Capítulo Trece

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Sirius rebuscó con determinación en el armario de pociones, intentando ser lo más silencioso posible, hasta que encontró la poción púrpura que necesitaba. Apretándola en su mano, se deslizó fuera del baño después de cerrar la puerta del gabinete. Caminando hacia la cocina, abrió el armario, sacó dos vasos y vertió tres gotas del trago para dormir en el vaso que tenía a su derecha. Mirando a su alrededor con aparente preocupación, respiró profundamente, luego sacó el whisky del estante y vertió dos medidas generosas en las copas. Iba a ver a Harry, y no quería que Remus lo detuviera o le dijera a Dumbledore. Estaba tan cansado de que le dijeran que no podía ver a Harry, bueno, no más.

Al demonio con todos, era su ahijado. Si alguien tenía derecho a ver a Harry, era él, no Snape, Dumbledore o incluso Poppy. Las excusas fueron ridículas, como si fuera a poner a Harry enfermo. Él estaba bien, solo lo usaban como una excusa para hacerlo callar y que no lo pudiera ver.

El sonido del agua corriendo por las tuberías le dijo que Remus probablemente había salido del baño. Devolviendo la botella de whisky, levantó los dos vasos y se dirigió hacia la sala de estar.

- ¿Beber? ~ Preguntó, ofreciéndole a Remus el vaso en su mano derecha, era la mano con la que siempre daba las cosas. ~

Su rostro no cambió para mostrar su alegría cuando Remus lo tomó. La razón por la que había usado el alcohol era porque algo más débil y la poción habría sido detectada por su compañero hombre lobo.

- ¿Qué pasa?. ~ Preguntó Remus. ~

Dándole a Sirius una mirada especulativa, esto fue lo más largo que se había abstenido de lloriquear en... bueno, desde que habían estado en la oficina del director y le habían dicho que Harry estaba a salvo. La única vez que estuvo callado fue cuando estaba durmiendo, y finalmente le dio a su cabeza la oportunidad de descansar. Estaba en el extremo de su limite tratando de ver todos los lados de está sangrienta situación que rodeaba a Harry y su recuperación.

Entendió a Sirius, entendió lo que le sucedió a Harry, y entendió por qué no podían verlo hasta cierto punto.

- Estoy cansado de pelear. ~ admitió Sirius. ~

Y perder siempre, pensó, pero esta vez no permitiría que le prohibieran nada.

Entraría a ver a Harry, él tenía que saber que estaba allí para él, los demás estaban exagerando sobre la situación. Ya había fallado al no estar allí desde que fue rescatado.

Cómo odiaba a Snape, pensó Sirius, apretando los dientes.

- Entonces no pelees más, solo alégrate de que Harry esté vivo, es más de lo que hemos sabido en los últimos años... ¿No es así?. ~ Remus dijo, viendo a Sirius tragar su bebida y hacer una mueca. ~

- Al principio, sí. ~ Respondió Sirius, realmente estaba diciendo la verdad, cuando escuchó por primera vez, se sintió aliviado de que Harry estuviera vivo y relativamente sano.

Sin embargo no había durado mucho el alivio, el impulso de ver al chico lo había abrumado, y finalmente, por fin iba a verlo. Eso fue, si Remus alguna vez bebió el maldito whisky, hablando de una bebida... él quería otra.

Poniéndose de pie, sosteniendo el vaso, regresó a la cocina y volvió a llenar el vaso. Se sentía culpable por lo que estaba planeando, pero la idea de ver a su ahijado borró todos los sentimientos de culpabilidad.

Él no debería beber, necesitaba una cabeza clara para lo que estaba haciendo, tardíamente se dio cuenta, con ese pensamiento, apartó el vaso de whisky.

Corriendo a través de la puerta de la cocina, Sirius suspiró de alivio, Remus estaba bien, y no se lastimó al caerse del sofá. Los huesos de Remus eran frágiles en esta época del mes, fáciles de dañar o romper. Gruñendo por la tensión, logró que Remus se acomodara cómodamente en el sofá. Sacando su varita, reparo el vaso y lo puso sobre la mesa.

Mi Protector OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora