CAPITULO 4

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Imbécil. Eres un imbécil Harry. Se dijo a sí mismo y miro por un momento la hora en su móvil. Seis y diez.

Suspiro y guardo el pequeño aparato. No podía creer que en verdad hiciera esto. Pasar un mes en la cama de... ¿un extraño? No. Extraño, no. De un conocido -y también un viejo amor- que no ve en cinco años. Bufo por lo bajo y rodo los ojos en tan solo pensarlo. No podía tener una simple razón por la cual hiciera esto. Oh, claro por supuesto. Aquella mirada triste y desesperada de su padre le había roto el corazón. 

No podía dejar que un hombre le arruinara su vida o la suya.

Durante toda su adolescencia había querido obtener la más mínima atención de Louis Tomilson. Y luego de cinco años él le ofrecía acostarse con el por un mes entero. Su adolescente interior debía de estar feliz por el simple hecho que al fin la encontrara deseable. En cambio, Harry estaba chispeante de rabia. Se rió en sus adentros recordando todo lo que había intentado en aquellos años. Había probado de todo para llamar su atención, desde insinuársele con la ropa muy llamativa, hasta andar por su casa en un pequeño boxer. 

Sacudió su cabeza y se burlo de sí mismo. Era el típico adolescente enamorado.

Dejo su mirada fija en la ventana y observo como avanzaba por el camino. Doncaster era pintoresco y alegre. Harry lo había visitado en varias oportunidades y se conocía gran parte de aquel lugar. Pero mientras avanzaba cada vez más y más en aquella carretera vieja. Dudaba de conocerla por completamente.

-¿Usted será el nuevo asistente del Señor Tomilson? –aquella voz serena le saco de sus pensamiento. 

Levanto la mirada y observo al hombre canoso conduciendo. ¿Asistente? Pero por supuesto, el no podía estar diciéndole a sus empleados que pasaría un mes acostándose con un hombre en fin que no chantajeara a su padre. Se aclaro la garganta y lo miro por el retrovisor.

-Sí, pero solo estaré por un tiempo –contesto suavemente. El hombre asintió y siguió conduciendo con su mirada fija en el camino. Lo miro por el retrovisor y achico sus ojos.

-Me parece conocido. ¿Lo he visto en alguna parte?

Lo que faltaba, que terminara reconociéndolo y llamara algunos medios de comunicación para decirles que Harry se encontraba en Doncaster. Como si no fuera poco aguantarse todos aquellos flashes en sus conciertos.

-No creo –sonrió y volvió a clavar su mirada en el camino.

Los minutos siguieron transcurriendo y Harry observaba como pasaba los arboles y letreros a medida que avanzaban. Agrando sus ojos para poder ver una inmensa casa blanca que se veía al final del camino. 

Aquella casa era dos veces más grande que la suya y era absolutamente hermosa. Tenía el diseño de una mansión francesa y estaba extrañamente alejada de todo.

De lejos se podía observar cómo le rodeaban muchos árboles como una especia de cerca. 

Su corazón de acelero al ver como el hombre canoso cruzaba hacia la izquierda y se acercaba a aquella casa.

Cuando el coche se detuvo al frente de la casa, Harry casi creyó morir. Era enorme. Casi se sentía intimidada por su tamaño. Vio como el hombre rodeaba el coche y abría su puerta para que saliera. Le ofreció su mano y con una cálida sonrisa la acepto.

-Joven Styles, ¿no? –lo miro esperando a que le corrigiera. Harry asintió- Bienvenido a la mansión Tomlinson –le sonrió.


Su mirada paseo por los cuidadísimos jardines de aquella casa. Si es así como se le podía llamar por su increíble tamaño. Apostaba a que todo el terreno costaba unos 4 millones de dólares. Casi el triple de lo que podía ganar el haciendo una gira. Observo la cantidad de árboles y arbustos que rodeaban aquella gran "casa" haciendo como una barrera.

El viejo conductor saco sus maletas del coche y le acompaño hasta la puerta. Cuando iba a agarrar sus maletas, la puerta se abrió. Arqueo una fina ceja al ver otro hombre, vestido de traje, saliendo. Este se acerco a el y cogió su maleta, sin esbozar una sonrisa o mueca. Nada.

-Joven Styles, le llevare sus maletas a su habitación -dicho eso desapareció de nuevo en la casa.

Harry se sentía abrumado al entrar. Si por fuera parecía sumamente grande, en el interior lo era aun más. No podía creer lo que veía, sin duda que vivir en un lugar así le intimidaría.

Observo curiosa la decoración del vestíbulo, todo tenía cierta elegancia en cada detalle.
¿Como una persona con una profesión de científico podría tener una mansión de ese tamaño?
Llegaba a pensar que Louis tenía un trabajo oculto como traficante de drogas.

Rió por lo bajo por el pensamiento.

-Joven Styles -llamo el hombro canoso. El se giro hacia el hombre.

-Por favor, llámeme Harry, no me gusta mucho las formalidades -le explico el rizado dándole una cálida sonrisa.

-¿Quisiera usted que le enseñe el lugar o prefiere hacerlo usted mismo?

-Lo hare solo, gracias. Pero ando cansado por el viaje -hizo una mueca. El asintió y sonrió levemente.

-Vale, si tiene hambre la cocina esta a la izquierda del pasillo -le dijo señalándole con sus dedos- La cocinera, que es mi esposa, normalmente se va a las seis y punto, pero siempre quedan sobras de las comidas así que la cocina está abierta a las veinticuatro horas.

A pesar de no haber comido nada durante el avión, exceptuando una bolsa de frutas secas, no tenía hambre. Se sentía lo suficientemente nervioso como para comer. Harry asintió y el viejo hombre se despidió de el con otra de sus amables y suaves sonrisas. Suspiro y pensó en lo que haría. Creía que por lo menos Louis lo recibiría, como sería lo mas lógico, pero en cambio Harry estaba parado en medio del elegante vestíbulo observando los cuadros y adornos.

A continuación, Harry reprimió una risa al ver al hombre con traje dirigirse hacia el con un exagerado y refinado caminar. Se comenzaba a preguntar si esto era la casa de un simple hombre y no de un príncipe o algo por el estilo.

-Sígame, le mostrare su habitación -hizo una señal para que le siguiera y Harry casi tuvo que correr para alcanzarlo. Lo siguió por un largo pasillo. Parecía que no tendría fin. El hombre se detuvo al frente del umbral de una puerta y entro. Harry contuvo su mandíbula para que no cayera al suelo al ver su habitación.

-Si necesita algo solo avíseme -hizo algo entre una mueca extraña y una sonrisa, luego salió.

Harry cerró la puerta y silbo por lo bajo al observar mejor la habitación. Tenía el tamaño de un departamento de una sola persona. Era lo suficientemente grande como para entrar unas 30 personas. Diviso sus maletas en una esquina de la habitación y encima de la cama yacía una caja azul.

El arqueo una ceja y se acerco hasta la caja, era para el.

Con cuidado y curiosidad abrió la caja para encontrarse una hoja de papel doblada y un objeto envuelto. Harry desdoblo la hoja para ver que era un mensaje de Louis.



«Bienvenido, mon cher.

Me alegra que hayas decidido salvarle el pellejo a tu viejo padre y aventurarte en pasar un mes conmigo. Eres un hombre muy inteligente. Sinceramente es un placer, en muchas formas.

Tal vez no nos veremos mucho por el día ya que normalmente trabajo, pero por la noche te aseguro que nos veremos, y mucho...

Te diré algunas reglas para que puedas pasar este mes. Primero, no puedes utilizar tu móvil para llamar a tu padre, amigos o a cualquier otra persona. Segundo, no podrás salir a la ciudad al menos que te acompañe yo mismo. Y por último, como había dicho antes, tienes que cumplir tu mes entero, nada de largarte antes. Un trato es un trato. Espero que tu lo cumplas, así tu también disfrutaras de este mes. Aunque dudo que no lo hagas...

P.D: En la caja hay otra cosa que quisiera que vieras, te aseguro que te gustara.
Louis. »

Harry arrugo rápidamente el papel y lo tiro contra la pared con fuerzas. El muy imbécil lo iba a tratar como si fuese un esclavo, no le dejaría utilizar su móvil, no podría salir si quería, estaría como un esclavo. Como su esclavo. Era un absoluto idiota, en aquellos momentos el simplemente quería salir de aquel lugar y volver a Londres. Todos los planes que tenia para sus vacaciones terminaron en la basura y ahora estaba allí. En una mansión de Doncaster, esperando, para que lo utilizara como juguete.

Maldijo en voz alta y se sentó en la cama. ¿Ahora que tenía que hacer? ¿Esperar a que se hiciera de noche para que se acostara con el? Dios santo, en serio que estaba loco. A veces dudaba de su inteligencia. Una persona inteligente no haría esto... ¿O sí? 

Estaba seguro que no volvería a dirigirle la palabra a su padre después de esto. Se suponía que un verdadero padre no ofrecía su hijo para que no lo chantajeara. Se rió al pensar que Dave lo trataría como un hijo alguna vez, solo intentaba controlarlo como si tuviese aun dieciséis. Observo la caja abierta y saco lo que había adentro. Sabía que era algo liviano, como tela y le dio curiosidad ver que era.
Puso una mano en su estomago cuando este gruño reclamando comida.

Tal vez después de todos debería pasarse por la cocina a comer algún bocadillo. Dejo a un lado el envoltorio. Salió de su habitación y se dirigió a la cocina. Como se lo imaginaba aquella cocina era el sueño perfecto de cualquier chef. Un delicioso olor se apodero de las fosas nasales de Harry haciéndolo suspirar. Una señora mayor estaba guardando algunos platos y se giro para verlo. Le sonrió, formándose algunas suaves arrugas por sus ojos.

-Hola, cariño. Debes de ser Harry, ¿cierto? -el asintió- Me llamo Diana. Mi esposo me dijo que te guardara algunas de mis magdalenas de chocolate. -se acerco hasta el microondas y saco una pequeña bandeja con algunas magdalenas sobre ella. La boca de Harry se hizo agua al percibir su exquisito olor. Sin duda que le vendría bien probar una. Estiro su mano y agarro una, a continuación le dio un mordisco. 

Cerró sus ojos por el sabor celestial de la magdalena. Dios, esa mujer sí que sabía cocinar.

-¡Están deliciosas!

-Gracias -le sonrió y se quito el delantal- Me tengo que ir. Nos veremos mañana, cariño -dicho eso, salió.

Termino de comer su magdalena y cogió otra para comérsela en su habitación. Al sentarse en la cama volvió a ver el envoltorio a un lado y decidió abrirlo. Sus ojos se abrieron al ver lo que contenía

UN MES DE PLACER (Larry Stylinson) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora