ojos por completo, antes de presionar el botón de atender.
—Hola papá—dijo ella alegremente. —Sí, ya sé que no te gusta que no hable francés, ¿pero qué puedo hacer? Estoy en Nueva York. Eh… ¿trabajo? Si…el trabajo. Por supuesto que ya tengo uno. Es en…una pequeña empresa…una tienda de hecho de…flores. Es más estoy ahí ahora mismo.
Ella asintió con la cabeza, muy orgullosa de su mentira que acaba de apenas inventar.
— ¡¿Qué tú quieres hablar con quién?!—Exclama ella preocupada—Ella está algo ocupada, mi jefa, ya sabes tiene muchas cosas que hacer. No te estoy mintiendo, te lo juro, de acuerdo—dijo y soltó un bufido—Espera un segundo.
Puso el teléfono a un lado y tapó el altavoz con la palma de su mano.
—Necesito tu ayuda—susurra.
— ¿Yo? Pero no sé hablar francés—le explico.
—Solo dile a todo lo que diga “Wi”, ¿puedes hacer eso, por favor? Es capaz de mandarme a un internado de monjas cuando regrese, por favor, por favor.
—De acuerdo.
Activo el altavoz en su teléfono y lo puso en medio de nosotras dos.
—Bon après-midi—dije orgullosa de la unica frase que se me había quedado durante la clase de Frances el último año.
—également, ¿entiende francés usted?—dice una voz masculina desde el otro lado de la línea.
—No mucho, señor. ¿Usted es el padre de France?
—Así es. ¿De qué es su tienda?
—Flores—dije recordando lo que ella ya le había dicho—Es una florería, todo tipo de flores vendemos aquí. France es jefa de ventas.
—les Français n'aiment pas les mensonges—dijo, y me quedé muda, sin saber que responderle por que no entendí una palabra de lo que acababa de decir.
France se puso el teléfono en la oreja antes de que tuviera oportunidad de hacer el ridículo.
—Papá, ella ya no entiende más. Tienes que confiar en mí, tengo un trabajo genial y estoy bien. Seguiría hablando contigo, pero ya sabes, el trabajo llama. Te amo, sé que tú también, adiós.
Ella cuelga y se tira encima del sofá, soltando un suspiro de alivio.
—Te amo completamente, acabas de salvar mi vida. ¿Y no dijiste que no sabías nada de francés? Dijiste “Buenas tardes”—dijo, y me empujó el hombro juguetonamente.
—Es probablemente lo único que sé decir.
Ella se ríe y abraza mi brazo. Su risa es suave y no es tan exagerada.
— ¿Cómo vas a conseguir trabajo?—le preguntó preocupada por su situación, realmente.
—No lo sé—dijo bufando—Supongo que estoy jodida.
La imagen de Jordan apareció en mi mente, y tal vez ella no era una persona con mucha experiencia pero estaba segura que Jordan podía conseguir algo para ella, cualquier cosa.
—Creo que puedo conseguirte algo, pero no prometo que sea muy bueno. —le digo.
— ¿Trabajo sucio? Eso me gusta—dice guiñándome un ojo y haciéndome reír.
Definitivamente la morena era una de mis nuevas personas favoritas. Y era muy difícil entrar en esa lista,
{…}
Entré al edificio de “Corporaciones Watyger Inc.” Acompañada de France, quien veía todo a su alrededor apenas entramos. Este lugar me traía tantos recuerdos, sobre todo la primera vez que había conocido a Jordan aquí.
Sí, no había sido muy bonito.
Llegamos al elevador y subimos hasta la última planta. Todo el mundo ya sabía aquí que era hija de Jordan, así que me dejaban entrar sin ningún tipo de permiso. Solo un guardia nos detuvo en el camino, preguntando quien era la chica, a lo que respondí con un “es una amiga”.
Llegué hasta la oficina de Jordan y toqué dos veces. Una pelirroja abrió la puerta y me dio una enorme sonrisa.
—Señorita Watyger, ¿Qué hace por aquí? Su padre está al teléfono en este momento pero pase.
Entramos al lugar, y nos sentamos en los sillones negros de cuero que estaban cerca a la puerta.
Jordan sale de la habitación continua, con un teléfono en la oreja.
—Quien. Demonios. Es. Ese. Oh, dios, nunca he visto un hombre tan caliente en toda mi vida. Podría…
—Oh, no digas eso. Es m i jodido padre, France. No hables así de él, ahora tengo horribles ideas en mi cabeza. Asqueroso.
France se rió, antes de decir.
—Es su culpa de ser tan caliente, no la mía.
Me horroricé totalmente.