†❝Demon 10#❞†

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Sus manos frías impactaron sobre mi pecho lanzando me a su vez hacía la cama. Mi espalda choco contra las sabanas mientras mi mirada aterrada observaba a aquel demonio acercarse.

Intente levantarme, pero sus ojos oscuros, como una noche sin estrellas no me lo permitieron.  Su boca formo una sonrisa sin dientes y su cabello rojo como la sangre se me cía a medida que se acercaba. Su voz inundo mis oídos segando me por completo de mis sentidos, veía entre líneas borrosas como sus labios se movían con tanta rapidez que aturdían. Estaba cantando de nuevo, con aquel idioma aún desconocido para mí.

―Detente...por favor...―gimotee al borde del llanto, no quería esto, no quería verlo y mucho menos sentirlo. Haciendo oídos sordos a mis ruegos llego hasta mi y en un segundo ya estaba sobre mi cuerpo. Sus manos sujetaban las mías con molestia dejándome vulnerable de cualquier manera posible, lo mire directo a los ojos, su mirada era caliente y penetrante al igual que intimidante.

Metió sus piernas entre las mías separandolas con brusquedad, una sonrisa adorno sus labios rojizos con descaro.

Grite, grite y grite con un hilo de voz, sin conseguir que  me escucharán. Estaba perdiendo las energías, pero aún así grite.

―Gritáis todo lo que queráis...―su voz rasposa debido a la excitación contenía me desconcertó. Paso su lengua bífida por mi clavícula dejando un camino humeando de saliva.―Dios no va a escuchar tus lamentos.―las lagrimas comenzaron a caer mientras su risa socarrona inundaba mis oídos.

Intento besarme, pero aparte mi rostro sintiendo como gruñía, mordió mi barbilla molesto dejando una marca que desapareció a los segundos. Volvió a reír de aquella manera tan retorcida para luego pasar su lengua por mi mejilla limpiando mis lágrimas secas.

―Llora...―susurro sobre mi oído. ―Grita...―mordió con descaro el lóbulo de mi oreja soltándolo lentamente. ―Reza...―su lengua caliente recorrió mi mentón.―Haz lo que quieras, pero eso no evitará que te folle...―una risita silenciosa me inundó.―Estas cayendo en el infierno Sorah, estás ardiendo...

Me besó. Sus labios se movían con brusquedad y exigencia, sus dientes mordieron mi labio con tanta fuerza a tal punto de romperlos, su lengua humedad chocaba contra la mía repetidas veces.

Estaba cediendo, estaba cayendo en las garras del demonio y no sentía culpa, remordimiento. Si no placer. A lo mejor ya estaba envenenada, pérdida y mi alma ya se había rendido y solo lo que faltaba era que mi fe también. 

Lo besé, sintiendo como su sonrisa de superioridad aparecía a mitad del beso. Sus manos soltaron las mías y rápidamente las lleve a sus cabellos para jalar de ellos, ronroneo complacido mientras sus manos me desnudaron. 

Lanzando mi última prenda al suelo quede desnuda completamente ante el, beso mi cuello mordiendo lo y maltratando lo, bajo deteniéndose en mis senos para luego chuparlos con atrevimiento, cerré los ojos mientras mordía mi labio en un intento de no gemir. Siguió bajando hasta besar mi monte de venus, luego se apartó. Ahora estaba de pie mirándome ferozmente mientras se relamía los labios. Desabrocho sus botones lentamente para luego lanzar su camisa al aire dejándome ver su abdomen marcado y brillante, Desabrocho su cinturón para luego sacarlo de su pantalón y besarle con delicadeza.

―Me pone el tan solo pensar en azotarte...―murmuró con dureza, trague saliva sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo desnudo. 

Bajo sus pantalones para luego seguir con su bóxer,  ahora estaba desnudo ante mí.  Su pene estaba erguido y su punta rozaba su vientre,  me sentí sedienta al ver como se acercaba hacía mi gatuna mente. Se subió sobre mi,  dejando que su pene erecto chocará contra mi estómago,  colocó sus manos sobre las mías y comenzó a masturbarse contra mi vientre.

Sus gemidos roncos llenaron la habitación mientras sentía como la fricción me quemaba.  

Y sin predecirlo, me penetro. Sus manos apretaron las mías cuando todo su pene entro dentro de mi, gemidos de dolor salieron de mi boca al sentir como las paredes de mi vagina lo moldeaban.

Su cabello rojo se pego a su frente mientras sus labios atacaban los míos. Respiro entrecortadamente en el momento en que comenzó a moverse. No podía negar que se sentía bien, que no me encantaba. Jale su cabello con fuerza al sentir como su glande taladraba hasta el fondo. Mordió mi hombro y un gemido placentero salio de sus labios resecos. Siguió moviéndose mientras mis piernas se enroscaban en su cintura baja. 

Un sonido brutal salio de su garganta cuando su semen se libero completamente. Gemí en la cima cuando mi orgasmo cayó sobre él violentamente. Nuestras respiraciones aceleradas eran lo único audible entre nosotros, me miro duramente, me sentí pequeña ante su mirada penetrante. Suspiro cansado para luego negar con su cabeza, aún estaba sobre mi así que saco su pene de mi vagina y beso el cuello lentamente.

―Quizás mi infierno seas tú...―murmuró.

「incubus」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora