Capítulo 27

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Alonso entró al lugar acordado, buscando con la mirada una melena castaña y lacia, al ser la única chica ahí, Alonso la identificó de inmediato y se acercó a ella saludando con cortesía y un poco de nervios.

—Hola, Alonso.

—Vanessa —pronunció y tomó asiento a un lado de ella en la barra— sin ser grosero pero ¿Por qué sabes mi nombre? Es decir, no recuerdo haberlo dicho.

—Eso... lo que ocurre es que, no sé si recuerdas, pero ayer viajaste en mi taxi y no quiero verme indiscreta pero escuché que el chico te llamaba "Alonso" es tu novio ¿No? —la chica tomó un sorbo de su taza de café.

—Es complicado.

—No parecía serlo el día que derramé el café.

—Es que todo se complicó ayer, sé que no tienes mucho tiempo y tampoco es que te interese mi vida privada, pero me ayudaría mucho que me contaras lo que viste ayer mientras viajábamos en tu taxi. Yo no recuerdo mucho.

—Okey —hizo un ademán con sus manos y cerró los ojos, por alguna razón esto ayuda a recordar los hechos— estaba en la avenida veintidós a punto de regresar a mi casa cuando tu novio me extendió el brazo, tenía una cara de preocupación bastante notoria. Me dictó la dirección del bar donde supongo que estabas. No lo reconocí hasta que lo miré por mí espejo y por lo visto él no me recordó, luego llegó con una chica bonita y contigo en sus brazos —Vanessa soltó una risita— decías cosas muy incoherentes ¿Sabes? Lo hacías reír a él y casi a mí, pero la chica se notaba preocupada, lo supe cuando comenzó a llorar... —tapó su rostro— a estas alturas debes creer que soy una entrometida.

—A veces es inevitable oír u observar cosas así.

—Bueno, él te miraba de una forma muy... inusual, quiero decir, era tierno, pero había un poco de tristeza en sus ojos —el chico mordió sus mejillas por dentro— y es todo, los llevé a la dirección que me dictó, te cargaron —la castaña río bajito— parecías un muñeco de trapo —Alonso se quedó pensando y sin pronunciar palabra— ¿Todo bien?

—No —admitió con un suspiro.

—Mira... no soy experta en el tema del amor y, ni siquiera sé que te ocurre, así que el único consejo que puedo darte es que hables y te expreses, que aclares todo con la persona que tienes que aclarar.

—¿Y qué pasa si esa persona no quiere verte?

—Es como el café —elevó su taza— cuando hierve se concentra mejor el sabor, pero para tomarlo debes esperar a que se enfríe, de lo contrario te quemarás. ¿El problema se generó ayer?

—Eso creo.

—No han pasado ni dos días, inténtalo mañana —terminó su taza de café— te dejo —bajó del banco.

—Gracias por venir.

—Fué un placer.

La chica caminó hacia la salida y finalmente dejó solo a Villalpando, bueno, no tan solo, era acompañado por el estruendoso ruido de su conciencia que se preguntaba una y otra vez  "¿Qué demonios hice?" Todo sería más fácil si tan sólo él pudiera regresar el tiempo.







La mañana siguiente, Alonso se preparó para ir a su escuela, se enfrentaba con un frío terrible y el corazón sensible, pero eso no era un impedimento para que, más tarde, fuera a buscar a Jos.

El primer lugar que se le ocurrió fué su casa, algo obvio, sin embargo Jos no se encontraba ahí pues fué informado por Fernanda que se hayan en el hospital del que una vez hablaron (algo en realidad extraño pues Jos no acostumbraba a estar ahí a esa hora) fue de inmediato y se sorprendió al verlo sentado en la recepción solo, pero parecía bastante tranquilo. Alonso se acercó a él con cautela.

—¿Jos? Hola yo... quería hablar contigo.

—No es el momento indicado, lo siento —contestó frío.

—¿Puedo sentarme?

—Si digo que no, aún así lo harás —su tono comenzaba a fastidiar a Alonso.

—De acuerdo ¿Qué sucede? —elevó un poco la voz.

—¿Y me lo preguntas a mí? Yo debería estar preguntándote lo mismo.

—Oye, no entiendo nada, por favor déjame hablar contigo, sin gritar —Jos rodó los ojos, estaba comportándose muy infantil.

—De acuerdo, explícame lo que me tengas que explicar y espero sea creíble.

Alonso no supo que responder, no sabía por qué Jos le estaba pidiendo explicaciones.

—De hecho quería que me digas por qué estás así, por qué estás enojado.

—¿Es en serio? Dios, no tengo tiempo para esto —se paró y fue detenido por Alonso.

—¡Hey! No me iré de aquí hasta que hablemos.

—Que mala suerte porque yo sí.

—Solo déjame intentar enten...

—Aléjate, niño.

Vaya golpe bajo, sus palabras dolían mucho, pero no impedían que Alonso fuera detrás de Jos, lo tomó de los hombros y Canela se giró con los ojos cristalizados.

—Sólo vete —Villalpando abrió la boca para hablar, pero fué callado por la chica morena que se acercó después de ver todo lo que pasaba.

—¿Eres sordo? Te dijo que te fueras —ella sólo desconcertó más a Alonso, había perdido la batalla.

No sabía quién era esa chica, pero se estaba robando a su chico y no lo iba a permitir.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Villalpando con el ceño fruncido

—¿Yo? Soy Rebeca ¿Y tú?

—Su novio —señaló a Jos, aquél que estaba a punto de quebrarse pero no podía moverse, no reaccionaba.

—¿Estás seguro? —cuestionó la ojiverde con tono burlón y tomó la mano del pelinegro— mejor vete.

Alonso miró a Jos. Esperanzado, y aguardando a que hiciera o dijera algo, pero no lo hizo.

El aire pegaba con fuerza, el cielo tronaba y las nubes sólo hacían que todo se viese gris. Y por las escaleras de aquél hospital deslavado, un chico rubio bajaba, con la mirada en sus zapatos, las manos en sus bolsillos y el pecho doliendo.




























































Más vale tarde que nunca, je.

Bebés gracias por ser pacientes, sé que este capítulo está muy equis, pero sirve para no perder el hilo de la historia, también sé que me estoy "desviando" del tema principal pero lo estoy guardando para el final.

Comenta no seas tacaña, ahr. 🔥

Te quiero gracias xleer gracias gracias.

Subway; j.v. editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora