Sus manos rápidamente se posicionaron sobre mis hombros y sin el más mínimo movimiento de fuerza, me lanzo por los aires desolados de la iglesia, haciendo que cayera de espaldas hacía el suelo. Todo mi cuerpo ardía, sentía como las llamaradas mas vivaces que podía haber se encontraban recorriendo mi cuerpo a medida que sentía como el frió de la alfombra luchaba por entrar.
Por un momento podía sentir como el aire me faltaba y como mi cuerpo pesaba, las velas bailan al compás de mi respiración entrecortada. Algunos mechones de cabello cayeron desmesuradamente sobre mi rostro, pero, eso no me impido observarlo con terror. Acababa de ser lanzada por los aires de una manera tan irreal que de solo pensarlo me mareaba, mis ojos comenzaron a picar mientras miraba como sonreía con parsimonia y burla.
Se reía de mí, y de cómo me encontraba.
Ladeo su cabeza casi de manera fugaz, mientras aun con sus manos enterradas entre sus bolsillos comenzó a cantar aquella melodía infernal que me seguía a todos lados.
Su voz era suave, pero gruesa, con aquel toque de lujuria y coqueteo, que hacía que los pelos de mi piel se erizaran.
Comenzó a acercarse de manera pausada hacía mí.
Intente gritar por ayuda pero sentía mi garganta dormida, como si no existiera. Sin predecirlo, ahora me encontraba con su imponente cuerpo delante de mí. Sus manos atacaron mi cuello haciéndome elevar por los aires, sus manos frías y ásperas hacían presión a medida que mis pies dejaban de tocar el suelo y comenzaban a flotar en el aire.
Su piel escamosa quemaba.
Se acerco a mi cara de manera lenta y pausada, saco su lengua roja como la sangre y la pasó por sus labios a medida que me observaba, su saliva quedo impresa sobre mi barbilla luego de haber pasado su lengua venenosa sobre mi cuerpo. Saboreo cada parte de mi piel mientras sus cabellos caían sobre mi cara, no podía moverme, me encontraba presa ante el coqueteo de la serpiente.
Me lanzó al suelo de golpe, provocando un estruendo potente pero casi audible, mi cabeza y parte de mi espalda quedaron lastimadas, pero eso no me impidió tratar de huir. Como pude me levante de aquella alfombra fría y comencé a correr sin remedio por toda extensión de la iglesia, las velas comenzaron a debilitarse a medida que pasaba por su lado, la brisa entre nosotros jugaba con mi cabello a medida que corría sin rumbo.
Llore, llore hasta más no poder al darme cuenta de que la puerta se encontraba cerrada en el momento en que llegué. Mis manos dolían de tantos golpes que soltaba hacía la puerta, quería morirme en ese momento.
Me faltó el aire en el momento en que sentí como el ambiente se volvía caliente y como las velas brillaban.
Su risa escalofriante y falta de humor lleno mis oídos, gire lentamente mi cabeza en busca de ver si mis suposiciones eran ciertas y se encontraba detrás de mí.
Dios...
Sus manos atacaron mi cintura y sin sutileza me volteó mientras pegaba mi espalda contra la puerta de madera cerrada. Enterró su rodilla derecha entre mis muslos haciendo paso para que los abriera, coloco más presión en mi cintura mientras su respiración caía sobre mi pecho. Gemí al sentir como sus labios suaves besaban mi piel, enterró su cabeza en mi cuello mientras sus manos acariciaban mi cintura.
Se alejo de mí unos centímetros para observarme, sus ojos brillaban con la misma intensidad o hasta más que las velas, y sin negarme me beso.
Sus labios se restregaban contra los míos de manera salvaje y sin culpa, su cabeza se movía al compás de sus besos bruscos, mientras presionaba mi cintura y levantaba su rodilla haciendo que rozara mi entrada.
He sido una pecadora. Lo siento... madre.
Lleve mis manos hacia su cuello pegándolo más hacia mí, por un momento me encontraba desconectada del mundo y lo único en lo que podía pensar era en cuán bien se sentía lo que hacía. Otro gemido salió de mis labios cuando su rodilla hurgo aún más entre mis piernas débiles. Mis labios a comparación de los suyos eran inexpertos, torpemente me balanceaba sin saber si lo que hacía estaba bien. Era mi primer beso.
Me mordió sin compasión mientras me levantaba por los aires y me pegaba más a la puerta. Enrosque mis piernas entre su cintura caliente mientras mi cabeza era golpeada varias veces contra la madera debido a sus movimientos incoherentes. Ahora no era su rodilla la que jugaba entre mis piernas, ahora sentía algo duro chocar repetidas veces contra mi zona cada vez que se movía.
Un gemido ronco salió de sus labios cuando su pelvis impacto más fuerte contra mí.
Señor...
Mi cuerpo temblaba y mi respiración se acompasaba, el frió volvía a llegar a mí alejando todo el calor de mi cuerpo. Me encontraba confundida. Siguió besándome apasionadamente pero casi no podía sentir sus labios debido a una enorme presión que se posaba sobre mi pecho. No podía respirar.
Intente alejarme de sus labios, pero él me lo impedía, era como si me robara el alma con cada beso que me propinaba. Comencé a moverme bruscamente contra la madera en un intento de que me soltara.
Caí despavorida y alarmada al suelo mientras mis almohadas caían sobre mi cara y mis sabanas se enroscaban entre mis piernas.
El frio de mi recamara llego a mí de manera extraña, mi respiración volvió a ser tranquila y no se me dificultaba tragar. Le levante confusa del suelo mientras observaba a mí alrededor.
Una ola de alivio y tranquilidad se posicionaron en mi cuerpo al darme cuenta de que era un sueño. Uno más de lo que había tenido.
Suspire cansada y con la frente sudorosa mientras me levantaba, mis mejillas de calentaron al momento de sentir como un líquido viscoso se escurría de entre mis piernas y llegaban hasta mis tobillos.
Dios mío, había tenido un orgasmo en sueños.
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「incubus」 ;+k. th
Espiritual❝Padre, perdóname, porque he pecado.❞ ✧Actualizaciones lentas. ✧Historia 100% mía. ✧mintaeung.