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Foreman se quedó mirando a House mientras entraba en la sala de diagnóstico por segunda vez en el día.

En su rostro podía verse el rastro de una sonrisa, que a medida que avanzaba hacia el interior de la sala acababa por extinguirse.

Foreman se preguntó cual era la causa de aquella pequeña señal de felicidad. Después, supuso que se debía a alguna travesura y desechó la idea.

- Bueno, ¿ cómo va el enfermito ?

La diversión que House aún conservaba de la jugarreta que le había hecho a Wilson se desvaneció en cuanto Taud contestó a la pregunta.

- El paciente ha intentado suicidarse... por segunda vez.

House se quedó callado y alzó una ceja, sin saber qué decir.

- Interesante.

Amber rodó los ojos.

- ¿ Es que digamos lo que digamos siempre contestarás "interesante" ?

- ¿ Es que siempre que abres la boca demostrarás que hice bien en llamarte "zorra implacable" ? - contraatacó él.

La chica rubia apretó la mandíbula y se obstuvo a contestar mientras que Kutner miraba la situación con una sonrisilla oculta, divertido porque alguien le minara la moral a aquella chica tan estresante.

- Bueno, ¿ y qué hacemos ? - preguntó Trece, que parecía ser la única que se preocupaba por la paciente, además de Taud.

- ¿ Ideas ?

Trece miró a sus compañeros y se encogió de hombros.

- Con dolor general y fuertes jaquecas... podría ser cualquier cosa - contestó.

- Cualquier cosa no. Un resfriado no te duele hasta el punto de querer suicidarte - dijo Kutner con un tono de burla.

- ¡ Bien ! - exclamó House, rodando los ojos- Al menos ya sabemos que no es un resfriado, gracias Kutner.

El joven doctor lo miró sin intención de protestar e ignoró aquella respuesta, tan del estilo de su jefe.

- Vamos chicos, necesito algo - les animó House - cualquier cosa vale, no despediré a nadie.

- ¿ Por qué no empezamos con una resonancia ? - sugirió Amber - total, dice que le duele la cabeza.  Que yo sepa, en la cabeza está el cerebro.

House la miró y dió gracias por tenerla. Puede que fuera manipuladora y egoísta, pero tenía todas las papeletas para convertirse en una gran doctora.

- Zorra implacable, estás al mando.

Amber esbozó una expresión felina y de poder absoluto, y salió de la sala con los demás a sus espaldas en dirección a la habitación del paciente y, posteriormente, al piso de radiología.

Mientras llegaban a la sala, Trece maldijo para sí misma que Amber hubiera acertado. De nuevo. Bastante subidita estaba ya como para que cada vez que acertara se le subiera el ego a la cabeza.

- Intente no moverse, solo será un momento - le dijo Kutner al paciente antes de volver a la sala contigua con sus compañeros.

Los cuatro, Kutner, Taud, Trece y Amber - Foreman había desaparecido por el camino- esperaron impacientes a que la prueba se realizara, y viajaron con el paciente y estas de vuelta al piso de arriba.

Mientras se dirigían al despacho de House, se fueron quitando las pruebas unos a otros, pero para cuando abrieron la puerta todos llegaron a la misma conclusión.

- La RM está limpia- informó Taud.

House los miró a todos y asintió, dejando de lanzar su pelota hacia arriba y depositándola sobre la mesa.

- De acuerdo. Y si no está en el cerebro... - dejó la frase inconclusa con la esperanza de que sus doctores la acabaran.

- Significa que son los nervios los que fallan o algo pasa que no vemos en la RM.

House reconoció la voz y miró a Kutner.

- Me lo hubiera esperado de "zorra implacable", pero sí. Cuando vuelva quiero más noticias.

Foreman entró en la sala a la vez que House se iba.

- ¿ Y ?

- Cerebro o nervios.

- Vamos allá.

Se pasaron la próxima hora debatiendo, sobre porqué podía ser una cosa y porqué no otra.

- Hipernatremia - dijo Trece decidida.

-  No causa migrañas tan fuertes como para querer morir - replicó Taud en obviedad.

- La Hipernatremia no, pero el desequilibrio electrolítico con un nivel alto de sodio es una de las causas de la epilepsia - apoyó Amber a Trece, y la última la miró sorprendida.

- Que se manifiesta en forma de dolorosas cefaleas - terminó Kutner sonriendo - y algunas de esas sí que son para morirse.

Taud no supo qué más replicar y se miraron unos a otros.

- ¡ Buen argumento !

Los doctores pegaron un respingo cuando la voz de House provino de su mesa sin que él estuviera allí presente.

- ¿ Has puesto un micro en tu despacho ? - preguntó Trece incrédula.

- Sí, pero eso no es lo importante - House sonrió desde donde estaba (tirado en la sala de enfermeras) - Averiguad si el paciente ha tenido crisis epilépticas o desmayos en los últimos años.

Y con aquello cerró la comunicación y continuó viendo su programa favorito en la televisión.

Ah, eso era vida.

Solo un pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora