Capitulo 9

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—¿Es necesario que el vestido sea tan escotado? —miré mi vestido, que me ajustaba como una segunda piel, era estilo sirena y estaba descubierto de los hombros —¡Alya no estoy segura de esto!

Tenía un espejo a mi lado de cuerpo completo, pero me rehusaba a mirarme, estos vestidos no eran lo mío en definitiva.

—¡¿Quieres impresionar a tu chico o no?!

—¡Claro que quiero... pero esto es excesivo! —y en realidad si era llegar a un extremo, me gustaba el color, pero no que enseñara tanto —¡¿al menos usaré algún suéter?!

—¡Obviamente tonta, solo llevo un día de casada y no quiero que me robes el marido! —Alya puso una mano en la esquina del divisor de cuarto que me cubría de su vista —vamos niña déjame verte

Tome un largo suspiro y corrí el divisor de flores de cerezo por ella.

Mire al suelo, mientras me alisaba un poco el vestido, pues me sentía aún más incómoda con Alya mirando.

—Te queda perfecto Mari, enserio, si le gustabas antes a ese chico, ahora va a caer rendido a tus pies

Levante la vista y me pasé mi cabello de un lado, comencé a peinármelo por las manos.

—Ey, tranquila, estarás bien —Alya tomó mis dos manos y la mire sonriente —tu solo bajarás ahí y serás tú misma, si te sirve de algo, solo imagina que no tienes puesto ese vestido, sino otro más cómodo

—Bien, pero dame algo para cubrirme o te juro que te mato

Mi mejor amiga comenzó a reírse de mi petición, pero aun así, tomo un chal de un gancho que había en la pared y me lo puso encima.

—Perfecta, ahora bajemos rápido que tu enamorado y mi marido ya deben estar esperándonos

—No es mi enamorado... creo —dije a un volumen tan bajo para que nadie más que yo pudiera entenderme

Caminamos unos pasos por el pasillo y nos encontramos con Alix.

—Su Majestad —Alix hizo una reverencia —su Alteza

—Alix, no hacen falta formalidades estúpidas, somos amigas ¿no? —le levanté la cabeza y ambas sonreímos —Y las amigas no siguen las formalidades que dicta un pedazo de papel

Se enderezó.

—Marinette, sabes que enfrente del público debo seguir esas formalidades, aunque a ninguna le guste

—Pero aquí no hay nadie

—Alguien podría estar mirando sin que nos demos cuenta Su... es decir, Alya

Las tres seguimos nuestro camino, pues vimos a un mayordomo que se acercaba a la alcoba de las hermanas de Alya, eran las estrellas de la fiesta y aún no estaban listas, me recordaban a su hermana cuando éramos adolescentes.

Bajamos las escaleras sin hacer mucho escándalo, aunque eso no significa que nadie se halla dado cuenta de mi vestido, en especial Nino, con quien fuimos primero.

—Mari... ¿y ese vestido? Nunca te lo había visto

—Lo tenía al fondo de su closet, no puedo creer que no uses lo que te regale en Navidad el año pasado —Alya regresó su atención a su esposo —tiene una cita para el baile, y le dije que tenía que impresionarlo

—No es al único al que impresionó —mi mejor amiga le dio un codazo —¿que? No me dirás que no la pusiste muy llamativa —Alya se cruzó de brazos —no soy el único, mira a los demás chicos en esta habitación, todos la voltean a ver de vez en cuando... aunque para mi tu luces mejor, sin ofender Mari

—No me ofende, y acéptalo Alya, se te pasó la mano esta vez, Nino tiene razón, muchos están volteando a verme

—Ese era el plan boba, ademas, creo que ya vi a tu enamorado, llegará a ti en 3... 2... 1

Mi Enmascarado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora