Capitulo 11.

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 Capitulo 11. 

____ se dio cuenta de que a Caroline le habría gustado algo más llamativo. Pero a ella no. Para ella era un anillo precioso, uno que ella misma hubiera elegido.

—No es que no me gustara —inventó ella rápidamente—. Es que me parecía demasiado grande, pero lo he arreglado.

Suponiendo que él no pidiera la factura del joyero, su mentira estaba cubierta. Él frunció el ceño, intentando confrontar lo que él recordaba con lo que ella acababa de decir. Después de unos segundos, la miró interrogante.

—Entonces ¿te gusta?

—Es precioso —dijo honestamente. Él se encogió de hombros y movió la cabeza, atribuyendo el cambio de opinión a un capricho.

—Tendré que comprar los pendientes a juego —decidió él con una sonrisa tan encantadora que ____ tuvo que controlarse porque la magia empezaba a tejer de nuevo su red alrededor de los dos. De repente, empezó a sentirse alarmada por aceptar regalos que en realidad no iban dirigidos a ella.

—No tienes por qué hacerlo.

—Lo mejor será que cambiemos de tema o no me dormiré nunca —sugirió él—Cuéntame qué tal el partido. No sabía que te gustara el béisbol.

¿Cómo quería él que pudiera pensar si seguía acariciando su mano de esa forma? Intentó poner un poco de orden en el caos de su cerebro.

—Ha sido estupendo. Intento ir a todos los partidos que puedo. Además hoy nuestro equipo ha ganado y Harry estaba feliz.

La caricia en su mano cesó.

— ¿Harry? —preguntó él bruscamente.____ lo miró. No podía ser, no podía estar celoso. Parecía que sí por la expresión de su cara. Tenía ganas de reírse, pero en lugar de eso se mordió los labios.

—Harry es un amigo —dijo alegremente.

—Eso me ha dicho mi madre.

Esa vez se río con ganas.

— ¡Tenías que verte la cara! Harry es el hijo de mi mejor amiga y tiene seis, no, siete años. El partido ha sido mi regalo. ¿Satisfecho? —bromeó ella.

— ¡Qué bruja eres! —dijo Zayn poniendo cara de enfadado e intentando agarrarla.

—Recuerda que estás enfermo —dijo ella levantando las manos en advertencia.

—Sí, pero no voy a estar siempre en esta cama. ¡Recuérdalo! —amenazó él.

____ sintió un escalofrío de placer recorriendo su espina dorsal.

—Lo recordaré.

La mirada de Zayn prometía venganza.

—La próxima vez que quieras ir a un partido, te llevaré yo.

—Vale —asintió ella bajito.

—Estoy haciendo el ridículo, ¿verdad?

____ sonrió y se inclinó para besarlo suavemente en los labios, apartándose rápidamente para que él no pudiera reaccionar.

—Sí, pero me gusta. Ahora tengo que irme, es muy tarde. Te veré mañana —prometió ella.

—Te estaré esperando. Buenas noches, cariño. Conduce con cuidado.

—Lo haré —prometió ____.

Salió antes de que pudiera encontrar una razón para quedarse .Al final del pasillo, se paró y se apoyó en la pared. Automáticamente se llevó la mano a los labios para comprobar su sensibilidad. Estaba temblando como una hoja, pero consiguió tranquilizarse y recordar todo lo que Zayn había dicho y que había estado a punto de perderse. Si no hubiera dado la vuelta, si no lo hubiera besado, ¡no lo habría sabido nunca! Nunca hubiera sabido que lo que Zayn experimentaba cuando la besaba no lo había experimentado nunca cuando besaba a Caroline. No hubiera sabido que la atracción que sentían como una llama cada vez que estaban juntos no había ocurrido hasta después del accidente. Lo que significaba que lo que sentía lo sentía sólo por ella. Caroline nunca lo había hecho sentir así. Tenía algo que su gemela no tenía. Era por ella por quien se sentía apasionadamente atraído.

¿Qué debía hacer? Su plan había sido contarle la verdad en un par de días, pero ahora no estaba segura. Había un nuevo elemento en la historia, en el que no había pensado. Zayn la deseaba tanto como ella a él y ahora tenía que elegir. Podía decírselo y con toda probabilidad perderlo o no decir nada, perpetuar la mentira y quedarse con él. En cuanto pensó aquello, se sintió mal ¿No era inmoral dejar que pensara que ella era otra persona? Con un gemido de desesperación, se vio forzada a admitir que lo sería. Tendría que decírselo. ¿Quién sabía? Quizá lo que sentía por ella fuera suficientemente fuerte como para olvidar quién era.

____ soltó su lápiz sobre el cuaderno de notas y se enderezó. Al hacerlo miró el reloj de la pared y se quedó sorprendida. Incrédula, comprobó su reloj de pulsera para confirmar que eran casi las siete de la tarde. El trabajo en el Juzgado había terminado pronto, pero había tenido que estudiar otro caso y se había encerrado en la biblioteca después de comer. Había entrado decidida a quedarse largo rato, pero, como siempre, cuanto más leía más tenía que comprobar y, antes de que se diera cuenta, el tiempo había volado. Esa rápida comprobación a su reloj le dijo que llegaba una hora y media tarde a su cita con Zayn y aún tenía que cruzar toda la ciudad.

Llegaría al hospital tardísimo y no sabía de qué humor lo iba a encontrar. Habían pasado diez días desde el accidente. Diez días en los que había pasado la mayor parte de su tiempo libre con Zayn y no le había contado nada sobre Caroline. Cada día iba al hospital decidida a contárselo. Estaba recuperándose bien y ya podría soportar la noticia. Pero cada día lo dejaba para el día siguiente. Ya no tenía ninguna excusa. Sólo que estaba loca por él, enamorándose más y más cada día, tanto que no encontraba valor para contárselo y perderlo. Sabía que era una cobardía, pero no lo podía evitar.

Él era todo lo que ella deseaba en la vida. Soñaba con él, sueños eróticos que, al despertar, la dejaban dolorida y llena de deseo. Pensaba en él todo el tiempo. Ni siquiera su trabajo le hacía olvidarlo del todo. Se encontraba pensando en él en los momentos más inoportunos, perdiéndose en fantasías y perdiendo el hilo de lo que se estaba diciendo. Por fortuna no en el trabajo, pero en todos los demás momentos. Era un caso perdido.

Con un suspiro, ____ cerró el libro, recogió sus cosas y se dirigió al aparcamiento. Al menos no había demasiado tráfico y no tardó mucho en llegar. Por una vez, el ascensor parecía estar esperándola. Entró rápidamente y pulsó el botón de la planta en la que estaba Zayn. Se paró en el umbral de la habitación y, como siempre, cuando vio su imagen se quedó sin aliento. Vestido con un pijama de seda y un batín, tenía un aspecto tentador y sus sentidos se despertaron inmediatamente. Era maravilloso verlo. Hacía que todo lo demás careciera de importancia. Como si sintiera su presencia, Zayn levantó la mirada.

— ¿Dónde demonios te has metido? —preguntó desde su silla al lado de la ventana. Había periódicos y revistas por el suelo, como si fueran los juguetes abandonados de un niño. Ese día iba a comprobar cómo eran sus enfados, pensó ella, tirando el bolso y el abrigo sobre la cama y mirándolo con los brazos cruzados. Tenía el mismo aspecto que un niño gruñón que hubiera estado esperando todo el día el cómic prometido. Pues ella estaba hambrienta y cansada y no pensaba aguantar su malhumor.

—Yo también estoy encantada de verte —respondió ____ dulcemente.

— ¿Qué clase de respuesta es esa? —dijo enfurruñado.

____ lo miró con advertencia, que él por supuesto ignoró.

— ¡La que recibe cualquiera que salude como lo has hecho tú!

Zayn también se cruzó de brazos.

Juego de Gemelas.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora