Capítulo 25

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Habían pasado dos semanas desde aquél incidente con la familia de Alonso y en todo ese tiempo, él y su novio habían estado mejor que nunca, parecía un paraíso para ambos, uno sólo para ellos dos y uno que estaba a punto de terminarse.

—¿A dónde vas Em? —preguntó el rubio a la chica con maquillaje en la cara y un vestido negro de fiesta.

—Por ahí.

—¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan distante?

—¿Yo? Tú eres el que se ha alejado, ¿Recuerdas la última vez que tuvimos un Jueves de películas? Te aseguro que no —Villalpando ahogó sus palabras y es que ella tenía toda la razón.

—Lo lamento —admitió cabizbajo.

—Yo también —terminó de ponerse su pendiente y salió a pasos firmes y ruidosos, debido al eco que producían los clavos de sus tacones. ¿Dónde quedó la chica dulce y tierna? La mejor amiga de Alonso que lo apoyaba en todo, pareciese que la tierra la hubiese tragado y cambiado por una Emily más fría y con una garganta profunda. 

—Espera... —la detuvo Alonso— tenemos que hablar, por favor. Necesito contarte algo... es... importante.

—¿Ahora? Tengo que irme Alonso, ¿Mañana tal vez?

—Sí, supongo —Emily lo miró tan desanimado que se regresó a abrazarlo, vaya, Alonso extrañaba sus abrazos.

—Nos vemos —de nuevo el ruido de los tacones hizo reaccionar al chico, un poco tarde, pero de igual manera llamó su atención otra vez.

—¡Detente! —la castaña rodó los ojos con fastidio.

—¿Qué?

—Voy contigo —quedó impresionada y boquiabierta.

—Uh, no puedes.

—¿Por?

—Por varias razones, la primera es porque no tomas.

—Ajá ¿Y la segunda?

—Oh, sólo hay una.

—Estaré bien, lo juro... ¿O es que no quieres que vaya?

Emily torció la boca, pero después sonrió, tomó su mano y lo jaló fuera del departamento, no sin antes arreglar un poco su aspecto, claro.















Alonso nunca había estado en un antro, pub, bar, como sea que le digan los chicos de ahora. Y para ser su primera vez, estaba fascinado, tal vez no sería tan malo.

Emily se encargó de su bebida, la verdad es que Alonso ni siquiera la miró y se empinó la mitad, y con eso tuvo para comenzar a sentirse mareado y con ganas de bailar.

Emily es el tipo de chicas que captura la atención de todos, y más con esos movimientos. La música a todo volumen, las luces y el humo de tabaco sólo hacían que Alonso se atontara más, lo cuál no fue impedimento para que se volviera el alma de la fiesta, él no era así, nunca se había puesto ebrio, cosas malas se avecinaban.

Cuatro shots más de vodka, y Alonso comenzaba a perder el conocimiento, lo que obligó a Emily a sacarlo de la pista.

—Hey, ¿Todo bien caballero? —preguntó entre risas la ojiverde.

Obvio sí, soy la sensación —se echó a reír cruzando las piernas— anda, llévame de nuevo a la pista.

—Pero te estabas cayendo, te tuve que sacar.

—No, así bailo yo. Por favor Em, hazlo por mí ¿Sí? —habló alargando la "i" y vaya que estaba ebrio. Sin embargo la castaña estaba muerta de risa, pues ella tampoco se encontraba en sus 5 sentidos.

Subway; j.v. editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora