Mi Enmascarado Amor

Capítulo 18

Al pasar de las semanas el caballero de Alix nos había vigilado, tal y como predije, buscaba cualquier paso en falso, que mencionaran mi nombre real o un momento donde estuviera sola para acercarse, claramente con intenciones de llevarme.

Los vecinos mencionaban rumores sobre la profunda tristeza del Príncipe Nathaniel al no haberse unido en matrimonio con su "amada". No había información más allá de eso.

Por mi lado, algunas noches usaba el poder que me había dado Tikki para ser irreconocible e ir al palacio de Alya, las ganas me consumían en dejarle una nota para que supiera que estaba bien, pero sería demasiado sospechoso que una nota fuera dejada directamente en su habitación sin rastro alguno del remitente.

El propósito de mis visitas era la biblioteca real. Cada uno de los palacios tenía libros de historia de todos los reinos, incluyendo el mío.

Debía encontrar elementos para defender mi postura.

¿Mi plan? Muy por encima de desenmascarar el verdadero tirano que era mi ex prometido quería hacer una jugada arriesgada: Gobernar sin contraer matrimonio, y no sólo eso, sino volver a Adrien mi esposo.

Los matrimonios eran arreglados desde hace siglos, y había una ley que prohibía a un miembro de la familia real que se desposara con un plebeyo, ya que nuestra sangre debía ser pura. Sin embargo, recordaba que hace años en una de mis visitas curiosas a la biblioteca encontré un libro con los escritos de la primera reina, la Reina Clarisse. En ese libro ella describía su matrimonio con el amor de su vida, su amigo de toda la vida y maestro de modales -que era un par de años mayor que ella-. Él no venía de una familia adinerada ni mucho menos de realeza, se habían casado meramente por amor.

Sus descendientes -cuatro hijos varones y una mujer- fueron tomando el trono en cada uno de los reinos que iban conquistando, exceptuando a la Princesa Leonor, quien fue parte de un matrimonio arreglado con el gobernante de esa tierra en busca de una alianza.

Según decían nuestros libros Leonor fue la más feliz en su matrimonio, dando un único descendiente, el Príncipe Heredero Maxwell, para después morir de una causa desconocida. Con lo que el mundo no contaba era que Leonor había tomado el diario de su madre antes de desposarse, siguiendo sus pasos escribiendo sobre su vida, el maltrato que sufría a manos de su esposo, y los constantes abusos por su desesperación de tener un heredero. La Reina había perdido al primero de sus hijos por los golpes, al tiempo fue abusada nuevamente y quedó embarazada de su heredero. Leonor amaba a su hijo, en las páginas describía el amor inmediato que tuvo con él, por ese motivo aprovechó cada momento que pasó con su bebé antes de que su marido cumpliera su amenaza: Una vez que tuviera un heredero varón y terminara el plazo de amamantarlo, la mataría.

Su ultima anotación fue el día de su muerte, tenía miedo, pero no por ella, finalmente sería libre de su cautiverio, sino por su hijo, del padre que iba a tener, y esperaba que no fuera igual a él. Su arrepentimiento más grande fue no haber tenido un amor tan grande y hermoso como el de sus padres, pese a que si se había enamorado, pero el deber y alianza habían impuesto sobre su amor.

Finalmente. la noche anterior encontré el diario.

Lo que no sabía es que había alguien más que lo había leído y escrito en sus páginas.

Kim.

No había tenido el valor para leer, así fuera bueno o malo me daba un poco de miedo.

Sin embargo, en cuanto Adrien se quedó dormido salí un momento y encendí una lámpara.

—Bien... leamos

Suspiré y pasé las páginas hasta que el nombre y letra del difunto Príncipe se hizo aparición.

"Estaba leyendo esto y parece que nuestra historia como nación no tuvo un comienzo muy bueno, seguramente estarían complacidos de saber sobre mi felicidad.

Ella tiene nombre, es Marinette Dupaing Cheng, mi princesa, la mujer que espero sea mi futura esposa."

Las lágrimas empezaban a salir de mis ojos, Kim había escrito sobre mí.

"Hoy le planeo una sorpresa, algo que nunca esperaría, le pediré matrimonio en el lugar donde nos conocimos, el anillo es precioso pero simple, solo tiene una flor de cerezo en el centro. Mis padres están complacidos con mi elección, aunque creo que somos de las pocas familias que aún vemos primero a la persona luego el estatus social, ella también es así.

Y hablando de ella, aprovechando que tengo unos días antes de partir a nuestra colina voy a escribir sobre por qué estoy perdidamente enamorado de ella.

Es genial, su sonrisa es lo que me da más felicidad en este mundo, ilumina mi día más gris, su voz me transporta a una burbuja donde solo existimos nosotros dos. Al estar con Mari no pienso en nada más que no sea pasar el resto de mi vida a su lado, no como Reyes, sino como marido y mujer, tener una familia también. Estoy enamorado de Marinette porque es mi alma gemela, no podría estar con alguien que no sea ella."

Mis mejillas estaban empapadas, pasé la página y había una estructura de carta, dirigida a mí.

"Querida Marinette.

Hoy parto hacia nuestro lugar, recordando desde ese momento donde ambos leíamos el mismo libro hasta la última vez que hablé contigo.

Tengo algo que confesar, y no sé si algún día leas esto, pero si lo haces, significa que estoy muerto.

Un par de días atrás vino el Príncipe Nathaniel del reino vecino, el cual como ambos sabemos está en la ruina, yo creí al igua que mis padres que venía en son de paz, buscando ayuda política y económica para mantenerse. Pero Nathaniel tenía otras intenciones.

En un momento del día me propuso tener una conversación mientras los Reyes estaban en la oficina de mi padre, acepté, entonces me amenazó, me dijo que eres la única Princesa Heredera que tiene la capacidad económica para salvarlo, que debía abandonarte o me mataría.

Ojalá hubieras escuchado su voz, era de terror, está tan concentrado en su egoísmo y conservar el poder que podría matar a alguien para conseguirlo."

Entonces recordé las palabras que Nathaniel me había dicho en mi habitación cuando encontré a Adrien tendido en el piso.

—Solo lo que he estado haciendo desde hace mucho Marinette... Quitar la basura del camino

No podía ser...