5 *HOT

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House golpeó con impaciencia la puerta del piso de su compañero una y otra vez, hasta que finalmente se escuchó un "¡Ya voy por Dios !" y tuvo finalmente a su colega delante de sus ojos.

- Mira que eres pesado - masculló Wilson haciendose a un lado para dejarlo pasar.

House entró en su hogar y se dió media vuelta mientras seguía caminando hacia la cocina.

- No seas quejica, sabes que te encanto - replicó guiñándole el ojo exageradamente, lo que arrancó una sonrisa a Wilson.
Había tenido un día deprimente, y los comentarios de House, extrañamente, le hacían bien.

Lo observó dar vueltas por la cocina a sus anchas, apoyado en la puerta de ésta. House había estado tantas veces en su piso que se manejaba allí como si fuera uno más.

- ¿ Qué estás haciendo ?

House lo miró mientras abría un cajón y sacaba un gran bol para dos personas.

- Que estamos haciendo - contestó recalcando la segunda palabra - Yo estoy sacando las cosas, tu vas a hacer las palomitas.

Wilson asintió sin protestar, que House ayudara aunque fuera en eso ya era algo.

Con las palomitas terminándose de hacer, Wilson le preguntó :

- ¿ Y qué tienes pensado ?

- ¿ Peli ? - sugirió esperanzado.

- Por mi bien. Métete en mi ordenador y busca en Netflix, pero que no sea de espíritus y esas cosas, ¿ sí ?

- Eres un gallina, Wilson - le molestó House y él rodó los ojos - pero de todas formas no me refería a ese tipo de películas.

Wilson despegó los ojos de la sartén crepitante y los fijó en House.

- ¿ Quieres ver una porno ? - preguntó desconcertado.
No es que no hubieran visto una juntos antes, pero aquellos eran otros tiempos. Tiempos de universitarios, cuando tenían las hormonas mas salidillas.

House no contestó porque no hacía falta, pero se esforzó en poner su mejor cara de cachorrito para Wilson.

Su amigo miró sus ojos increíblemente azules y tragó saliva. Sabía que estaba perdido.

- De acuerdo - cedió al fin.

House esbozó una enorme sonrisa y se abalanzó sobre él, dándole un abrazo rápido.

- Por eso te quiero tanto.

Y con aquello se dirigió al salón para preparar la televisión, dejando a Wilson levemente sonrojado junto a las palomitas.

El castaño suspiró, y vertió en el bol las palomitas recien hechas. El calor que producía el fuego tampoco lo ayudaron a hacer que su sonrojo desapareciera.

Con ellas en la mano y parado frente a la puerta del salón, Wilson tomó una profunda bocanada de aire. Aquella iba a ser una noche muuy larga.

- ¿ Has elegido ya ? - preguntó depositando las palomitas en la mesilla.

- Todo preparado - respondió House más entusiasmado que un niño en navidad, palmeando un sitio a su lado.

Wilson observó la esperanza de acabar en otro sillón desaparecerse y se sentó en el sofá de dos plazas a su lado, procurando apoyarse en el lado contrario a su amigo.

- Empecemos - anunció House, estirándose y pulsando el botón del play.

House apagó las luces y la película empezó.

Solo un pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora