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El timbre sonó y House abrió la puerta.

Aquella vez no habían salido juntos del trabajo, ya que Wilson había ido a su piso a por ropa para el fin de semana antes de tener que ir a la mañana siguiente.

- Hola - saludó tímidamente. Aún no acababa de acostumbrarse a aquello.

- Pasa - lo invitó House, dejándole entrar - dame eso.

Wilson observó con una amplia sonrisa cómo house se llevaba su mochila con las cosas hacia el dormitorio. Siempre había pensado que House era más de lo que mostraba, pero aún así su amabilidad lo deslumbraba.

- ¿ Has traído algo de comer ? - preguntó desde la habitación.

- ¡ No - respondió Wilson a gritos- pero puedo cocinar algo si quieres !

- ¡ Vale !

Así, mientras House acomodaba sus cosas, Wilson se dirigió hacia la cocina y comenzó a preparar la cena. Hizo algo sencillo, pero riquísimo ; Tallarines con queso y tomate.

Pronto el olor de la pasta se extendió por la casa, hasta llegar a House.

Huele de maravilla , pensó con un hambre voraz.

Se dirigió a la cocima y observó como Wilson sacaba dos platos y los llenaba hasta arriba. Tenían una pinta...

House no sabía en qué centrar su atención, si en Wilson o en la pasta.

Se acercó a él, poniéndose a su espalda y lo abrazó desde atrás. No estaba solo.

Wilson sonrió ante el gesto y acarició las manos de House, que se cruzaban sobre su estómago.

- Gracias.

- ¿ Por qué ? - preguntó dándose la vuelta.

House lo miró a los ojos.

- Por perdonarme, por seguir aquí.

Wilson sonrió.

- No me he ido en años, no voy a irme ahora.

El castaño observó sus increíbles ojos azules, y paseó la vista por sus labios. Quería besarle.

Tomó su rostro entre sus manos y se acercó para besarle, estirándose para llegar a su altura.

House le devolvió el beso con suavidad. Era diferente a otros besos que habían tenido, pero también le gustaba.

Sus manos se aferraron a la cintura de Wilson, y éste se pegó a él. El solo contacto de sus cuerpos unidos hizo que la temperatura subiera rápidamente, y el beso se volvió más y más apasionado.

House abandonó sus labios y beso la mandíbula de Wilson hasta llegar a su cuello. Allí se entretuvo un rato, succionando y lamiendo a su gusto.

- House - Gimió Wilson, echando la cabeza hacia atrás - La comida va a enfriarse...

Pero no le hizo caso.

- Greg, no he hecho la comida para tirarla a la basura - protestó, en medio de la excitación que sentía.

Finalmente, House se separó con un suspiro.

- Vaya aguafiestas - se quejó, lamiéndose los labios y soltándolo.

- Podrías habérmelo dicho antes de prepararla- se excusó él.

- Claro, Wilson, la próxima vez te daré un horario y fechas exactas para cuando lo tenga planeado - respondió con sarcasmo, sentándose en el taburete.

Wilson negó con la cabeza, divertido, y puso los dos platos encima de la mesa.

- No te lloriquees tanto - le dijo, acercándose a él, y susurró - Después podemos hacerlo todo lo que quieras.

Solo un pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora