capítulo diecisiete

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Y entonces... esa es la historia de cómo terminé en la cárcel. —Termino de explicarle al mino que está en mi misma celda, quien parece medio asustado de mi relato.

Estás... estás loca.

—Loca tu vieja, perro conchetumare. —me hacerlo pa' pegarle su buen coscacho pero el culiao se aleja hasta pegarse en la pared.

Yaa, así no' vamo'.

Suelto un bufido de los épicos y camino hasta la rejita que me separa de mi fabulosa libertad, que se encuentra terrible lejos de la comisaría gringa en la que me encerraron por puras weás. Vale terrible pico eta' wea. Me agarro de dos fierros culiaos e intento asomar la caeza' por el espacio que hay entre ellos.

VOY A SALIR DE AQUÍ SI O SI CONCHETUMARE.

Abro los ojos como platos cuando do escucho que mencionan a las bandas de mis washitos [más el Zayatan] en el plasma gigante que tienen, y a gritos perrones les pido que le suban a la weá. Y milagrosamente lo hacen, así que paro la oreja pa sapear.

«así es, Hellen, después de más de seis horas de búsqueda, las bandas están extremadamente preocupadas. No se ha sabido absolutamente nada de Javiera Acevedo, y la última vez que las cámaras de seguridad la captaron fue a la salida del hotel. ¿Debemos preocuparnos o la chica simplemente quería tomar un descanso?»

¡Estoy aquí, me encerraron en esa mierda! ¡Ayuda, me van a violar aquí adentro! —chillo sacudiéndome a lo loco—. Ni pa' las marchas me dejaban tanto tiempo aquí weón. ¡Estoy caga' de hambre y les importa un pico, pacos culiaos me los paseo! ¡Chúpenme la zorra, feos conchetumare! —Me cuelgo a lo mono de los fierros—. ¡Voy a llamar al Farkas y voy a dejar la caga' hermano!

Señorita, ¿puede callarse? —Pregunta uno del weones de traje color pichula de pitufo, harto de mi.

De poder puedo, pero no lo haré hasta que se den cuenta de que yo no debería estar aquí. Tendría que estar tomando un avión de vuelta a la casa de los wandis, con lo' faiso' porque después íbamos a ir a Disney e íbamos a volver antes de la navidad. ¿Y sabe cuándo es Navidad? ¡Cuatro días! ¡No podemos seguir corriendo el vuelo! ¿No le entra esa weá en la caeza'?

El weon suspira agotado, entonces de da la vuelta y habla con otro aweonao. Pongo los ojos en blanco y sigo sacudiendo los fierros, como si así estás weás se aflojaran para poder salir. Entonces el culiao número uno vuelve hacia mi.

¿Usted dice conocer a las bandas One Direction y 5 Seconds Of Summer, cierto? —Asiento con la jeta—. Y cuando la ingresamos dijo que su nombre es Javiera Acevedo, ¿es la Javiera que ellos están buscando?

—No, weón, soy la modelo. —Pongo los ojos en blanco—. ¡Claro que sí!

Bien, estamos trabajando para comprobar eso. Mientras tanto, tiene derecho a una llamada con tiempo limitado, acompáñeme por favor. —Abre la reja.

En un movimiento rápido, me giro a weón que sigue acurrucado en un rinconcito del oscuro lugar y le hago unos hoyuos mientras saco la lengua. Uno, do', tre' ¡te paseo!; uno, do', tre' ¡con mi washa!

Camino detrás ser weón por un pasillo terrible largo hasta llegar a una pieza terrible grande y vacía. ¿Me va a violar? Conchetumare, toi' obliga' a sacarle la chucha como al Ashton cuando nos conocimos –todavía no se entera de lo que hice jiji–. Me alejo del paco gringo pa' prevenir y el señala el teléfono enano que está colgao' en una de la paredes. Asiento ye cerco con duda.

Calmao', no me sé el número de ni uno de los weones, y me quitaron mi teléfono. Ctmareeee.

Eh... no me sé el número de nadie que no sea de Chile —murnuró riendo con nervios—. Dudo que eso funcione.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2017 ⏰

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una chilena en 5sos [corrigiendo capítulos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora