†❝Demon 02#❞†

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—Ya no puedo más, Jungkook.—confesé frustrada mientras dejaba caer mi cuerpo sobre mis sabanas previamente arregladas.—Siento que estoy perdiendo el juicio.

—No se como ayudarte Sorah.—respondió apenado. Acerco sus pasos hacía mi para luego sentarse en uno de los muebles de la alcoba. Era algo característico de Jungkook; nunca se había sentado en mi cama conmigo alguna vez, para él, era algo mal visto y sin dudas para mí también. Jungkook  era un chico tímido e inocente, muchas veces llegue a sentir celos de él por el simple hecho de querer ser todo lo que el era. 

Yo no quería ser impura.

—Si supieras todo lo que he soñado de seguro en estos momentos estarías metiendo mi cabeza en un balde de agua bendita.—objete mientras Jungkook sonreía.

—Posiblemente lo haría.—confeso burlón.—Venga ya, no te deprimas de seguro es solo una prueba para saber que tan bien aguantas las tentaciones Sorah—intento darme ánimos mientras se levantaba del sofá.—Tengo que irme, la madre Ana quiere que barra la entrada de la iglesia para hoy en la noche. Nos vemos.—dicho aquello su cuerpo se desapareció por la puerta dejándome completamente sola. Tenía sueño pero no quería dormir, sentía que si lo hacía todo lo que estuve haciendo para evitarlo seria en vano. 

El reloj marcaba las once de la noche, la ceremonia ya había terminado y todos se encontraban afuera acomodando el lugar, suspire al mismo tiempo en que me acomodaba para irme a dormir, después de todo no planeaba quedarme despierta toda la noche. Ya lista cubrí mi cuerpo con mis colchas blancas mientras me disponía a apagar la lampara que se encontraba junto a mi cama, pero algo me freno. 

Un cuerpo desconocido me miraba fijamente desde la punta de mi cama, mi corazón pego un brinco al darme cuenta de quien se trataba. Era el hombre de mis pesadillas. Algo no andaba bien, esto no podía ser un mal sueño debido a que es casi imposible que un hombre como aquel pudiera estar entre nosotros y que fácilmente entrara a mi recamara era también poco realista. 

Ahora sabía de que se trataba, eso que mis ojos veían no era un hombre cualquiera, era un Incubo. Tenía que ser eso, era algo poco creíble pero cierto, siempre había estado ante los ojos de un Incubo. Aquel ser demoníaco se encontraba de pie junto a mi cama, su vestimenta era antigua con aquellas túnicas colgando de su cuerpo. Me extraño demasiado debido a que usualmente estos seres no usaban ropa. A no ser que este personaje fuera de una jerarquía mayor.

Gracias a dios sabía que eran aquellas cosas, nuestra hermana superior nos había dado a Jungkook y a mi una charla sobre aquellos seres malditos. Era una de las primeras cosas que nos enseñaban para así poder emprender el camino del Señor. 

Me sentí apenada al no haber adivinado esto con tiempo. 

Encendió el pequeño televisor de mi habitación. Me extraño que nadie  halla venido a despedirse de mi, usualmente siempre mis hermanas pasaban deseándome buenas noches, excepto hoy, de seguro aun seguían ordenando el lugar. Tome fuerzas y mientras me levantaba de mi cama corrí aun con aquella presencia y apague el televisor. Una ola de pánico e intranquilidad recorrieron mi cuerpo, era como si algo hubiera salido de la pantalla provocando el ambiente pesado. lleve mis pasos rápidamente hacía mi cama cubriéndome por completo con las colchas, aun aquel ser se encontraba conmigo en la iluminada habitación. Comencé a rezar en un intento de disminuir los latidos de mi corazón. Pero no sirvió de nada. Aun el demonio de mayor rango seguía a los pies de mi cama, y sin predecirlo me tomo por el tobillo, su tacto era frío y áspero, como si se tratase de la piel de una serpiente negra, pero rápidamente me encogí. Su risa burlona inundo por completo el silencioso cuarto, su voz era tormentosa e inspiraba superioridad y lujuria ante cada tonada de su gracia. Quería gritar por ayuda, pero el habla no salía. Grite y suplique a más no poder pero nada. No tenía voz, sentía como si sobre mi pecho algo se formaba  y a su vez hacía presión provocandome asfixie. Sus ojos buscaron los míos para luego pasar su lengua por la comisura de sus labios. Su mirada se encontraba escondida entre sus cabellos rojos como la sangre. 

Necesitaba ayuda.

Necesitaba a mi salvador.


「incubus」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora