Corazón

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Dos años después.

Yuuri subió los últimos escalones hacia el piso que compartía con su esposo y escucho las risas y los gritos del mayor provenientes del baño, para sus casi tres años los gemelos tenían tanta energía que ni el grandioso Víctor Katsuki podía controlaros, pero sospechaba que las risas tenían una razón especial, ese par habían echo algo de nuevo.

Macachín lo recibió en la puerta de la habitación y camino a su lado mientras pasaba por la recamara y besaba la frente de la pequeña niño en medio de la cama que compartía con su esposo, Haru había nacido en la temporada mas calurosa de Japón, su nacimiento había alegrado a toda la familia una vez mas y los había regresado a las noches en vela, ahora tenían a tres niños preciosos.

Haru había sido una gran sorpresa, no se parecía a ninguno de los dos, tenia el cabello en tonos grises y negros, sus ojos eran de color morado, parecía que había heredado los rasgos de ambos padres combinándolos a la perfección, el negro profundo del cabello de Yuuri paso a negro cenizo y el azul índigo de los ojos de Víctor se había combinado con el café de Yuuri, haciéndolos morados o lilas.

-Ya estoy en casa – saludo Yuuri, al instante los gritos y risas se detuvieron. Las tres personitas en el baño salieron a recibirlo.

-Bienvenido – saludo de regreso Víctor, cansado y mojado, la ropa se le pegaba al cuerpo y dejaba ver su bonito cuerpo.

Vitya estaba empapado, ambos niños estaban ya en bata para ser cambiados pero para lograr tal hazaña su progenitor sacrifico su integridad, le escurría agua de las hebras plateadas, había cortado su cabello hasta los hombros y lo adoraba, la ropa ligera que vestía para dormir estaba mojada y se notaba cansado.

-Entra al baño primero, regreso en unos minutos – le dijo a él mientas se arremangaba las mangas de la camisa y recogía a ambos niños.

-Gracias Yuuri – sonrió agradecido y cuando se giro este con ambos niños soltó ligero – no tardes voy a esperarte.

-No tardo cariño.

Acostar a los gemelos quizá estaba tomando mas tiempo del necesario, ponerles la pijama no era la gran cosa, pero hacerlos dormir era difícil, lo que nunca fallaba era darles sus biberones, pero otra vez no estaba funcionando, estaban intranquilos algo pasaba.

-Pa-pá – dijo Shiro extendiendo sus manos – pa-pá

-¿Qué pasa Shiro, no tienes sueño? – acurruco al menor en sus brazos.

-Ma-má.

-Quieres a mamá, yo también porque no duermes un poco.

-Te dije que no tardaras – escucho las palabras de Víctor – pero han estado muy activos hoy.

Sus hijos eran bastante diferentes, Kuro era mas independiente y no pedía cariño o atención, aun así, ambos lo mimaban igual que a Shiro, este había aprendido a hablar primero, los llamaba y lloraba por atención, casi siempre estaban bien solos, jugando por su lado, pero cuando tenían visitas eran mas bien sociables, el primogénito de Minami venia cada mes y mostraba preferencia por el mayor, de quien no se despegaba en toda la visita, mientras que Shiro recibía las atenciones del menor de los Altin.

Los compromisos desde pequeños no le agradaban a ninguno de los dos pero debían aceptar que ambos eran buenos partidos, cuando cumplieron el año se les realizo el reglamentado examen de genero y descubrieron otra razón del por cual Kuro había escondido a Shiro, al mayor de los hijos era Alfa mientras que el menor era Omega. Aunque gemelos el genero decidiría después el desarrollo de su físico y dejarían de ser idénticos como ahora.

Un corazón. (Victuury, omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora