Ah, como me gusta, como me gusta ser inmadura a proposito.
A proposito, si. Como me gusta.
Podría yo ser ordenada, podría ayudar a mi madre con la casa, a cocinar.
Podría, pero elegí ser inmadura.
Podría esforzarme en la escuela, sacar buenas notas, portarme bien.
Podría, pero elegí ser inmadura.
Podría buscar nuevos amigos, podría socializar y ser abierta de mente más de lo que soy (o mejor dicho, demostrarlo)
Podría, pero elegí ser inmadura; adolescente.
Podría hablar correctamente, parecer más inteligente y ganarme a la gente como me plazca.
Pero elegí ser adolecente; de mente.
¿Que sentido tenía ser tan inteligente, ser tan ordenado, ser tan perfecto si no había nada de lo que yo pudiera disfrutar; de lo absurdo? ¿Donde estaba lo divertido de la adolecencia si era tan adulta de mente, si yo no era absurda? ¿La vida tiene sentido si le das la perfección, si tiene sentido? ¿No era ser estúpido el sentido de la vida? ¿No era ser tan tonto como para disfrutar cada segundo por más estúpido que fuera?
Yo no quería estar condenada en un mundo que no era para mi, que no era maduro. Elegí sabiamente ser inmadura, elegí vivir en una novela, elegí ser estúpida, elegí ser feliz. Me gusta, no elegir es la mejor elección que hice hasta ahora.
O tal vez, me gusta pensar que elegí elegir ser inmadura, aunque realmente lo soy, por elegir pensar aquello.
Entonces simplemente soy inmadura.
No tengo edad ni reglas, no quiero ser alguien, quiero crear ser alguien, creerlo.
Te estoy usando para ser una persona, entonces ¿quien soy ahora?
Me gustaría realmente no saber quien soy; solo, adolescente.
Solo, estúpida.
Solo, un personaje.-A
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White, The Honest.
Short StoryEl honesto blanco, el blanco vacio de la nada, el blanco de mi mente cuando lo escribí. Tal vez blanco. Jamás negro.