†❝Demon 12#❞†

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Toques suaves revoloteaban en el aire mientras casi inconsciente escuchaba la respiración pausada de Jungkook. Recordé con pesadez la llovizna anterior y una sonrisa apagada recorrió mis labios.

Jungkook aun seguía siendo un completo cobarde.

Los toques siguieron presentes hasta que una voz reconocible surgió desde el fondo.

—Sorah...—una voz suave me hizo caer en conciencia. Dios, era una de las hermanas de la iglesia. 

Los llamados continuaron mientras con el corazón en la boca me levantaba de golpe, llevando mis ojos alarmados hacia un Jungkook soñoliento. 

—Sorah, ¿Estas ahí?

—Un moment-to, por favor...—podía sentir como el cuerpo entero me temblaba. Si llegaba a entrar y conseguía a Jeon acostado en mi cama, de seguro, pensaría lo peor. Y definitivamente no pensaba causarle mas problemas a el, que solo me esta tratando de ayudar. 

La hermana al otro lado de la puerta se mantuvo en silencio, mientras pensaba una excusa valida de mi retraso agite de manera brusca el hombro descubierto de Jungkook.

—Oye, Jungkook...—susurre llevando mis ojos aterrados a la puerta.—Despierta, no te pueden encontrar aquí, dios mio. —suspire al ver que no reaccionaba.—No puedo dejar que te sigan cayendo mas problemas por mi culpa, y si ella entra, sera nuestro fin... Jungkook.

Hasta que despertó. 

Sus ojos hinchados fueron los primeros en delatar su comodidad, sonrió al verme aterrada, inconsciente de lo que pasaba a su alrededor, llevo su mano a mi mejilla caliente mientras aun me observaba. Estaba a punto de hablar, pero lo interrumpí.

—Una de las monjas superiores esta al otro lado de mi puerta.—Murmure de manera audible solo entre nosotros dos, su sonrisa se borro a solo cuestión de segundos, cuando por fin entendía mis palabras. Sus ojos se abrieron como dos cuencas a punto de saltar mientras miraba la puerta de mi recamara. 

—Sorah, necesito que habrás la puerta, mi niña.

Jungkook tembló y sin esperar mas se levanto de la cama conmigo siguiéndolo, acomodo sus cabellos  alborotados mientras me miraba asustado. Vale, ahora si nos entendemos. 

—¿Que haremos?—ataco.—Si me consiguen aquí, no podremos escapar después.—¿escapar? ¿Aun mantenía esa absurda idea en su cabeza? Ignorando sus palabras, negué, pues estaba terminantemente prohibido este tipo de cosas, ya que una cosa conlleva a la otra. 

—Escóndete, si le sigo haciendo esperar sospechara aun mas. 

Y sin decir ni objetar nada, asintió. Llevo su mirada aterrada a todas las direcciones posibles en busca de alguna salida, pero nada. No había mucho material.

—Sorah, ¿Te encuentras bien?—pregunto la hermana tocando suavemente la madera de la puerta. 

Jungkook observo el espacio prometedor entre mi cama y el suelo, y sin pensárselo mucho actuó. 

El aire era denso y sentía que estaba a punto de fallecer. Sin esperar mas abrí la puerta dejando que la hermana superior entrada de una. Su rostro era calmado, sereno, pero aun así  había algo en su expresión que la traía un poco desconcertada. Me sonrió olvidando lo sucedido, accediendo le seguí regalandole mi mas calidad sonrisa.

—Hola, hermana... ¿Sucede algo?

—Mi niña siento mucho el despertarte cuando se que has estado algo inestable estos últimos días, pero me preguntaba si de casualidad no sabes donde se encuentre el joven Jungkook.—llevo su mirada sobre mi hombro recorriendo sin escrúpulos la habitación.—¿No te ha dicho nada de en donde podría estar?—finalizo cruzándose con mi mirada alarmada. 

「incubus」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora