19: UN CORAZÓN QUE LATE

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-Dixon, Jesús.

La motocicleta estaba recargada contra un muro a medio caer. Estaban cerca de un conducto abandonado a las afueras de una vieja fábrica a medio caer. Era noche cerrada.

Bajo el cielo despejado y fresco, el pelinegro se había recostado entre las piedras mirando el cielo estrellado con Jesús a su lado abrazándolo mientras conversaban de cualquier cosa que parecía importarles, esa fue la escena que vio Di al llegar. Fue incapaz de incomodarse, de hecho, lo primero que pensó al verlos fue en su esposa y la extrañó una vez más. No sabía en dónde estaba ni qué hacía, sólo rogaba al cielo que estuviera sana y salva.

-¿Les parece un buen lugar para estar tonteando?

Pero no habría uno mejor en ninguna otra parte, pensó.

-Estamos aquí por ti -respondió el castaño levantándose un poco, sus cabellos castaños y largos cayeron sobre un hombro, Daryl también se incorporó a medias para mirarlo.

El sitio estaba más cerca de Hilltop que de Alejandría, se suponía que había ido mandado por Negan para echar un vistazo a cómo andaban las cosa en aquél sitio, ahora debía volver por la noche diciendo que se habían regresado todos a Alejandría y si tardó fue porque había ido a comprobarlo. Esa sería la excusa.

-Habla -espetó el mayor.

Dwight se mojó los labios y bajó la mirada, asintiendo. Entonces, acercándose más a ellos y colocándose en cuclillas frente al moreno, les dijo lo que estaba ocurriendo en el Santuario, las cosas volvían a comenzar a moverse luego de que Negan se cansara de lamerse las heridas.

-Está furioso, y eso deberá ser una ventaja. ¿Cómo está Rick?

El hombre de cabellos negros torció la boca y asintió.

-Vivo -tradujo Paul- y recuperándose.

Di suspiró, había temido herirlo en una parte grave, por suerte, seguía teniendo mala puntería, pues en realidad había tratado de apuntar a las costillas.

-Negan hablará con los Carroñeros para que vuelvan a servirle de ejército -contó-. Considerando la unión de las tres comunidades, estarán más o menos por el mismo número de soldados, muy iguales, pero los Carroñeros tienen armas importantes. El asunto no será lo que pase cuando Negan vuelva con ustedes, él cree que Rick está muerto o estará muriendo por la infección. Está obsesionado y quiere su cadáver, se los irá a pedir. Le diré que no lo vi y todos ustedes parecían bastante decaídos, que crea que murió y ustedes ya no saben qué hacer... -Sus ojos se clavaron en los del moreno.

Silencio.

-¿Dónde está lo importante? -inquirió Rovia.

-Eugene me ha estado ayudando a convencer a los obreros del Santuario para tomar el lugar apenas salga Negan por ustedes. Sin tantos Salvadores, con las armas en el centro, el sitio será nuestro aún si Negan regresa, y nos desharemos de los Salvadores que se opongan-, miró el pasto. Negan había perdido oficialmente el Santuario, pero todavía no se enteraba. También había Salvadores que empezaban a estar en contra de Negan y se habían acercado a Dwight por su cuenta para buscar una especie de contrapeso.

Sacó de su chaleco una hoja de libreta y se las entregó. Allí había una ruta marcada hasta una X.

-Negan va a pagarles con el interior completo de Los Surtidos, despensas, carros, armas, todo lo que tenemos allí y que hemos juntado.

Ahora, enloquecido, decía que eran tan pocos que no necesitaban tantas cosas para ellos. Más que comida y agua, carros o medicamentos o armas, Negan veía vital coger a Rick de una vez por todas. Quería su cadáver, exhibirlo en el Santuario, probablemente destrozarlo a batazos, y pagaría lo que fuera a quien fuera con tal de tenerlo, así de fácil.

La Guerra Por El EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora