Después de la tormenta

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A la mañana siguiente, todo transcurría tranquilo, no paraba de llover, así que los reyes se quedaron dentro del castillo. Caspian y Edmund jugaron una partida de ajedrez, mientras que Peter y Susan se encontraban en la biblioteca leyendo un libro juntos. A Lucy se le ocurrió ayudar en la cocina a preparar chocolate caliente para todos.

La paz reinaba a lo largo y ancho de toda Narnia. Aquella paz que brotaba en el ambiente, todos podían sonreír ampliamente gracias al descanso que les otorgó esta en sus corazones. Teniendo una vez más a su reino de vuelta, a sus pacíficas vidas de las que disfrutaban al máximo. ¿Quién no desearía algo como aquello? Oportunidades como esas, son muy pocas en la vida. Y siempre hay que aprovecharlas. Sobretodo, cuando sus reyes de antaño están con ellos. Demostrándoles que tienen el poder de protegerlos, que son dignos la corona. Que son los reyes de Narnia.

Y aunque el día eclipsara la belleza del reino en un día soleado. La señal de que después de la tormenta viene la calma, era aquella. Y una sonrisa es inevitable que se forme en los labios de todos.

Cuando la lluvia cesó, Peter y Susan decidieron salir a cabalgar. Edmund fue a buscar a Ana, que se encontraba en el jardín.

- Buenos días Ana - la saludó Edmund -, ¿cómo estas?

- Buenos días, su majestad - dijo Ana dando una reverencia -. Muy bien. ¿Y ústed?

- Me siento muy bien - expresó Edmund sonriente - Pero no me llames ''su majestad'', dime Edmund.

- Me costará, pero lo intenteré... Edmund - dijo Ana tímidamente.

- Vine porque quería devolverte el colgante que me prestaste - comentó Edmund con timidez.

''Edmund, que estaba en su habitación, se encontraba listo para partir a la guerra. De repente, tocan su puerta. El joven rey pensó que era uno de sus hermanos, pero se sorprendió al ver que la persona que llamaba a su puerta era Ana.

- ¿Qué sucede, Ana? - preguntó Edmund preocupado por la repentina aparición de Ana.

- Sólo vine a desearle buena suerte - dijo tímidamente Ana mientras sacaba un colgante de oro con un dije en forma de león -. Este colgante me lo dio mi madre, y siempre me ha ayudado en los momentos díficiles. Así que me gustaría que lo tuviera, especialemente hoy, para que lo proteja.

- Muchas gracias Ana - expresó alegremente Edmund al ver que ella se preocupaba por él, mientras se ponía el colgante -. No te preocupes, todo estará bien. Y te prometó que no lo perderé.

Esto hacía sentir a Edmund, que tal vez algún día podrían conocerse mejor. Y poder así descubrir que es lo que verdaderamente siente hacia ella. Nunca había estado enamorado, así que no sabía muy bien si lo que siente por ella es amor o simplemente un cariño de amigos. Admite que desde que la vio, se sintió cautivado por su belleza. Pero en el amor, no hay que fijarse sólo en la belleza, sino en el corazón y en los sentimientos.'' - recordó Edmund.

- Gracias por cuidarlo - dijo sonriente Ana e hizo sonrojar a Edmund -. Me alegro que todos regresaran sanos y salvos.

- Fue duro. Pero al final gracias la ayuda de Lucy y Aslan lo conseguimos - comentó Edmund -. Bueno, cambiando de tema. ¿Te gustaría ir a dar un paseo conmigo?

- Será todo un honor - expresó sonriente Ana.

~~~

Por una parte Lucy al ver que sus tres hermanos estaban ocupados con cuestiones amorosas. Decidió ir a cabalgar con Trumpkin y Reepicheep, aprovechando que aún no se habían ido a Cair Paravel.

Por otra parte, Caspian se encontraba en el estudio revisando unos documentos, mirando el número de bajas y los recursos que tienen. Quería que todo estuviera en orden después de lo que habían vivido últimamente. Además, era una forma de mantenerse ocupado para evitar pensar en la relación entre Peter y Susan. Después de las palabras de Aslan, su corazón se encontraba más calmado. Sabía que por algo suceden las cosas, y si su destino no es estar con Susan, pues así será. Sólo necesita tiempo y espacio para poder poner en orden su corazón.

Mientras que Peter y Susan, que se encontraban cabalgando en dirección a su lugar secreto, iban compitiendo para ver quién es el más rápido.

- ¡No me vas a ganar! - dijo Susan mientras reía ampliamente.

- Eso es lo que tu crees - expresó Peter, quién también reía.

La gran sensación del viento contra sus rostros, la fresca brisa que les recorría el cuerpo, sus corazones acelerados por el momento... Un uno contra uno. Las fuertes pisadas de los caballos contra la tierra, el ondeo de sus cabellos por el viento y cada sonrisa de victoria que se les escapaba de los labios cuando uno adelantaba al otro. Susan y Peter competían. Y aquella sensación que nació en sus pechos, era efímera. Porque tan solo duraría en ese instante. Y los dos darían lo mejor para disfrutar más de ella.
Acelerando el galope del caballo, tratando de adelantar al otro. Para al final, con unas sonrisas en los rostros, creyendo que serían los vencedores... Solo uno, no los dos. Terminaron en empate.

- La próxima vez ganaré - dijo Peter mientras cruzaba de brazos por el empate. Susan no pudo evitar reír al ver que Peter hacía pucheros.

- Inténtalo si puedes - comentó Susan desafiante pero luego sonrío ligeramente. Peter también sonreía.

Los jóvenes reyes jugueteaban, Peter le salpicaba gotas de agua del río a Susan, mientras que ella se protegía con sus manos, luego fue el turno de Susan y le arrojó agua a Peter. Él también se protegía, y cuando tuvo la oportunidad de lanzarle agua a Susan, se le pasó la mano al arrojarle agua. Ella se sorprendió y rápidamente empezó a perseguirlo para vengarse, Peter corría trantando de que ella no lo alcanzará. Finalmente Peter se dejó alcanzar por Susan, y cayeron ambos sobre la hierba. Susan se quedó sobre el pecho de Peter, él la miraba mientras reía a carcajadas jadeante al igual que ella.

Peter acercó a Susan para poder besarla, tomó su rostro muy suavemente hasta que pudo posar sus labios en los de ella.

Se sentían muy felices por primera vez en mucho tiempo. Se sentían libres y sin preocupaciones. La alegría brotaba de sus corazones. A pesar de que sabían que estos momentos de felicidad no durarían para siempre. Aún no sabían lo que les deparará la profecía. ¿Qué otro mal estaba por venir? ¿Tienen algo que ver las pesadillas de Susan con todo aquello que sucederá?

Amor a través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora