17; SUNALE

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Hubo que llevar a los heridos de emergencia a Alejandría, allí estaba Alex y tenían los medicamentos y una clínica para poder atenderlos. Hilltop tenía un muro roto, una puerta caída y nada más, ni gente, ni animales.

Apenas verlos llegar, Alexis organizó a la gente y las camillas, había imaginado que volverían en aquél estado y tenía en la clínica nueve colchonetas sobre el suelo además de las tres camas. En una habitación contigua puso a tres mujeres a revisar a todos los que volvían, había que quitarles las ropas, lavarlos y asegurarse que no tuvieran ni siquiera una cortada.

-¿Te revisaron? -preguntó Rovia al ver salir a Maggie de la enfermería. Su preocupación por la mujer era legítima.

-Ni una raspadura -le sonrió ella-, ¿y tú?

-Estoy bien, tanto que hasta Alex se sorprendió-. También sonrió un poco.

-¿Daryl? Él... Dios, vi cómo iba... Negan lo golpeó (con el bate).

-Lucille estaba limpia, Negan no habría ensuciado a su amada por nada del mundo -negó con la cabeza Jesús. Era obvio que hasta él mismo se había sentido aliviado de saberlo-. Tiene la nariz rota, eso sí, y tendrá la cara negra un rato y le duele un costado, pero está bien, está perfecto, está...

-Vivo -sonrió Maggie-. Él siempre, se lo merece, salvó a Rick.

-¿Cómo está Rick?

-Recuperándose.

-Alex me dijo que la flecha entró y salió limpiamente-, Maggie asintió, el problema no era la flecha, era la mano destrozada, Lucille la había besado con tanta fuerza...

-Alex dijo que intentará salvarla -comentó la mujer leyéndole los pensamientos. Al respecto ya no se podía hacer más nada-. Rick ahora descansa, está con Michonne y Carl.

-Tú también deberías descansar un poco. Aaron quiere hacer una junta para el recuento de los daños, pero será en por lo menos cinco horas, para que nos organicemos y descansemos. Hilltop y El Reino se quedan, a estas alturas sería peligroso separarnos, no mientras Negan siga vivo y allá afuera.

-Hablé un poco de eso con Rick cuando entré a verlo, dijo que Alejandría nos recibirá a todos, habrá que acomodarnos...

-Seguro, ha vuelto a ser un sitio seguro.

La gente había reconstruido los muros, altos y fuertes, reforzados en zonas con hasta dos capas de metal y en otras partes incluso se levantaba un refuerzo de tabique y piedra. Las casas intactas eran pocas, pero tampoco había una sola completamente demolida, y eran pequeñas mansiones donde cabrían no menos de nueve personas arracimadas entre cuartos y salas y salones y garajes.

-Hablaré con Daryl más tarde... espero que a ti y a él no les importe recibirme en su casa -siguió Maggie mirando el cielo plomizo de la tarde.

El castaño la miró un instante sin comprender.

-Tu casa y la de Daryl, quiero decir -explicó tras una pausa.

-¿Dices? A Daryl le encantará tenerte de vuelta...

Maggie asintió, antes de tener que irse a Hilltop, antes que Glenn saliera persiguiendo a Daryl, ella y su esposo habían vivido en la mansión junto con Rick y Michonne, Carl y Judith.

-¿Y a ti? Ya me aceptaste una vez en tu remolque, ¿me aceptarás en tu casa? Porque... vas a quedarte, ¿cierto?

-No, yo... Tengo en Hilltop...

Pero en Hilltop no tenía nada, un remolque, algunas pocas cosas, nada.

-Tú nunca has pertenecido a Hilltop, todo el mundo lo dice, tú me lo dijiste un día, no pasas mucho tiempo allí, volvías porque era el único sitio que tenías para regresar, no porque quisieras volver-. Suspiró y miró a los ojos al joven-. Creo que Alejandría es más tu tipo, además, aquí tienes casa y tienes a Daryl, y Daryl no dejará por nada a Rick.

-No sé si Rick me deje quedar, creo que lo mejor sería hablar primero con él antes de pensar en nada-, pero se quería quedar, sí, y Daryl lo había propuesto primero-. Si a ti no te importa que los abandone...

Maggie apretó una sonrisa en los labios y le regaló un beso en la frente. Dijo que iría a descansar un poco en la mansión Monroe y se marchó caminando tranquilamente.

Paul miró alrededor, Alejandría estaba llena de vida, de esperanzas, olía a guerra, sí y a futuro, había gente andando por las calles, repartiendo comida en canastas, había niños tumbados en los jardines y mujeres de pie tendiendo ropas recién lavadas para que más tarde todos pudieran cambiarse; era un sitio atemporal, precioso de una manera de cuento de hadas.

-El edén -se dijo a sí mismo.

Echó a caminar rumbo a "su casa" y pasó frente a la casa de Eric y Aaron, allí estaban los dos, de pie en el portón, conversando con tazas humeantes entre las manos, los miró un momento cuando el pelirrojo acariciaba el rostro de su pareja, los saludó con la mano y ambos lo detuvieron un instante para preguntarle por Daryl. Les respondió lo mismo que a Maggie.

-No sé ustedes -dijo Eric de pronto bajando la mirada-, ya sé que Negan sigue suelto y esto sigue y se alarga, pero me siento mejor. Es egoísta, pero ahora que sé que estamos todos hundidos por lo menos siento que ya no es tan terrible... Me siento como cuando eres estudiante y el maestro te odia, luego tus amigos te defienden y el profesor los odia a todos, pero tú ya te sientes mejor porque no eres el único, ¿me entienden? Es un asco, pero...

-La vida estudiantil siempre me pareció un asco -asintió Aaron y los tres rieron.

El castaño siguió su camino y entró en la casa.

Estaba escombrando un poco pensando en cómo y dónde acomodarían a la gente, cuando la puerta se abrió y entró Daryl, tenía un ojo hinchado, la mitad de la cara negra, una bandita en la nariz y un par de puntadas en el lado derecho de la cabeza donde Lucille le había pegado.

-Quedaste guapo -sonrió Jesús, lleno de cariño.

-No molestes -masculló el mayor mirando a otro lado.

-Lo digo en serio, fue sexy verte pelear a puños con Negan-. Fue a su lado y le tocó con cuidado la hinchazón-. Hablé con Maggie, me pidió... ya sabes, quería saber si la podemos dejar quedarse aquí.

Daryl asintió.

-Le daré el cuarto principal para que se queden ella, Enid y Kal-, Daryl asintió de nuevo.

-¿También Carol?

-Por supuesto. Tú y yo nos acomodamos en el tercer dormitorio, ya cuando todo acabe y puedan regresar a sus casas nos acomodamos debidamente en el cuarto... Pero primero tendremos que hablar de eso con Rick, ¿bien?

Daryl sabía que tenía que hablar con Rick, aunque eso esperaría, su hermano se estaba recuperando de la herida en el pecho y la mano, y aún quedaba un asunto que arreglar con respecto a Negan.

-¿Sabes, Daryl? Estaba pensando, de verdad te quiero, y me gusta este sitio, creo que podría quedarme contigo y en Alejandría el resto de mi vida. Este lugar me huele a...

-Sunale.

-¿Sunale?

-Son una flor, crecen por montones en campiñas por todo Nebraska, sueltan su aroma sólo durante la madrugada y aromatizan los campos por días... Los indios las llamaban sunale, no sé, la palabra significa el mañana, y ellos decían que a eso olía el mañana, a rosas de sunale.

-Alejandría huele a sunale -asintió Rovia-, tienes razón, me gusta ese olor.

-Tú también hueles a sunale... -soltó Daryl-, tal vez... eres tú quien hace que huela así... para mí.

Las mejillas de Rovia se tiñeron de rojo, tuvo ganas de saltarle encima, pero Daryl estaba herido, con todo, se sentía como la primera vez que le gustó un chico. No, era aún mejor, era la primera vez que le gustaba un hombre, en serio, y ese hombre acababa de hacerle un cumplido. Se volvió hacia Daryl para abrazarlo, probablemente, pero el hombretón ya entraba en la cocina quejándose del hambre que tenía.

La Guerra Por El EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora