Capítulo 12

476 84 48
                                    

Alonso tomó un taxi y le dictó la dirección que Jos le había enviado, con la esperanza de que no lo engañara y enviara a una fábrica de piñatas.

Tocó la puerta y el corazón de Jos se detuvo.

Tragó saliva, puso la cara de relajación mejor que tenía y abrió la puerta, el menor sonrió.

—Hey hola, ¿Qué es tan importante que me hiciste venir hasta tu casa?

—Okey —soltó una risita— no debes pasar si no quieres.

—No, no me refería a eso. Está empezado a hacer frío —se hizo a un lado para que Alonso pudiera entrar, admiró la casa de Jos.

—Me gusta.

—También me gustas — susurró Jos sin que Alonso se percatarse.

—Bueno...dime eso que tenías que decirme.

—¿Tenía que decirte algo?

—Sí, enviaste un mensaje —Alonso agitó su móvil al tiempo que hablaba.

—Oh, yo dije que teníamos que vernos, jamás mencioné que tenía que decirte algo importante.

—Vamos, dime eso que no puedes decirme por mensaje.

—¿Debe haber una razón importante para vernos? Oye si vamos a ser novios, me gustaría poder verte cuando quiero.

El ojiazul se quedó mudo.

Quería gritar de la emoción y llorar de felicidad.

—Hey, di algo.

—¿M-me estás...?

—Sí Alonso, sí. No me vas a hacer preguntarlo de nuevo ¿O si? —el rubio corrió a abrazarlo, Jos lo tomó por la cintura, esa que le encantaba tanto.

Lo besó tiernamente, pasando sus dedos por cada parte de su espalda haciendo temblar al menor, acariciando su melena rubia, sus clavículas. Lo miró tiernamente a los ojos, sin embargo Alonso estaba a punto de colapsar, todo pasó muy rápido.

—A propósito, me gustan tus pecas.

Besó rápidamente su mejilla y se fué a su cuarto. Alonso sonrió tocando su mejilla.

—¿Vienes chico de la caja registradora? —Alonso lo siguió sin pensarlo dos veces, estar con Jos era muy extraño para Alonso, se sentía intimidado pero a la vez seguro, sabía que Jos no lo iba a juzgar por nada, incluso admitió que le gustan sus pecas.

—Bien, creo que mi habilidad para escribir es equivalente a la tuya para reaccionar rápido...o sea casi nula —Alonso le sacó la lengua cual niña de 6 años— pero tengo un piano, una guitarra, un lápiz y papel, sólo falta el escritor.

—¿Porque haces esto?

—Porque estuve investigando y la fecha del examen para el FMS es dentro de diesiciete días.

—Y eso significa que...

—Que tienes dos semanas para preparate, cara de percebe.

—¿Percebe?

—Oh eso, los percebes me parecen lindos —Canela guiñó un ojo.

—Alto...¿Quieres que escriba una canción?

—Y que después la cantes en tu audición.

—Wow, chico, estás muy loco.

—A veces un poco de locura es buena, sobre todo cuando se trata de ti.

—Yo...ésto... tú...noso...

—Si vas a hablar asegúrate de terminar las oraciones.

—Gracias —lo abrazó de nuevo— hablo en serio.

—Todo por ti, bebé —Alonso lo miró como si fuera un ángel — carajo Alonso, no sé que estás esperando para besarme.

Estampó sus labios contra los de Jos, este ya no era el beso tierno de hace unos momentos, había lujuria en él, había necesidad y poco a poco la temperatura se elevó, lograron cerrar la puerta, la espalda de Alonso azotó contra la pared, pero ni siquiera lo sintió, estaba tan ocupado disfrutando los besos de Jos en su cuello que no se dio cuenta en qué momento ambos de encontraban sin ninguna prenda en su torso, Jos se acercó y fue dejando un camino de besos, pequeños besos en el abdomen de Villalpando pero, él no tiene ningún tipo de experiencia en ser gay ¿Cómo podría saber algo de sexo gay?

Canela regresó a sus labios. Y Villalpando de sólo pensar que iba a quedar en ridículo, le daban náuseas.

Maldita inseguridad.

—Jos...Jos para —el pelinegro se alejó desconcertado.

—¿Qué ocurre? ¿Hice algo malo?

—No, no es eso.

—Entonces dime por favor —se demoró en pensar que decir, pero al final habló.

—No...no creo estar listo.

—¿Li-listo para que? —la voz de Miguel falseo, temía que le dijera que no quería nada con él.

—Para... esto, Jos...—cerró los ojos— soy virgen —Canela ahogó una carcajada.

—¿Es eso lo que te preocupa? Dios mío Alonsito. Eso no tiene importancia. Ven acá —besó su cabeza— tienes razón, creo que fui muy rápido y... no quiero que pienses que sólo te quiero para una vez, no es así ¿Okey?

—O tal vez yo fui muy lento, arruiné todo ¿Cierto?

—No digas eso. Ven, ponte mi camiseta y escribamos una canción.








• • •










Vino desde abajo, algo pequeño y es sólo porque no quiero verte nunca enamorada...pero yo sé, que no puedo volver a esto, a ella, a lo que solíamos tener. Es negro, y quemado, Dios mío ésto es tan triste, y sólo harán las cosas peores, si lo traemos de vuelta. Y si crees que aún hay algo entre tú y yo, nena honestamente, tú no eres la única para mí —leyó en voz alta el ojimiel— por tu bien Alonso, espero que no me la dediques nunca —Alonso rió. No podía evitar imaginar a Emily mientras escribía eso.

—Jamás.

—Alonso esto es muy bueno, ahora sólo falta agregar música —Alonso tenía una sonrisa bien instalada en su rostro y no se movería de ahí— ¿Y esa sonrisa?

—Me causa gracia saber que hace diez minutos estábamos a punto de... tú sabes.

—Pues si decidiste que estás listo podemos...

—No, Jos. Ahora trae tu guitarra, voy a quedarme en esa maldita escuela sí o sí.

Y después de dos horas de intentar sacar la canción, Alonso cayó rendido en los brazos de Jos. Lo recostó en su cama.

—Descansa pequeño Alonso.



















Les juro por Yoda que éste iba a tener smut, pero descubrí que soy muy mala escribiendo smut, de verdad muy mala, cuando agarre más experiencia, tendrán lo que desean hijas del Satán.

Recuerden que no todo es miel, así que disfruten estos capítulos, sí.


En multimedia les dejo la canción que Alonso le escribí a la emili.


Pera las ama mucho.

Un beso

Subway; j.v. editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora