Mis pies se balanceaban al compás de las oraciones que liberaban adentro en la misa, estaba sentada al pie de las escaleras del lugar sin tener la suficiente valentía de entrar, a lo lejos pude ver a un Jungkook sonrojado acercarse hacía mí. Mi cara igual se calentó al recordar lo que habíamos hecho unas noches atrás. Quería esconderme, pero ya era demasiado tarde ya que él estaba ante mi.
―Sorah...―murmuró. Levante mi mirada pasando por sus mofletes rojos hasta detenerme en sus ojos.―¿Qué haces afuera? La misa ya ha empezado.
Tomo mi mano con cierta rudeza y me levanto. Sus pasos nos llevaron a las enormes puertas cerradas, pero antes de que siguiera lo frene.
―No podemos entrar, Jungkook.―susurre observando nuestras manos juntas. Se quedo en silencio por unos segundos, la voz de mi madre resonaba por los parlantes intentando escaparse por las puertas.
―¿Por qué no?
―No creo que sea correcto pasar a la misa luego de lo que hicimos. Jungkook, ya no somos vírgenes...
El chico soltó rápidamente mi mano dejando que el frío aire de la mañana me rozará, mientras sus mejillas se prendían y su boca húmeda titubeaba.
―Tal vez Dios nos perdone, Sorah. ―me miro y en sus ojos se podía ver la chispa de esperanza que aún guardaba.―Pero aún así tienes razón. ―aquella chispa se esfumo en cuestión de segundos.―Ya no somos dignos de escuchar las palabras del Señor, además. ―me miro duramente mientras sus mejillas aún brillaban.―Dios nunca perdonaría el que yo me haya enamorado de ti, y no me importa si la iglesia o las monjas no están desacuerdo, no me interesa estar con Dios si tu no estas allí, Sorah. Yo te amo...
―Jungkook..―murmure negando ante sus palabras.
―Nos desaremos de ese Incubo, Sorah. Luego nos escaparemos...―seguí negando ante sus ideas, él tomo mis manos entre las suyas intentando convencerme.―Nos iremos juntos de este lugar. Ya no queda mas por hacer aquí. Ya nos estamos pudriendo en las llamas del infierno, que mas da hacerlo ahora.
Antes de que pudiera contestar las puertas de la iglesia se abrieron dejando ver a mi madre sonriente, su expresión cambio drásticamente al vernos a Jungkook y a mi juntos y por supuesto, sin haber entrado. Jungkook ya había soltado mis manos segundos antes de que las puertas resonaban. Mi madre me miro con desaprobación mientras suspiraba.
―Sorah, Jungkook. ¿Qué hacen aquí afuera y por qué no están adentro?
―Se nos hizo tarde y no quisimos interrumpir, madre.―solté dejando que las demás personas pasaran a nuestro alrededor.
―De acuerdo, Sorah. Te creeré, necesito que los dos vayan y visiten la casa hogar. Necesitan ayuda y ustedes dos se las ofrecerán. ¿Les parece bien?
Los dos asentimos al compás mientras mi madre besaba mi frente y se marchaba con las monjas. Suspire sonoramente mientras Jungkook me miraba curioso.
Cansada hasta mas no poder llegue a mi recámara cerrando con pereza la puerta no sin antes despedirme de mis hermanos. Apagué la luz de la habitación mientras llegaba a rastres a mi cama, el día había sido agotador y necesitaba dormir. Me cubrí con mis sabanas sintiéndome protegida. Estaba algo feliz de que hubiésemos terminado a tiempo ya que podía escuchar como la lluvia feroz caía sobre el techo y los relámpagos atroces taladraban las paredes del cuarto cuando un sutil ruido-que pude oír a pesar de los rayos me desconcertó.
La puerta de la habitación se abría muy lentamente dejando ver a un Jungkook temeroso en la pieza.
Llevaba sobre su cabeza una sabana blanca y su pijama de muñequitos, estaba descalzo sobre el frío suelo mientras aún los relámpagos estremecían el lugar. Me miro aterrado y con los labios tiritando, sus ojos se movían nerviosos hasta toparse con mi mirada.
Entonces comprendí el porque de su visita nocturna a las dos de la mañana. Jungkook le tenía cierto miedo a los rayos, por lo cual cuando éramos pequeños cuando solía llover llegaba llorando a mi cuarto en busca de que lo dejara dormir conmigo. Su madre—cuando estuvo viva— siempre lo acunaba entre sus brazos para silenciarlo, pero como no funcionaba, lo ponían a dormir conmigo. Y milagrosamente aquello funciono.
―Sorah...―murmuró temblando.
―Ven.―susurre mientras lo veía acercarse no sin antes cerrar la puerta con pestillo. Le hice un espacio en mi cama para que durmiera.
Me miro molesto al ver como sonreía burlona, cuando un rayo se aproximaba demasiado él saltaba como un conejillo hasta caer en mi cama.
Se acomodo entre mis sabanas mientras recostaba su cabeza de la almohada. Quedamos de frente mientras la lluvia caía con fuerzas y los relámpagos brincaban sobre el techo. Sus ojos brillaban ante la noche completamente oscura, le mire para luego cerrar los ojos e intentar dormir, pero me era imposible ya que sentía la potente mirada de Jungkook sobre mi. Golpee levemente su hombro para que durmiera y el río tiernamente. Nuestros rostros estaban a escasos centímetros y nuestras narices casi se rozaban.
―Eres muy linda cuando te sonrojas, Sorah...―susurro dejando caer su aliento sobre mis labios.
―No me hagas que te corra, Jungkook.―una risilla se escapo de sus labios.
―Sorah... mírame.―obedeciendo lo mire y una sonrisa alarmantemente preciosa adorno sus labios.―Te amo.―y me beso sin más teniendo como música de fondo la potente lluvia a nuestro alrededor.
ESTÁS LEYENDO
「incubus」 ;+k. th
Espiritual❝Padre, perdóname, porque he pecado.❞ ✧Actualizaciones lentas. ✧Historia 100% mía. ✧mintaeung.