Capitulo 16

84 8 0
                                    

Sentía los pies pesados, en cuanto pudimos nos detuvimos a acampar, me senté contra el tronco de un árbol y Adrien fue a buscar una fuente de agua ya que nuestra cantimplora estaba casi vacía.

Después de un rato decidí cortarme el cabello con la navaja de mi acompañante, si alguien llegaba a buscarnos sería más fácil esconder mi verdadera identidad con otro peinado. Aproveché mi privacidad para ponerme una playera y unos pantalones que seguramente pertenecían a la madre de Adrien, estos me quedaban un poco grandes pero pude resolverlo con unos cuantos dobleces.

—¿Creíste que escaparías?

Me giré abruptamente en búsqueda del dueño de esa voz.

—¿Quién está ahí? —volví a tomar la navaja y apunté enfrente mío

—Eres una tonta —Nathaniel apareció entre las sombras, la pequeña fogata alumbró su rostro maléfico —Vendrás conmigo Princesa, es tu destino

Di un paso enfrente pero aún mantenía gran distancia entre nosotros.

—Nunca iré contigo, jamás seré tuya

—¿Estás segura? —se quitó los guantes y chasqueó los dedos —Creo que puedo hacerte cambiar de opinión

Un guardia apareció con Adrien atado de manos y amordazado, tenía moretones en la cara y el labio roto.

—Adrien...

—Lo dejaré libre, pero deberás casarte conmigo, darme un heredero y renunciar a tu ridículo amorío con este sirviente —los ojos esmeraldas de Adrien reflejaban angustia —O puede morir ahora en medio del bosque y nadie lo recordará

—Déjalo... Por favor —las lágrimas inundaban mis ojos —Sólo déjame despedirme

Asintió. Solté la navaja corriendo hacia el chico rubio a mi derecha, le quité la mordaza de la boca y junté su frente con la mía pidiendo disculpas con los ojos cerrados.

—Perdóname, esto es mi culpa, no deberías haberme conocido...

—Marinette, basta, detente... Yo te amo, esto no es ningún error —me besó —Un día estaremos juntos, y entonces yo...

Su voz se vio interrumpida y un segundo después cayó al suelo con un cuchillo en la espalda.

—¡No, Adrien! —me arrodillé tomando su cabeza entre mis manos —¡Despierta, por favor! ¡No, no, no! Adrien...

Desperté sobresaltada en la cama en medio de gritos. Unas manos acunaban mi cara devolviéndome a la paz.

—Fue una pesadilla, no fue real, respira, shh... —sus dedos me quitaron el cabello de la cara con suavidad —Estoy aquí, siempre estaré aquí

Lo abracé con todas mis fuerzas, en este punto el era lo primero de mi lista que me mantenía cuerda. Habían pasado algunos días desde mi supuesta desaparición, en cuanto las aguas se calmaron un poco en el pueblo regresamos y nos quedamos en casa de los padres de Adrien, solamente hasta que pudiéramos pagar una casa solos.

Su familia era de panaderos cosa que me fascinó, adoraba la repostería y había aprendido unas cuantas cosas gracias a Luka y a mis platicas con la servidumbre de palacio.

Una vez estuve calmada nos levantamos y vestimos para trabajar, oculté mi cabello corto hasta la barbilla con una mascada y me puse un vestido que Emilie había confeccionado para mi.

—¿Podré acompañarte? —suspiré —Mientras más siga oculta mas crecerá mi miedo a que me encuentre; no seré muy visible, lo prometo

Adrien me miró con duda, después asintió y me abrazó por la espalda.

—Deberás mantener un bajo perfil, y recuerda, nada de cortesías reales

Asentí sonriendo de dicha, iba a conocer el pueblo, su ciudad y su mundo, el mundo que a pesar de verlo todos los días a través de las ventanas de la panadería no me era suficiente.

Salimos de la habitación y escuchamos a un hombre hablando con Emilie en la tienda que quedaba pasando otra puerta.

—Lo siento señor, aquí no está su princesa, solo somos mi hijo, su prometida, mi esposo y yo en esta casa

—Si no es mucha molestia ¿podríamos hablar con su hijo y prometida? Ofreceremos una suma de dinero si tiene información o si la entrega

Los nervios comenzaban a calarme los huesos, mis manos temblaban, no podía volver a palacio, ya sabía lo que me esperaba. Una boda y probablemente después de tener un hijo... la muerte.

Adrien me hizo un ademán para mantener silencio y fingir enfrente del guardia. Tenía un punto, nunca dudarían de una feliz pareja de aldeanos que no tuvieran nada que esconder. Tomados de la mano atravesamos la puerta que nos separaba del enemigo.

—Buenos días madre —Adrien la besó en la mejilla —Buenos días caballero

El guardia dirigió sus ojos a mí, reuniendo valor logre sonreír con naturalidad y saludarlo como si fuera un amigo.

—Buen día —me acerqué al horno y saqué el pan que ya estaba listo desde ayer y comencé a ponerlo en su lugar —¿Quiere uno señor?

Me impresionaba mi actuación, de verdad parecía que yo era una amable campesina.

—No gracias, deseaba tener una charla con ustedes jovencitos, me han enviado en nombre de la capitana Alix por la desaparición de la Princesa Marinette —tomó mi mano por encima del mostrador —Y usted tiene gran parecido...

—Es muy amable caballero —retire mi mano y Adrien me abrazo por detrás —Pero no puedo ser su princesa perdida, soy una campesina

—¿Puede descubrirse la cabeza por favor? —ahora su tono era serio

Hice lo que me pidió con lentitud, quité la tela color caqui de mi cabeza y me peiné con los dedos.

—¿Y sus padres? —miró alrededor —Entiendo que esté comprometida pero eso no explica porque vive con su novio sin estar en sagrado matrimonio

—Ellos... —los nervios en mi me hicieron llorar —Ellos...

Tenía miedo, este hombre no se iba a detener hasta hacerme soltar la verdad, y yo estaba apunto de meterme en la boca del lobo y soltarlo todo.

Mi Enmascarado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora