Oposición

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— ¿Qué mierda estás hablando? — Replicó Ron de manera desafiante entrecerrando sus ojos, miró alrededor suyo tratando de disminuir el volumen de su voz y al verificar que ninguna persona los estaba viendo, continuó. — Ustedes son amigos, son de la misma casa. Tú no eres de fiar.

— ¿Acaso esperas tendernos una trampa? — Intervino George con su cinismo habitual.

— Ustedes no entienden...tengo mis razones. — Theo se revolvió con incomodidad en su silla, se mantenía prácticamente oculto bajo su capa, los miro fríamente a los ojos y les respondió — Aquí no es seguro, los espero en El profetizador estrellado en diez minutos.

Nott dejo algunos Sickles sobre la mesa y se retiró de forma sigilosa, al parecer nadie más se percató de su presencia en el establecimiento a excepción de los Weasley que se miraron rápidamente con el semblante lleno de incógnitas.

— George, ¿crees que sea seguro ir? — Se apresuró a preguntar Ronald con esa expresión de niño asustado que siempre inundaba su rostro cuando la cobardía pasaba por su cabeza.

— No lo sé hermanito... de igual forma creo que no se atrevería a matarnos en un sitio público. — Repuso el gemelo sopesando las opciones, torció su labio inferior por un momento antes de retomar su dialogo. — Sabes que ese lugar queda en el callejón Knockturn, solo se acercan allí fanáticos de las artes oscuras.

— Si, pero crees que... ¿en serio desee acabar con los Malfoy?...es decir no eran muy cercanos, pero tampoco imagino cuáles motivos tendrá para hacer algo contra ellos.

George jugueteo con la espuma de su cerveza, su mirada estaba cargada de nostalgia e indecisión. Esta fue la señal que Ron necesitó para infundirse valentía.

— Vamos. — Le ordenó a George poniéndose de pie, él se engullo su bebida de un solo trago y acompaño a Ron.

Salieron del lugar y George tomó la delantera, nunca habían ido a aquel callejón pero conocían bien su ubicación. Ron actuaba impulsado por la rabia, no le importaba si alguien más los veía o las consecuencias de dar ese primer paso.

George estaba vulnerable, su gemelo siempre tomaba la delantera en todo y él secundaba sus ideas, era un acuerdo tácito entre ellos dos y aunque la gente los adoraba y los creía fabulosos a ambos, George reconocía en el fondo de su alma que su éxito se lo debía a su hermano; en el instante que perdió a Fred, se perdió a sí mismo y no tenía la fuerza necesaria para reconstruirse. Ahora sin él, solo le quedaba refugiarse en su hermano Ron.

Después de dar un par de giros por las calles, identificaron el letrero que indicaba la entrada del extraño lugar. Contaba con una puerta antigua de gruesos listones de madera, y barras metálicas ajustadas con goznes del tamaño de una mano. Ron asumió la delantera, tomó con disimulo su varita empujando la pesada puerta que graznó al toque e ingresó al lugar. Era un bar con un par de mesas rusticas, su interior estaba prácticamente en tinieblas salvo por unas velas flotantes que iluminaban el camino a la barra.

Ambos se abrieron camino entre las sillas dirigiéndose al mostrador, hasta que Ron sintió un leve tirón al lado derecho de su túnica, en una de las mesas se hallaba Nott acompañado por tres copas de hidromiel, con una mano les indico el lugar para que se sentaran notando la tensión en el ambiente.

Ron mantenía el agarre en su varita, miro de reojo a George quien simplemente se desplomó sobre una de las sillas y consumió el trago ofrecido. Ron un poco receloso frunció sus labios y tomo uno de los pesados asientos sentándose erguido y casi en la punta del mismo, la situación lo desconcertaba, no le gustaban las cosas que no eran comprensibles y como siempre, lleno de impaciencia inició la conversación sin ánimo de alargar por más tiempo el encuentro:

Luna de PlataWhere stories live. Discover now