•Curry•

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Shinya empezaba a creer que sabía algo de lo que no muchos eran conscientes. Al ser el mejor amigo y amante (aunque pocos conocían éste último aspecto que ni siquiera era del todo aceptado por su pareja) del conocido Teniente Coronel Guren Ichinose, era conocedor de muchos secretos de éste.

Sabía que Guren odiaba las mañanas con todo su ser, siempre se levantaba con el ceño fruncido mientras maldecía a cualquiera que se pusiera en su camino; sabía que Guren odiaba el exceso de azúcar en su café y que le gustaba sólo ocasionalmente echarle un toque de leche; sabía que cuando Guren no respondía directamente a sus preguntas significaba que escondía algo; sabía que algunos insultos y comentarios molestos de Guren eran aplicados por éste para esconder la pena que le daría admitir sus verdaderos sentimientos.

Incluso sabía su mayor debilidad, esa debilidad tenía cinco letras: curry.

Ese plato de comida era capaz de hacer que Ichinose hiciera lo que sea. Shinya agradecía ser un experto preparando curry, había aprendido a hacer ese plato con frecuencia desde que se enteró años atrás de cuánto le gustaba a Guren comer eso.

Esa tarde en el apartamento del de ojos violetas, Shinya se contentaba comiendo con Guren y con el pequeño Yuu el curry que él mismo preparó. Hiiragi agradecía que los dos azabaches amaban el mismo plato de comida, los dos tenían los ojos iluminados mientras comían con ganas.

—C... cocinas muy b... bien, S... Shinya —balbuceaba Yuu con la boca llena. Sus grandes ojos verdes brillaban tanto que Shinya quería tomarle una foto al adorable infante.

—Me alegra que te guste, Yuu-chan~

Definitivamente, el de ojos azulados no entendía del todo la emoción de esos dos chicos de cabello oscuro que morían por comer curry todo el tiempo. Shinya en realidad prefería el sabor dulce que se abría paso en su boca cuando comía sus preciadas tostadas con mermelada, eso significaba todo para su persona. Pero qué iba a saber él, todos tenían gustos diferentes al fin y al cabo. No le molestaba comer curry si eso hacía feliz al chico que quería.

¿Cómo le iba a disgustar si se enamoraba más y más de esa intensa mirada violeta...?

Aunque, esa mirada violeta justo ahora lo miraba con una evidente expresión de irritación y, debajo de ello, también se presentaba una ligera incomodidad.

—No me mires, imbécil. Tu cara me molesta.

Ah, qué lindo es él, pensó el de cabello blanco. Cuánto quería Shinya a Guren, le parecía adorable el hombre de pelo oscuro incluso cuando lo insultaba. Quizás eso sonara un poco masoquista, pero no podía evitar ser cautivado por Ichinose en todos los aspectos.

¿Así de absurdo era estar enamorado?

—Vamos, Guren, sé que no piensas eso —se quejó Shinya sin evitar su sonrisa coqueta mientras apoyaba la mejilla en su mano—. Sé que quieres decir que la comida que preparé está muy deliciosa, pero no quieres admitirlo por pena. No seas tímido~

—¡¿Quién está siendo tímido?! —exclamó el de tez bronceada con una expresión molesta. El pequeño Yuu estaba tan concentrado en su querido curry que no le prestó atención a la pelea de adultos—. No me molestes.

—Siempre reaccionas así ante leves provocaciones, ah... Qué lindo eres cuando te comportas como un niño~

Después de insultos de parte de Ichinose mientras comía enfurruñado, Shinya pensó que tal vez debería limitar un poco sus bromas porque un día de estos posiblemente Guren lo mataría de verdad si seguía así. Pensaba vagamente en eso cuando se quedó algo estático escuchando unas palabras en voz baja de parte del de ojos violáceos:

—La comida te quedó deliciosa.

¿Estaba escuchando bien? El albino levemente empezó a sonreír, pero escondió su sonrisa con su mano mientras veía a un Guren avergonzado con la mirada fija en su plato. Definitivamente esas cosas eran imposibles de olvidar para Shinya.

—Gracias.

Una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora