Alyssa está enamorada del increíble hombre araña.
Alexis está enamorada del inteligente Peter Parker.
Peter está deseando ser el loser invisible otra vez.
Esta historia está basada en SPIDERMAN: HOMECOMING.
No tiene relación con los cómics.
Las idea...
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Peter despertó tendido en el duro y frío pavimento de alguna calle de Queens, desconcertado. Parpadeó un par de veces para regresar e incorporarse a la realidad.
No tenía ni la menor idea de lo que había ocurrido.
Se retorció en su lugar, soltando un gemido de dolor en cuanto la carne viva de su espalda rozó con la superficie rocosa. Se dió unos segundos para dejar pasar esa insoportable molestia. Para cuando se sintió listo, se fue levantando poco a poco hasta quedar totalmente de pie.
Dió una vuelta en su entorno, tratando de descifrar cuál era su localización, pero al no ubicarse, decidió dar una pequeña caminata. Creía que al mirar más sabría dónde estaba.
Se percató de que no portaba la máscara, sólo tenía puesto su traje, el cual estaba bastante dañado. Bastante sucio, rasgado y con escombro. Peter no sabía porqué, sí antes de desmayarse su disfraz no estaba tan mal.
Necesitaba respuestas.
Su cara también estaba en una mala condición, todo en él lo estaba. Sangre goteaba de su nariz como también brotaba de su labio junto un moretón en su ojo izquierdo.
Nada lucia bien, incluso su sentido arácnido le hacía sentir que nada lo estaba.
Una brisa de viento helado lo enrolló, frunció el ceño y se abrazó así mismo, frotando sus brazos para darse un poco de calor. En ese momento, un terrible escalofrío invadió todo su cuerpo. Enfocó su visión al fondo de una calle. Al ver unas sombras reflejadas en una pared de ladrillos doblando la esquina paró en seco, poniéndose alerta, tratando de ver algo desde su lugar pero esto le fue imposible, así que decidió dar un par de pasos más.
Inseguro, asomó su cabeza por la esquina, tratando de que no lo vieran ahí. Entrecerró sus ojos intentando captar a las personas que estaban adelante, y no duró mucho en averiguar que se trataba de aquel fenómeno cuya arma consistía en rayos láser verdosos y despampanantes que con tan sólo un toque bastaba para hacerte heridas insoportables y dolorosas, como la que tenía ese momento. Quemaba todo en él.
Nuevamente dió pequeñas pisadas para ver más de cerca a que se debía todo esto, claro, siendo cauteloso y agachándose ligeramente.
El tipo se carcajeó siniestramente, tal cual como lo había hecho mientras estaban en la batalla por los medicamentos nocivos.
— ¿Qué es lo que estás haciendo? — una voz femenina invadida de eco sonó a sus espaldas. Peter botó sobre su lugar y de inmediato se giró hacia la persona, parándose recto.
