Tranquila así se encontraba Ana, esperando a su hija. Erick a pesar de que lo había secuestrado se había encariñado con ella porque el intuía, con toda la inocencia se un niño, que algo no estaba bien en ella. Se sentó al lado de de quien era su abuela en un banco, en la misma plaza dónde lo había raptado. Él jugaba con sus manitas nervioso y esperando que Ana cumpliera la promesa que le había hecho antes de venir. Él le pregunto que significaba una promesa y ella le respondió que era "algo que no se puede romper". Con tan poca edad entendió que las palabras tenían más significado de lo que el común de la gente creía, que las palabras eran poderosas y que mal empleadas podían lastimar. Miro el sol que iluminaba todo a su paso y pensó en que extrañaba a sus padres. Paso una hora y vio a Nina viniendo hacía él pero su padre no estaba. Corrió con todas sus fuerzas a encontrarse con su madre y en sus pensamientos agradeció a su abuela por no romper la promesa.
—¡Mami!—exclamó el pequeño
Nina lo tomó entre sus brazos y lo alzó y beso reiteradas veces la cabeza de su hijo y no pudo evitar dejar escapar algunas lágrimas de la emoción.
—¿Y papi?—inevitablemente Erick pregunto por Gastón
—Él esta con la policia firmando unos papeles—mintió Nina—si, con la policia hijoEl pequeño asintió con la cabeza y miro para donde estaba Ana quien estaba hablando con dos hombres vestidos completamente de blanco. Se acercaron a ellos y Nina tenía que saber que iba a pasar con su madre.
—Cumpliste la promesa abuela—exclamó Erick—trajiste a mami
—¿Que te dije sobre las promesas pequeño?—pregunto Ana
—Que era algo que no se podía romper—respondió ErickNina miro la imagen conmosionada, desde la inocencia Erick comprendía a su abuela y no la juzgaba.
N O T A
Disfrute mucho escribir este capítulo por lo que creo que logre transmitir. Espero que ustedes también lo disfruten.