MULTIMEDIA: HAGRID
¿Lo hacía o no lo hacía? ¡Estaba hecha un lío! Di un paso hacia delante y alcé el puño para tocar aquella puerta de la cabaña que se encontraba al límite del Bosque Prohibido. La verdad es que nunca había hablado personalmente con Hagrid, el guardabosques, pero sentía mucha curiosidad por descubrir el pasado de mi abuelo. Ya que muchos detalles no me dieron. Como Harry tuvo muchos encuentros con Hagrid (y una relación casi familiar) pensé que era buena idea saludarle y darle recuerdos por parte de él. Sin más dilación llamé a la puerta y agudicé el oído para poder oír pasos. Las luces de la cabaña estaban encendidas, pero por el silencio que flotaba en el aire, se podía sospechar que se había ido y había olvidado apagar las luces.
—¿Quién es?— gruñó Hagrid. Podía oír como Fang rasgaba la puerta deseando salir y conocer al nuevo visitante.
—Eh... ¿Señor Hagrid? Soy Ámbar Potter, alumna de primer año de la casa Gryf...—pero me interrumpió al abrir la puerta exageradamente y con una sonrisa.
—¡Estaba esperándote! Por fin vienes a visitarme, no me suele visitar mucha gente.— se emocionó con esto último y cogió un gran pañuelo para sonarse.— Pasa, pasa. He preparado té y pastas.
—Muchas grac...— y de nuevo algo me interrumpió. Fang saltó y me tumbó en el suelo (sobra decir que era casi más grande que yo) y empezó a lamerme toda la cara.— ¡Fang! ¡Para, para!!— trataba de no reírme.
—Le caes bien, al igual que Harry en sus tiempos de Hogwarts, y por supuesto de James, tu padre.—nos dijo con una sonrisa mientras que, con una mirada de ternura, nos contemplaba.—Sin embargo con Albus Severus no se llevaba tan bien.
—¿Por qué?— le pregunté, curiosa. La verdad es que mi padre y mi madre no hablaban mucho de tío Albus.
—Simplemente, este pequeñín de aquí— empezó a acariciar a Fang.— no olía nada bueno en él. Se podría decir que no era un valiente y bondadoso Gryffindor como tu padre. Era un raro y exiliado Slytherin que se pasaba todo el día al lado del sospechado hijo de "el-que-no-debe-ser-nombrado".
—¿Pero realmente era así de malo?—pregunté.
—La verdad es que, cuando la Ministra de Magia (sí, Hermione Granger) confiscó todos los giratiempos, él y Scorpius robaron uno para "salvar" a Cedric Diggory.— respondió mientras echaba el té en dos tazas de procelana bastante frágiles.
—¿Y eso era malo? Lo hicieron por una buena causa...— dije intentando defenderlos.
— La verdad es que no lo hicieron con mala intención... Pero alguien que no debería nombrar, los engañó haciéndose pasar por su amiga. Cuando realmente era la hija de "quien-tú-sabes".— suspiró Hagrid.— Por culpa de eso quedaron atrapados en el pasado y a punto de morir.
—¿Qué ocurrió al final?— me senté en una de las sillas y cogí con cuidado la taza de té caliente.
— Al final, lo único que consiguieron, es mi opinión, claro,— se adelantó a decir.— fue poner en peligro la vida de muchos miembros del Ministerio de Magia.
—Oye, Hagrid...— me atreví a decir.— Mi abuelo me contó que Voldemort....
— ¡Por favor, chiquilla!! El-que-no-debe-ser-nombrado.— me interrumpió y corrigió Hagrid, nervioso.
— Está bien, está bien...— me rectifiqué.— Me contó que El-que-no-debe-ser-nombrado había vuelto a aparecer...
— ¡Por supuesto!— exclamó Hagrid.— Pero eso ya lo sabía yo. ¡Sospechaba que Quien-tu-sabes nunca se rendiría!! Se lo dije miles de veces a Olympe. Le dije: Maxime, querida, aquí no estamos a salvo desde que murió Dumbledore, ve y escóndete junto a Fridwulfa...
— Espera, ¿Fridwulfa?— pregunté extrañada.
— Sí... Mi pequeña hija...— podía notar como Hagrid se sonrojaba.— La verdad es que nunca le he hablado de ella a nadie. Y le puse el nombre de mi madre, que, aunque no fuera muy cariñosa... Le tengo mucho afecto.
—Y, ¿dónde están ahora?— di un sorbo al té, todavía caliente.
— Ellas... Han sido secuestradas por unos mortífagos...— susurró y empezó a llorar.
—¿¡Qué!? Oh, Hagrid...— me acerqué e hice el intento de abrazarlo.— Lo siento mucho... Las vamos a rescatar, te doy mi palabra.
— Gracias, Ámbar...— me miró a los ojos.— Estarán bien, ¿verdad?
— Sí, lo estarán...— lo consolé.— Pero, ¿por qué las han secuestrado los mortífagos?
— Quien-tu-sabes ha vuelto...— dio un largo suspiro de preocupación.— Hace unas cuantas noches vi a la directora Umbridge hablar con alguien... Sospeché que era él, y estaba en lo correcto. Pero fui muy torpe, y pisé una rama... Me oyeron y fueron a por mí, pero me defendí como pude. Pero no se podía decir lo mismo de mi esposa y mi hija, ellas paseaban tranquilas por aquel mismo lugar y las secuestraron...
— ¿Tienes alguna idea de donde están?— le pregunté.
— No, la verdad es que no...— alargó una mano y acarició a Fang.— Pero no tardarán en venir a por mí... Así que es mejor que te vayas, para que no te secuestren por mi culpa a ti también...
— Te ayudaré, Hagrid.— le dije, segura de mí misma.— Todos lo haremos. ¡Somos el segundo ejército de Dumbledore!
— ¿El segundo ejército....— repitió despacio, bastante confuso.— de Dumbledore...?
—Así es.— me dirigí a la puerta.— Te veo mañana y te presento a todo el grupo. Juntos las vamos a liberar, no te preocupes.
— Me recuerdas a Harry cuando estuvo aquí... Hasta luego, Ámbar.— y se despidió de mí con una sonrisa de esperanza.
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Harry Potter (Generación Inventada)
Ciencia FicciónÁmbar Potter es la heredera al apellido Potter. El legendario Harry Potter es su abuelo. Entrará en Hogwarts, la escuela de magia. ¿Qué aventuras les esperará? No se lo pierdan · · · PUESTO #339 EN CIENCIA FICCIÓN. 13/10/17 PUESTO #528 EN CIENCIA FI...