Recuerdos

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Nuevamente en las tinieblas. Hace un mes que Draco se encuentra inmerso en el bosque prohibido, está, es una de tantas noches en las que vigila en cielo ante cualquier señal de peligro, es una noche silenciosa y despejada, lo que lo lleva a escuchar con mayor intensidad sus pensamientos.

No podía encontrar el momento exacto que lo llevo a estar en esta situación tan miserable, seguramente cuando reparo el armario evanescente o cuando intentó asesinar a Dumbledore o simplemente haber nacido como un Malfoy. ¡Mierda! Su vida había estado llena de tantas decisiones de porquería y ahora a duras penas podía asomar su nariz en todo el fango en el que estaba metido.

Al finalizar la guerra, su familia estaba prácticamente destruida y a pesar que ayudar a Potter y sus estúpidos amigos había servido para librar a su familia de Azcaban; su servicio al señor tenebroso le pasaba factura de manera tétrica, aunque Draco no deseaba pensar los recuerdos lo estaban desbordando.

Su familia busco resguardarse en su casa de vacaciones casi dos semanas después de la batalla de Hogwarts, deseaban mantenerse aislados de las críticas y acoso por parte de Rita Skeeter con sus comentarios envenenados, su familia había sido absuelta y esperaban empezar desde cero; Lucius estaba haciendo algunos arreglos con sus buenos amigos en Noruega para irse a vivir allí un tiempo; tal vez el resto de su vida.

Su casa vacacional era pequeña comparada con la Mansión, era una casa de un sola planta y un ático, en su interior era rustica, con paredes en piedra y grandes pero cómodos muebles en madera, contaba con tres habitaciones, la sala de estar tenía unas paredes de cristal que les permitían ver el exterior del bosque de pinos en el que se encontraban sumergidos, no habia casas a kilómetros de distancia y prácticamente nadie conocía su paradero.

Lucius estaba allí redactando una carta pero ocasionalmente observaba a su bella esposa Narcissa quien estaba en el exterior alimentando una familia de ciervos que pasaba por allí, Draco quien se encontraba en el ático elaborando una poción quedo fascinado al ver cómo su madre con sus finas blancas manos acariciaba a uno de los ciervos más pequeños, sus movimientos eran tan delicados que los animales no se asustaron con su presencia, sin embargo uno de los ciervos mayores levanto sus orejas para agudizar su audición y un momento después emprendió la huida seguido por todos los demás, lo siguiente que el rubio diviso fue una cegadora luz verde y un ruido como de torrente. Cuando se disipo la neblina vio a su madre tendida en el piso, como una preciosa, solitaria y abandonada escultura; Draco reacciono bajando rápidamente la escalera de caracol y diviso a su padre en la sala de estar, levitando en una extraña posición con brazos, piernas y cabeza descolgadas y su cara marcada por una grotesca mueca de agonía y sufrimiento, Draco tomo su varita y apunto.

- Crucio –Se apresuró otra voz a su espalda.

Allí, Draco se elevó igual que su padre quedando cara a cara con él, sintió cómo cada musculo de su cuerpo se desprendía uno de otro, sintió como si sus ojos salieran de sus cuencas y su cerebro estuviera siendo aprisionado por su cráneo, aún así logro observar a uno de los causantes del sufrimiento de su familia mientras sostenía su varita; solo lograba mover sus ojos con inmenso padecimiento y no era agradable imaginar que su padre estaba sintiendo lo mismo que él, luego, unos segundos después los cuales parecieron una eternidad, sintió como el dolor desaparecía y ambos cuerpos daban un golpe seco contra el piso, Draco tuvo solo un segundo para comprender que debía escapar de allí a toda costa. Pensó en un lugar y se apareció allí, rodeado nuevamente de una cegadora luz verde.

No supo porque pensó en el bosque prohibido, desde el momento que tuvo que entrar allí con San Potter pensó en el cómo el peor lugar de la tierra, con todas esas bestias libres por ahí, pero fue el único lugar que creyó seguro para aparecerse; al fin y al cabo ahora él se sentía igual que una criatura miserable . Su cuerpo se encontraba resentido por la maldición, sentía arder cada parte de su cuerpo, pero peor que todo aquello era pensar que continuaba siendo un cobarde, abandonó a su padre, a su madre, sus dos cuerpos allí solitarios sin nadie que los levantara y les hiciera un funeral digno.

Malfoy se sentó sobre unas gruesas raíces que sobresalían del suelo se tomó un momento para sentirse miserable por su perdida, se aovilló contra un tronco y lloro hasta quedarse dormido, desde esa noche no había llorado nunca más la perdida de sus padres y tampoco había pensado en la cabellera rojiza del atacante.

Luna de PlataWhere stories live. Discover now