Capitulo 5

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Me levanté de la cama, cerrando con seguro, cubrí las ventanas y me recosté de nuevo en la cama, lo que dije era verdad, no sabía cómo se suponía que la flauta funcionaba, pero habría que averiguarlo, y no había más forma que tocando una melodía.

Soplé, y no escuche nada, lo hice de nuevo y nada.

—Oh no, la descompuse, soy una tonta —me pegué con la mano en la frente —esta era mi única forma de contactarlo a toda hora

—Y aún lo es —voltee a ver a la ventana aún abierta, ahí estaba sentado Adrien, con su máscara de anoche, con ropas negras menos formales —solo yo puedo escucharla, no te preocupes, no está rota

—Oh... yo... creí que si lo estaba —sonreí y le hice señas de que se acercara —¿qué pasó anoche después de desmayarme?

Se sentó a mi lado en la cama y sonrió.

—La verdad no mucho, te desmayaste y te traje hasta aquí, luego de eso para asegurarme de que estabas bien me quede un rato, y me habría quedado toda la noche de no ser porque alguien entró aquí y me vio, así que salí por esa ventana

—Si, esa última parte ya me la habían dicho hace unos 2 minutos —me reí un poco

—¿Qué es tan gracioso? —me miró confundido

—Que te imaginé como un gato saltando de un balcón para caer en pie en el suelo —me hice aire con las manos —lo siento, ya se que es tonto

Se me acercó y me callé.

—Tonto o no, lo imaginaste tú y por primera vez desde que te conozco, sonreíste francamente —se alejó un poco y su sonrisa se ensanchó —y se perfectamente que todo eso es debido a mí

Era tan raro que me supiera leer tan bien, prácticamente no nos conocíamos, y aún así estábamos entendiéndonos perfectamente, cómo si lleváramos toda la vida de ser amigos.

Con Nath esto no existía, no podíamos vernos a los ojos y decir todo con ellos, no podíamos sentir lo que el otro ni podíamos compartir cosas como la de anoche.

Nath era frío, Adrien lo más cálido del mundo.

Nath era serio y reservado, Adrien gracioso y amigable.

Nath era mi prometido... y Adrien solo un amigo.

—¿Esto es una aventura pasajera? —mire la flauta mientras pronunciaba esas palabras con inmenso dolor, que por una razón desconocida, sentía en mi corazón

—¿Eh? No entiendo

—Adrien, te agradezco todo lo qué haces por mí, pero si esto es solo una ilusión más, no podría...

No tuve tiempo de terminar, sentí que me giraba la cabeza y me besaba en los labios.

—¿Tú crees que yo te quiero para algo de una noche? —sonrió —pequeña tonta, te quiero de verdad ¿no lo entiendes?

Sonreí ampliamente por un momento y luego regrese a la seriedad del asunto.

—Necesito que me prometas algo

—Lo que sea —sonrió y puso por adelantado una mano en su corazón

—Que hagas lo que hagas no te separes de mí, no soportaría que alguien más a quien quiero me deje sola —los ojos amenazaron con dejar salir lágrimas, cosa que claro no deje que pasara

—Jamás princesa —se acercó hasta quedar a milímetros de su cara de la mía —Además, alguien tiene que cuidarte

Me abalancé con tanta fuerza sobre él que terminé encima, besándolo en los labios.

No pensé en nada en ese momento, ni en Nathaniel, ni Alya o Nino, ni siquiera me importó el hecho de que podrían descubrirnos.

Solo pensé que si en realidad este chico me traía loca de los pies a la cabeza.

Mi Enmascarado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora