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Tres días habían pasado de aquella extraña discusión entre JungKook y YongSeok, yo no he mostrado mi rostro ni por error durante todo ese tiempo. Decidí encerrarme en mi habitación después de haber llegado a mi casa, pues a decir verdad aún me dolían las palabras que Jeon le había dicho al primo de JiSoo.

Me dolían porque al parecer si me había ilusionado, de forma inconsciente, pero me había ilusionado. Tal vez sucedió por lo insistente que había sido HanNa después de escuchar el chisme sobre la ruptura o quizá por el pequeño intercambio verbal que había tenido con él la noche anterior a aquella pelea. No sabía con certeza cual había sido el motivo, pero, aunque lo supiera ya no se podía hacer nada para remediarlo. Esto me lleva a desear de nueva cuenta que la tierra me trague.

Estoy comenzando a pensar seriamente en ir a vivir a otro país. Argentina sería una buena opción, o tal vez Chile, incluso Perú. No, mejor no. Tener que vivir en Latinoamérica implicaría hablar en español y yo la verdad a duras penas entiendo una que otra palabra en ese idioma.

Si, tendré que vivir sabiendo que mi crush jamás olvidara a su ex. Genial, ¿no?

— ¿Estas segura de querer esto? —la voz de Hanna me sacó de mis pensamientos.

Podía verla con un gesto de duda en el rostro y unas tijeras en sus manos gracias al espejo que tenía frente a mí.

— Claro que sí, no hay otro remedio.

— ¡Pero, es tu cabello! —dijo haciendo un puchero.

— ¡Y hay un chicle en el gracias a tu hermanito!

— Buen punto —dijo señalándome desde atrás, acción que pude ver a través del espejo.

Cuando llegue a casa de la castaña, Min YoonSuk —el menor de los hermanos Min— se le ocurrió la brillante idea de mostrarme un truco de magia que según él ya había dominado. Nadie me advirtió que el truco requería de goma de mascar y mi cabello. Ahora tendría que despedirme del cabello que tanto me había costado dejar crecer.

¿Les doy un consejo? Jamás dejen que un niño de 13 años, hermano menor de tu mejor amiga se acerque a ti con algún objeto. Uno nunca sabe que tan peligroso puede llegar a ser en sus manos.

— Solo hazlo y ya —dije con algo de nervios.

Con todo el dolor de mi corazón pude ver como HanNa comenzaba a cortar mi cabello. Todo gracias a su lindo hermanito. Ahora me arrepentía por haber venido a casa de HanNa por los apuntes de estos tres días, sí no lo hubiera hecho mi cabellito seguiría largo. Cerré mis ojos después de ver el segundo mechón de pelo caer al suelo.

— Ya terminé de cortar tu cabello, pero no abras los ojos hasta que yo te diga —dijo después de media hora.

— ¿Tan malo fue?

Me incomode al no escuchar respuesta alguna de su parte. Decidí confiar en ella y no insistí, después de todo por algo era mi mejor amiga. Sentí como recortaba un poco más de cabello, lo enredaba en algo y luego aplicaba algún liquido en spray. Repitió este proceso unas cuantas veces más hasta que se detuvo después de otra media hora más.

No soy ella  |J. Jungkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora