Qué injusto es él, pensó Shinya Hiiragi mientras se ocupaba de la pila de deberes que le dejó su molesto hermano adoptivo en el escritorio.
El hombre de cabello plata no sentía que hubiese hecho algo malo como para aguantar esa cantidad pesada de trabajo. Esa mañana tuvo la mala suerte de estar comiendo tostadas por un pasillo de los cuarteles del Ejército cuando pasaba cerca de un malhumorado Kureto. El de cejas extravagantes le dijo que se pusiera a trabajar y dejara de hacer tonterías. No era justo ante los ojos de Shinya. ¡Las tostadas con mermelada no eran ninguna tontería! ¡Era su desayuno y su comida más preciada! El amargado de Kureto no lo entendería.
Era aburrido en demasía estar encerrado en una oficina. Al menos, en algún momento fue capaz de salir para entrenar a unos novatos. Claramente se divirtió al verlos sufrir un poco ante el duro entrenamiento, pero aún así tuvo que volver después a retomar su papeleo.
Sentía que algo le faltaba, sabía perfectamente qué era. Ese algo no era más que un hombre precioso que conocía como la palma de su mano. O tal vez ni siquiera las líneas de su propia palma eran tan memorables como Guren Ichinose lo era para su persona.
La más suave y ligera de las sonrisas curvó los labios de cierto Hiiragi adoptado. Pensar en su mejor amigo era suficiente para alegrar un poco su aburrido día. Guren para él significaba más de lo que le gustaría admitir. Normalmente, el albino lo buscaría para molestarle. De esa forma, el de ojos violáceos lo golpearía, lo insultaría, o haría un poco de los dos puntos anteriores. Así eran ellos dos. Aún así, ese día estaba tan ocupado que ni siquiera podía ver a su adorable chico gruñón.
Más tarde, su puerta fue tocada y posteriormente el Teniente Coronel hizo su aparición. Era extraño ver que éste estuviese ahí por su propia voluntad, normalmente era Shinya quien buscaba al otro. Por ésta razón, el de ojos azules miró a su amigo con sorpresa. El moreno parecía algo intranquilo y conservaba su usual ceño fruncido.
—¿Guren? Qué extraño verte... ¿Necesitas algo? ¿Kureto nii-san te mandó a venir aquí?
—No, es sólo que... Bueno..., me preocupaba que hoy no mostraste tu molesta cara en mi oficina —comentó el de cabello azabache como quien no quiere la cosa mientras se rascaba distraídamente la nuca—. Ahora veo que por fin hacías tu trabajo...
Shinya había dejado de escuchar cuando el otro comenzó la última frase. Un sonrojo inusitado se posó en sus mejillas y una sonrisa muy espontánea curvó sus labios. ¿Era su ilusión o Ichinose inconscientemente estaba...?
—Ya veo. A fin de cuentas sí quieres mi atención —el albino dijo con un tono cantarín—. No te preocupes, Guren. Cuando termine con esto, te daré toda mi atención sólo a ti~
—¿Q... qué? ¡¿Eres idiota?! ¡¿Quién quisiera tener tu atención, estúpido?!
—Todo el mundo —Hiiragi declaró con mucha confianza—. Pero no te preocupes, estoy reservado para ti~
Cuando Shinya le guiñó un ojo, notó que el contrario apretaba los puños por la ira. Tomó esa oportunidad para abrazarle antes de que pudiese negarse, éste lo empujó después para comenzar a insultarle mientras se avergonzaba. Esto al de tez pálida no le importó, porque estaba feliz de que su amigo buscara su atención y no la de nadie más.
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Una palabra
FanfictionConjunto de viñetas/cortos sobre posibles vivencias entre Shinya y Guren, derivadas por una palabra como el tema principal del relato. Están, en su mayor parte, ambientadas en los cuarteles del Ejército. Contiene humor, amistad, romance, cotidianida...