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Jungkook

— No — Se negó rotundamente — No pienso hacerlo yo me quedó aquí.

— Oh por Dios, no seas infantil.

— ¡No lo soy! ¡No quiero ir! Tu vas, yo me quedo.

— No me voy a ir sin ti— Me crucé de brazos.

— Pues te quedarás aquí encerrado conmigo, como siempre, ¿por qué tenemos que cambiar eso? — Refunfuñó.

— ¡Porque necesitas que te de el aire! ¡Hace meses que no sales a la calle!

— ¡Y mira qué bien estoy!

— ¡Si estuvieras bien yo no estaría aquí!

Hubo un silencio incómodo. Yoongi estaba en medio de la escalera y yo abajo. Las semanas habían pasado volando y ya hacían dos meses desde mi llegada a la casa. Ahora mismo, estaba intentando que Yoongi saliera a una barbacoa a la que su madre nos había invitado, pero él se negaba rotundamente.

— Vete a la mierda — Me miró con asco y se metió en su habitación dando un portazo.

Suspiré llevándome las manos a la cabeza, justo ahora que empezábamos a llevarnos bien y a hablar más, lo había jodido todo.

— Yoongi... — Subí las escaleras y entré en su habitación.

— ¿Qué no entiendes de qué te vayas a la mierda?— Me respondió cabreado.

— Lo siento.

— Déjame en paz.

— No quiero.

— Infantil.

—No más tú, que no quieres salir ni al jardín.

— Cállate.

— No quiero, venga, vístete, vamos a ir a la casa de tu madre — Insistí.

— No quiero, además, ¿para qué?

— Tu madre lleva sin verte meses y me envía mensajes todos los días, le he prometido que vería a su hijo aunque sea una hora para que te pueda abrazar.

— Pues no quiero — Se cruzó de brazos refunfuñando.

— Mira quién es el infantil ahora — Él bufó y se levantó.

— No pienso ir.

— ¿No? Pues vale, ya verás — Intenté empujarlo para moverlo pero fue en vano. No se movió ni un centímetro — No comes una mierda, pero pesas una tonelada.

— Todo es músculo.

— ¿Ah sí? ¿Y esta tripa que veo de solo pedir pizzas? — sonreí haciéndole cosquillas.

Ahora que a Yoongi se le había quitado el miedo de pedir pizza, lo hacía cada dos por tres, es más en la pizzería al ver su número ya le saludaban de ''señor Min''.

— ¿Pero qué dices?— Se miró a sí mismo en el espejo.

— Lo que oyes.

— Una razón más para no ir a ese sitio, voy a ponerme a dieta.... Y rayos... tengo la cara más grasienta— Se tocó la cara viendo si le había salido algún grano.

— ¿Me estás tomando el pelo?

— No— me miró — Bueno, quizás un poco— Me sonrió burlón.

— Vístete.

— No.

— Vístete.

— No.

drunk; ykDonde viven las historias. Descúbrelo ahora