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Wilson trabajaba hasta el último momento encerrado en su despacho.

Quizás a él los días se les hicieran largos, pero lo cierto es que muchos -por no decir todos- sus pacientes estarían plenamente agradecidos de poder contar tan solo con las horas que a él parecían sobrarle.

Sin embargo, poniéndole empeño o no, los ojos se le cerraban constantemente y le dificultaban acabar con su tarea.

Solo un segundo, se dijo mientras dejaba que se cerraran al completo. Solo un segundo.

Wilson acabó rendido encima de los papeles, y el sueño le venció.

De modo que cuando House entró en su despacho con ganas de irse, se encontró con que su mejor amigo se había quedado dormido encima del escritorio.

Con una pequeña sonrisa inconsciente se acercó a él y sacudió su hombro con suavidad, al contrario de lo que cualquier persona habría esperado de él.

- Wilson - lo llamó - Es hora de irse.

Éste se movió apenas unos centímetros y alzó la cabeza somnoliento.

- Me he quedado dormido verdad - dijo, más como afirmación que como pregunta.

- Sí - asintió House - Anda, dame las llaves.

Wilson lo miró dudoso.

- Yo conduzco, estas demasiado cansado. Puedes dormir en el coche - se ofreció.

Ahora estaba sorprendido. ¿ Es que House estaba siendo amable con él ?

- No quiero pegármela por el camino - añadió, al ver que Wilson se le había quedado mirando.

Éste sonrió entre el sueño y asintió.

- De acuerdo, tú conduces.

Dicho aquello le lanzó las llaves y ambos se encaminaron hacia fuera del hospital, el oncólogo arrastrando levemente los pies por el camino.

- ¿ Vas a dejar tu moto aquí ? - preguntó con un bostezo mientras abría la puerta del copiloto.

- No hay más remedio - se encogió de hombros, subiéndose al asiento del conductor y colocando las manos sobre el volante - Mañana tendrás que llevarme al trabajo.

Wilson asintió y sin decir nada más se subió al coche y se agazapó en el asiento, apoyando la cabeza en él en dirección a la ventana.

Contempló, medio despierto medio dormido, a la ciudad pasar por ella, a gran velocidad, hasta que llegaron a una calle que reconocería con los ojos cerrados.

En aquella misma calle, en el portal del edificio al que ahora se dirigían, su tercera mujer le había dejado definitivamente.
Cualquiera pensaría que después de sus tres matrimonios estaría cansado y desesperanzado, pero Wilson estaba seguro que si volvía a conocer a alguien que mereciera la pena no dudaría en entregarse a fondo de nuevo. Él era así, igual que House nunca lo haría aunque conociera a la chica de sus sueños.

- ¿ En qué piensas, bella durmiente ? - le dijo House aguantando la puerta de su apartamento en su espera - ¿ Quieres pasar de una vez ?

Wilson no se molestó en dar una respuesta verbal y caminó hacia el interior, dejando caer su maletín por el camino. Llego a su dormitorio, se quitó la ropa y se puso un chandal holgado lentamente.

- Duerme donde quieras, buenas noches - consiguió decir antes de tirarse sobre la cama y quedarse con la mente en blanco. Dios, sí que estaba cansado.

House observó todo el proceso y asintió aún sabiendo que él no le veía. Soltó su bastón a un lado de la habitación y se quitó la camisa que llevaba, tumbándose al lado de su amigo.

Para cuando la cabeza de  House tocó la almohada, Wilson ya llevaba tiempo dormido.

Solo un pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora