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Cubrí mis oídos en cuanto un grito demasiado agudo para mi gusto salió de la boca de Hanna. JungHwa había adoptado la misma posición que yo; manos sobre nuestros oídos y una expresión de susto en nuestros rostros.

Lo admito, fue mi culpa que ella reaccionara de esa manera. ¿Yo cómo iba a saber que su primer movimiento sería un grito tan espantoso? ¡No tenía ni más mínima idea! La castaña la mayoría del tiempo reaccionaba a las noticias de diferentes maneras, a veces podría solamente sonreír, pero en otras actuaba de la misma manera en cómo lo hacía en estos momentos.

Tanto So —que ya había cambiado su expresión facial por una seria— como yo retiramos nuestras manos poco a poco al ver que Han sonreía mostrando sus perfectos dientes blancos. No lo niego, temía por la integridad de mis tímpanos y de los de Jung, el tono de Hanna al gritar era sumamente peligroso para el oído humano.

— ¡Yi YangMi, ¿por qué no me lo contaste ayer?!

— Estabas ocupada intentando ligar con KyuHyuk —respondí alzando los hombros para restarle importancia a la situación.

Después de que Jungkook me propusiera salir con él a una cita —si es que le podía llamar de esta manera— mi cerebro quedo completamente en blanco. Tanto así que olvide contarle a mi mejor amiga. Incluso olvide que había recibido una nota un rato después de hablar con Jeon.

— Pero pudiste habérmelo dicho cuando salimos de la escuela, ¿verdad JungHwa?

La castaña se dirigió directamente a nuestro amigo, él se había mantenido en silencio desde que les había contado sobre mis planes para este fin de semana y eso me preocupaba. No debería de estar tan callado, Jung no era así. Algo tenía.

Lo miré de reojo, esperando a que respondiera la pregunta de HanNa con su típico humor de siempre, pero no lo hizo. Sólo se limitó a asentir un par de veces para seguir dedicándose a escuchar los reclamos de la castaña hacia mí.

Algo le sucedía, pero no sabía con exactitud qué era.

— Pues se me olvido, perdón —contesté, intentando ignorar la extraña actitud de mi So—. De todas formas, pensaba decírselos, aún quedan algunos días para el fin de semana.

— Y yo voy a ayudarte a arreglarte para tu cita.

Min HanNa no necesito pensárselo dos veces para ofrecerse a ser mi estilista personal, era un pasatiempo que en verdad amaba. En cambio, yo no sentía la misma pasión por los cosméticos como ella. Si me maquillaba como cualquier otra chica coreana, pero yo no me obsesionaba con la apariencia como muchas lo hacían. Tan vez sólo un poquito.

Por el rabillo del ojo vi a JungHwa desenredar el cable de sus audífonos para enseguida conectarlos a su celular y clavárselos en sus oídos El volumen de su música era demasiado alto, podía escucharlo perfectamente desde donde me encontraba sentada. Si quería quedarse sordo entonces no debió haberse tapado los oídos cuando Hanna había gritado, esa es una manera segura para quedarse sordo.

— ¿Sabes qué le sucede?

La castaña negó ante mi pregunta.

El segundo descanso del día terminaría en unos cuantos minutos y los tres nos encontrábamos sentados sobre el pasto del jardín trasero del instituto, un jardín al que al parecer ni siquiera los de intendencia visitaban antes de que comenzáramos a ocuparlo. HanNa y yo encontramos el lugar en nuestro primer año de preparatoria y decidimos proclamarlo como nuestro, los tres pagamos de nuestros bolsillos para que podaran el pasto. Se podía decir que era nuestro jardín secreto.

Jung seguía con los audífonos puestos, se había acostado sobre la hierba con los brazos bajo su cabeza y había cerrado los ojos en poco tiempo. Su rostro estaba más relajado que hace un par de minutos. Me sentí tan mal cuando tuve que levantarme de mi lugar y aplastarlo con mi cuerpo para que se despertara.

— ¡Quítate de encima salvaje! —comenzó a sacudirse para liberarse de mi peso, pero no funcionó. Me había aferrado muy bien a él para no caer.

— No hasta que digas que admitas que soy más fuerte que tú.

Infantil, lo sé, pero fue la única forma que se me ocurrió para hacerlo sonreír tan siquiera un poco.

— Eso no sucederá ni en tus sueños.

— Entonces jamás me quitare de encima de ti.

— ¡Ayúdame, HanNa! —suplicó a la castaña.

Ella sólo se dedicaba a ver aquella escena con una sonrisa divertida en los labios, sin dejar de disfrutar del sabor del muffin de chocolate que había comprado en la cafetería.

— Lo siento, manos llenas —mostró sus manos, donde sólo la derecha era la que sostenía el postre mientras la otra estaba completamente libre.

Estuvimos así unos cuantos minutos antes de que el timbre anunciara el final del segundo descanso del día. Min decidió adelantarse para poder entrar al baño antes de entrar a clase de geometría, porque la profesora HyuNa no otorgaba permisos para ir al baño con la excusa de que el descanso se ocupaba para hacer nuestras necesidades y no sólo para comer y platicar con nuestros amigos.

¿Acaso esta profesora nunca fue estudiante en sus días de juventud? Bueno, si es que alguna vez fue joven.

En fin, JungHwa y yo ingresamos al interior del edificio junto a los demás alumnos. Yo colgada a su brazo cual koala y él riendo de forma descarada por mi actitud. ¿Acaso me podía culpar por querer divertirme como una niña pequeña? No había nada de malo con eso.

— Ahora si me vas a decir qué es lo que tenías hace un ratito —aseguré.

— ¿De qué hablas? —cuestionó sin dejar de sonreír.

Me puse seria para que él no tuviera de otra más que decirme la verdad. Era una táctica que Hanna y yo usábamos desde que estábamos en el preescolar, los nervios lo traicionaban cuando veía a cualquiera de nosotras dos serias y así era como él decía la verdad.

— Dime el motivo por el que estabas serio todo el rato que estuvimos en el jardín.

Y en cuanto me vio los nervios comenzaron a atacarlo. Su mirada viajaba de un lado a otro, intentando evitar la mía para no responderme. Eso no le iba a funcionar para nada. ¡Viva el dominio femenino ante los hombres débiles!

Está bien, tal vez estoy exagerando un poco.

— No sé a qué te refieres.

— So JungHwa —dije su nombre completo con el mismo tono de voz que mi madre utilizaba con mi hermano y conmigo.

Este método era en verdad efectivo.

El pelinegro se detuvo a un par de metros de las escaleras que nos conducían al piso de arriba, donde se encontraba nuestro salón. Se rasco la nuca por muy poco tiempo y luego dejo salir un enorme suspiro para al final voltearse a verme a la cara. Me había salido con la mía después de todo.

Arrugó la nariz antes de empezar a hablar.

— No es nada importante —fruncí en ceño—. A lo que me refiero es que son cosas que es mejor que no sepas por el momento.

— Ahora hiciste que me interesara por esas cosas. Dímelas.

— Sólo te diré que no quiero que termines lastimada por culpa de Jeon, no me gustaría verte sufrir por su culpa.

Le regale una sonrisa sincera. Ese era JungHwa, una persona que siempre se preocupaba por los demás antes de hacerlo por él mismo. Por eso era mi mejor amigo y no lo cambiaría por nada del mundo.

— No te preocupes mucho por mí, puedo cuidarme yo sola si eso es lo que te preocupa, y si algo me hace daño serás el primero en enterarse. Te lo prometo.

Él respondió mi sonrisa de la misma manera que yo lo hice. Recibí un abrazo de su parte antes de que dijera que teníamos que entrar a la pesada clase de geometría analítica.

Con todo el pesar de mi corazón comencé a subir las escaleras junto a él para entrar al infierno con la profesora HyuNa.

" Ahora resulta que aparte de JungKook tengo que competir por tu atención con tu amigo. ¿Alguna otra persona que deba conocer?

Pista 2: Detesto dormir por mucho tiempo.

J—

PD: recuerda que algunas pistas serán falsas :) "

No soy ella  |J. Jungkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora