Capitulo 17

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—Murieron cuando era una niña —volteé a mirar a Adrien a los ojos —Ella fue traída aquí como esclava y cuando la conocí me dije que no podía trabajar como sirvienta

—Pagamos su liberación y comenzó a ayudarnos con la casa, con el tiempo se enamoró de mi hijo y hasta hace poco la incluimos de lleno en el negocio familiar, después de su compromiso

Emilie estaba seria, ella sabía perfectamente quien era yo y me estaba defendiendo a pesar de la recompensa por información sobre mi paradero o mi entrega.

—Y como puede ver —Adrien alzó mi mano izquierda para mostrársela discretamente al hombre —Sus manos están cuarteadas debido al trabajo y lleva un anillo de madera, algo poco propio de la nobleza ¿no cree?

Comencé a llorar con más fuerza aferrándome a Adrien.

—Debo pedirle que se vaya caballero, a hecho llorar a mi hija —El señor Agreste había entrado a la habitación señalando la puerta

—Lo entiendo, y disculpe señorita...

Susurré recargada en Adrien.

—Brigette, mi nombre es Brigette

El soldado hizo una reverencia y se marchó del local.

—¿Quieren volver a su habitación? —la madre de Adrien puso una mano sobre mi hombro

—No, si me escondo va a sospechar, lo conozco, es el mejor soldado de Alix, no se rendirá, sabe que me parezco y que no es una casualidad, buscará pruebas y fallos hasta que me entregue

—Vamos Mari, salgamos de aquí —Adrien tomó la cesta con pan —Ya volvemos madre

Salimos del local después de que me puse la mascada y nos despedimos de Gabriel.

Dimos el recorrido rutinario de Adrien, al parecer nadie me reconocía, solo hacían cumplidos sobre mi belleza y educación, acompañados de complementos para Adrien quien, según los aldeanos, era afortunado.

—Esta es la última, luego iremos a casa —mencionó Adrien mientras tocaba la puerta de madera

Nos habría una señora poco más grande que la madre de Adrien con quien era exactamente idéntica exceptuando su cabello rubio cenizo y unos ojos verdes casi grises.

—Hola querido —me miró sonriendo —¿Quién es esta bella chica de aquí?

—Tía Amelie, ella es Ma... Brigette —sonreí —Mi prometida

—¡Así que ella es la afortunada! —abrió la puerta completamente con emoción —Pasen por favor, traeré algo de té

Desapareció en un cuarto que debía ser la cocina.

—¿Es normal que te invite té? —susurré

—El té en mi familia es para ocasiones especiales, ya sabes, los tés son... —mordió su labio un momento —Costosos

Me sentí avergonzada, para mí tomar té era algo muy natural, en cada desayuno y cena, si durante el día se me antojaba uno mi mucama Paulie me lo traía enseguida de la cocina. Hasta este punto me seguía sorprendiendo de lo poco que conocía la vida fuera de palacio, por más que me hubiera enfocado gran parte de mi vida en investigar.

—¿Quién es ella? —mencionó una voz detrás de nosotros

Frente a mi de un momento a otro estaba un chico que era muy parecido a Adrien, los mismos rasgos, ojos más afilados y rasgos finos, su cabello rubio medianamente peinado y una mirada fría.

—Ella es Brigette, mi prometida —mi chico me miró sonriendo —Él es mi primo, Félix

—Mucho gusto Félix —estaba a punto de hacer una reverencia, compuse mi gesto fingiendo que me dolía el estómago sin perder mi media sonrisa —Lo siento, creo que tengo un poco de hambre

—Todos aquí pasamos hambre —mi sonrisa desapareció al instante —Aunque algunos más que otros

Pasó su mano detrás de mi oreja y luego frente a mi estaba una galleta, mi estómago si tenía hambre, pero cualquier indicio de duda desapareció al ver su sonrisa, parecía... genuina.

—Gracias... —tomé la galleta y la partí a la mitad —Pero es demasiado para mi sola

Noté el desconcierto en los ojos de Félix, dudando tomó la galleta y asintió en manera de agradecimiento, miré a Adrien y con su mirada llena de amor hizo un ademán para que me comiera la mitad de la galleta.

Negué con la cabeza y volví a partir el postre a la mitad, dejándole la parte más grande, aunque se negó al principio terminó por dejarme ganar.

—Me intriga saber... ¿Cómo se conocieron?

Adrien y yo miramos a su primo con desconcierto, creo que ninguno de los dos se esperaba ese interés de su parte.

—¡Estaba a punto de preguntarles lo mismo!

Los ojos de mi amado me pedían en silencio no decir la mentira que le habíamos dicho a todo el mundo, los amaba demasiado como para decirles tal cosa, pero yo tenía un plan.

—En el palacio —dije, sentenciando un silencio sepulcral entre nosotros

—¿Tú servías en el palacio junto con él?

—Si Amelie...

—Oh, por favor —me interrumpió, tomando mis manos entre las suyas —Dime Tía Am, eres casi de la familia

Asentí sonrojada y continué.

—Bueno, Tía Am... —sonreí, me gustaba esta sensación —Yo servía en el palacio, de una manera diferente a la de Adrien, nos conocimos en el baile de máscaras por la boda de la Reina Alya

—Que romántico ¿No Félix?

—Si, claro ¿Y cuál era tu función en el palacio Brigette?

Su madre le dio un golpe en el hombro.

—Yo...

¿Qué iba a decir? No hay nada para disimular ser de la realeza... ¿Cocinera? No, eso lo hacia Adrien ¿Limpieza? No, eso tampoco...

Bien Marinette, di la verdad.

—No me gusta recordarlo, era como prisionera...

—Oh querida, ignora a mi hijo, a veces hace preguntas de más

Asentí mientras tomaba la taza enfrente mío y daba un largo trago, era delicioso, mejor que el de palacio.

Felix no dejaba de mirarme, sus ojos parecían lanzar rayos en mi dirección; sin embargo el resto de la conversación fue muy animada, a pesar de llevar tiempo fuera de "casa" sentía estos momentos más llenadores que cualquier cosa que hubiera experimentado en todos mis años de vida, era curioso como entre tantas adversidades ellos aún encontraban humildad, compasión, amor, felicidad y sobre todo paz.

Estaba decidida a nunca jamás regresar a mi vida anterior, este era mi hogar.

Para cuando nos despedimos y volvimos a casa ya estaba pensando en un plan para hacer un verdadero cambio en la monarquía, pero necesitaba ir a la biblioteca primero y eso significaría todo un reto, más aún ocultarle todo a mi novio.

Mi Enmascarado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora