Golpeé fuertemente la puerta del baño del apartamento de Thom por décima vez. Theresa había regresado hoy de sus días libres por navidad, exactamente hace una hora. Hora en la que se había metido al baño hace una hora exactamente.
—Necesito entrar, lo que sea que estés haciendo allí adentro, ¿puedes solo apurarte?—le grité.
—No seas impaciente—me respondió.
Era malo que solo haya un baño en el apartamento, a este punto iba a tener que ir al lugar de los vecinos y rogarles que me dejen entrar, porque estaba a punto de explotar. Golpeé más fuerte, debatiéndome entre derrumbar la puerta, en ese instante Theresa salió totalmente arreglada.
Era como si no hubiera estado en un vuelo de horas hace un rato, del extremo del país al otro. Su vestido plateado le cubría el trasero con las justas, y sus enormes tacones la hacían ver más estilizada y alta de lo que era. Su rostro estaba de maquillaje, su cutis estaba perfecto y su cabello completamente arreglado, con ondas en las puntas y suelto.
— ¿Tú también vas a salir hoy?—pregunta, totalmente sonriente.
Me sentía intimidad a, yo también llevaba un vestido, pero no lo llevaba tan bien como ella lo hacía.
Entré en el baño, el cual estaba hecho un desastre. Sí, bueno, a Thom no le gustaría esto. Él no es un maniático de la limpieza pero esto era el colmo, el maquillaje de Theresa estaba sobre el aparador del lavamanos todo esparcido.
Era una pequeña niña comprada con ella, y eso me hacía sentir mal. Traté de arreglar mi cabello, y me coloqué algo de mascara y delineador en los ojos, para después terminar con un brillo labial rojo sobre los labios.
El timbre sonó, guardé todas las cosas donde estaban y salí del baño. Corrí hacia la puerta de entrada, mientras Thom y Justin salían de sus habitaciones al mismo tiempo, bueno Thom de la de Carisa ya que actualmente no tenía una propia.
Apenas abrí la puerta y ya tenía unos brazos rodeándome fuertemente, estrechándome hasta no poder más. Sabía quién era con solo oler ese perfume dulce y suave al mismo tiempo. Esta chica enorme, tan alta como una jirafa, bueno tal vez yo era la enana, era mi mejor amiga.
—Te he extrañado tanto, bebé. —se rió, me libró del agarre y me miro a los ojos. Una lágrima estaba rodando por su mejilla.
—Yo también. —le respondí.
—Hola Loxy—saludó Tyler desde la entrada examinando el departamento.
Viré mis ojos y le di un golpe en su hombro haciéndolo reír fuertemente. Se acercó a mí y me dio un fugaz beso en mi mejilla y un rápido abrazo.
Estaba a punto de cerrar la puerta, cuando Kendall me empujó, alejándome de ella. Negó con la cabeza y sonrió.
—Puede ser que traje algunas personas conmigo, no lo sé—sonrió enormemente, haciendo fruncir el ceño realmente confundida.
—Ven aquí grandulón. —gritó estirando su cuello fuera del departamento.
Me estaba preguntando si no era una de sus bromas, pero lo supe cuando volví a levantar la mirada en dirección a la puerta. Ese grandulón era la persona que menos esperaba ver hoy.
Corrí hacia él, saltando cuando estuve cerca de él, haciéndome quedar colgada de su cuello, abrazándolo fuertemente, él me estaba cargando devolviéndome el abrazo, sus brazos rodeando mi cintura.
— ¿Qué haces aquí?—grité, estaba punto de volverme loca.
Zack rió y me bajé de sus brazos, sin poder soltarlo aun. Mi brazo seguía rodeando su cintura igual que en la mía.
— ¿No me quieres aquí?—preguntó, depositando un dulce beso en mi mejilla.
— ¿Quieres que salté encima de ti como si se tratase de una taza de chocolate en invierno o qué?—preguntó Tyler, haciéndonos regir a todos.
—Me refiero que, ¿Por qué no me avisaste? ¿Viniste con ellos?—le pregunté.
—Estamos haciendo un tipo de reencuentro, los gemelos están a punto de llegar—mi rostro se iluminó nuevamente. —Vamos a tener una fiesta de año nuevo.
Miré al fondo de la habitación, y me sentí avergonzada y mal conmigo mismo. Me solté del agarre de Zack y fui hacia donde estaba Thom, con una sonrisa en sus labios. Lo jalé del brazo arrastrándolo hasta la entrada. Kendall me guiñó un ojo apenas lo vio.
—Chicos, este es Thomas. —Thom me había dicho que no le gustaba que lo llamaran “Thom” salvó una persona, y ya sabemos de quien se trata—Vamos juntos a la universidad, es una excelente persona y es mi mejor amigo, hasta más que eso y es ahora parte de nuestro grupo.
—Hola chicos—saludó Thom con una sonrisa amigable.
—Hola a ti. —Le respondió el saludo Kendall. — ¿Está pasando algo entre ustedes o…
Ambos negamos con la cabeza automáticamente, haciendo que los tres se rieran.
—¿Qué estudias?—le preguntó Tyler sonriéndole.
—Música—respondió el orgulloso.
—Sabe tocar la guitarra como nadie, oye Zack, ¿tú tocas la guitarra también verdad?
Él se rió y asintió con la cabeza.
—Podrían tocar juntos.—propuse.
—Sabes que no me gusta perder, así que si toca como un inferno mejor que yo, que es muy probable, adviértemelo ahora.
Todos nos reímos.
—¿A dónde irán esta noche?—preguntó Justin, uniéndose a nuestra conversación.
Se formó un silencio incomodo, todas las miradas estaban sobre mí. Kendall estaba realmente confundida por la reciente aparición de Justin.
Sí…tenía mucho que explicarle.
—Hay una fiesta por año nuevo en un hotel—le respondí tratando sonar natural.
—¿Podemos ir con ustedes?—pregunta.
—¿”Podemos”?—lo interroga Tyler, fulminándolo con la mirada.
Sí, ellos seguían teniendo malentendidos entre ellos. Zack estaba haciendo algo más que fulminarlo con la mirada, como si estuviera dispuesta a hacerlo pedazos en este instante, estaba preguntándome si todos aquí no estaban a punto de asesinarlo. Kendall no miraba como si fuera a sacar sus garras en este instante, y no necesariamente las que acababan de recibir manicure, y atacar.
Noche de fiesta… ¿todos juntos?...ya no sonaba tan divertido.
