capítulo tres

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Luego de un rato, volvió a mirar el póster por unos segundos antes de volverse hacia mi.

—Te shippeo con Luke —dice de pronto.

¿Quien chucha?

—Eh... ¿es el morenito? —sonrío con inocencia.

La weona rompe en una carcajada, seguramente pensando que la estoy agarrando pal' webeo, pero cuando cacha que no es broma detiene su risa de golpe. Alza una ceja, abre la boca pa' decir algo, y finalmente me da un wate.

—Espera, ¿vai' a vivir con ellos, ser parte de su banda, pero no te sabi' ni sus nombres? —Me alzo de hombros.

—¿Que wea queriai' que hiciera? Si tampoco sabía que existían hasta hace... ¿cuanto? ¿dos meses?

—No me sorprende —pone los ojos en blanco y va hacia su velador a sacar un cuaderno entero obeso, lleno de papeles, post–it y hojas de revistas—. Bueno, has llegado al lugar correcto para aprender, porque yo, Macarena Agurto, estoy aquí para enseñarte la mejor materia del mundo: Historia... —Abro los ojos como platos y comienzo a negar con la cabeza, algo aterrada—, de 5 seconds of summer.

Fiu, eso estuvo muy cerca.

—Pero primero, profe, vamos a comer —paso mis manos por mi guatita—. ¡A que no adivinas que me hizo de comer mi mami! Unos exquisitos panes con apariencia, y posible sabor, de piedra con un delicioso jugo de naranja, ya sabes, el que hicimos hace cuatro meses pal' cumple' de Matías.

—¿Me webiai'? —comenzó a reír.

Oh, hija de la muy...

Me toma de la muñeca antes de poder terminar mi agradable insulto y me arrastra fpuera de su pieza, en dirección a las escaleras. Ella bajó tranquilamente, escalón por escalón, mientras yo rodaba delante de ella como barril de un juego.

—¡Por la conchetumare, si no es en mi casa es aquí, weón! —A duras penas, me siento en el suelo para amarrarme los cordones.

—¡Vocabulario, Javiera! —gritó mi mami dos desde algún lugar de la casa.

Y no, la Macarena aún no dejaba de reírse.

Con mirada molesta me cuelgo de su pierna y me apoyo con toda la fuerza posible de ella para ponerme de pie. La tomó de la chaqueta, me sacudió bien sacudía, y me impulso hacia arriba provocando que las dos caigamos de bruces, ella encima mío.

¡NO RESPIRO!

Comienzo a toser a lo loco mientras la empujó y me pongo de pie de un puto salto, como si nada me hubiera pasado, y sigo tosiendo con las manos apoyadas en las rodillas. ¿Que le dan de comer a esta weona? ¿Cemento?

Cómo puedo, la saco de encima mío y comienzo a jadear con desesperación en busca de aire. No me wei' po', ahora puedo decir que me aplastó un rinoceronte.

—Ya, culia exagera' —ríep tomándome de la mano para pararme.

—¿A vo' te cayeron mil kilos arriba? No po'.

—Una palabra más y te quedai' sin comida.

Inmediatamente me detengo y me pongo de pie como si nada para ir saltando a la cocina. Me la juego por mi comidita, ¿cachai'? Obvio. Escuchó la risa nada fina de mi amiga y ruedo los ojos antes de abrir el refrigerador. A ver, a ver, ¿que hay aquí?

Queso, chancho, paté, un pollo, una olla, un condón morao', unos huevos... ESPERA.

¿Un condón?

—¿Qué chucha? —doy un paso atrás. La Macarena pone cara de asusta'.

—¡No me quedaban bolsitas para los cubos!

una chilena en 5sos [corrigiendo capítulos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora