Cambio

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Cambio

Las llamas verdes centellearon contra la plata de sus ojos. Tristes y aburridos ojos grises que veían consumirse a Hermione en el agujero de la chimenea. El ligero movimiento de cabeza por parte de ella, antes de desaparecer por la red flu, pareció suficiente señal en su compromiso de ayudarlo a hallar los cuerpos de sus padres.

Él, no tenía idea por dónde empezar a buscar, pero algo en su interior, una fe que iba en aumento en las habilidades de Hermione, le calmaba, como si el solo hecho que ella ayudara, fuera la solución repentina todas sus dudas e incertidumbres en la situación.

Cuando la última flama se extinguió, Draco, descargó las manos sobre el pantalón de lino negro y echó un vistazo a su alrededor. Necesitaba empezar a ocuparse en algo o las interminables horas del día arrasarían con él.

Un casi inaudible rasguido proveniente del comedor, lo ayudó a recordar su nueva compañía. Benten, picoteaba las muescas de la mesa probablemente con el ánimo de hallar algo de comida. Caminando hacia ella, recordó partes de la charla con Hagrid la noche anterior, lo poco que pudo atender cuando sus ojos nos estaban puestos en Hermione y, entre las recomendaciones del gigante le advertia sobre la necesidad de alimentar al ave cada tres horas.

Levantó al pequeño animal blanco, izando las manos por encima de su cabeza para evitar el hocico de Fang que saltaba esperando darle alcance al plumífero y entre tropezones y empujones, llegó a la cocina que se hallaba repleta de cacharros, sobras de comida y recipientes sucios. Haciendo memoria nunca veía al gigante dedicar algo de tiempo a la limpieza del hogar, lo cual se marcó en una mueca agria en sus afiladas facciones.

Dejando a Benten, seguro, en una alta repisa. Despejó con fastidio una zona del mesón, poniendo unas cosas sobre otras y tomó la lata en la cual bailoteaban varias lombrices entre una minucia de lodo. No le agradaban los insectos, eran repulsivas alimañas que se deslizaban bajo la tierra, entre la oscuridad del subsuelo y emergían del mismo, sólo para incomodar la vista y arruinar el día; pero quería cuidar al ave, nadie más debía ocuparse del cuervo que ahora era su responsabilidad, quería verlo crecer, enseñarle a volar, entrenarlo para que se convirtiera en su ave mensajera y poderle enviar notas a Hermione durante el día cuando no estaba con él.

Su corazón dio un rebote en el pecho, y cayo redondo en el estómago donde despertó unos cuantos insectos, de esos que él tanto odiaba, haciéndole cosquillas en su interior. ¿Conocía la sensación? Por supuesto que sí, años atrás le pareció sentir algo similar por Pansy, pero el agobio de los días al servicio del señor tenebroso le hicieron olvidar las vanalidades de la adolescencia y concentrarse en las premuras de la guerra. Y ahora, esa sensación de vacío alegre en las entrañas volvía a aparecer con la idea de mandarse recados con Hermione. Mientras arrojaba las lombrices en un recipiente y las presionaba con un mortero a modo de puré, se cuestionaba qué hacia ella cuando no estaba con él, se preguntaba si lo extrañaba, si tan siquiera le dedicaba un pensamiento entre los pasillos de Hogwarts. La ropa que llevaba puesta y la comida que le llevaba a diario le respondían que sí, pero lo que más le intrigaba era la forma de los pensamientos de Hermione con respecto a él; deseaba conocer si la idea de él como mortífago aún raptaba sus sueños para convertirlos en pesadillas, si lo veía como el chico malcriado que a veces salía a flote, o si sencillamente le tenía lastima como la bestia que ahora era.

Una bestia. Eso lo resumía y lo complicaba todo a la vez, porque no se sentía como tal, pero tampoco era evitable lo cual condenaba a una larga vida de solitarias transformaciones y una búsqueda constante entre su verdadera valía para no ser simplemente descartado como el licántropo.

Por ello, estaba empecinado en tomar mejores decisiones. Sin saberlo, Hermione, con sus duras palabras había activado el mecanismo exacto para darle un mejor funcionamiento a la motivación de Malfoy, él no era cualquier mago novato que se limitaba a sentir lastima de su situación, era una serpiente, un Slytherin ambicioso, astuto y determinado.

Luna de PlataWhere stories live. Discover now