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Tras una intensa sesión de meditación nocturna, llegue a la conclusión de que no serviría de nada seguir escondiéndome de los demás, al fin y al cabo, ninguno de ellos sabía de mi interés en JungKook —a excepción de HanNa—, así que no había razón alguna por la cual debía seguir ocultándome de todo el instituto.

Con toda la valentía posible llegue a la escuela esta mañana, al mismo tiempo que JungHwa y Han. Pude darme cuenta de que los ojos de la castaña brillaron de felicidad al ver al pelinegro, sin embargo, en vez de recibirlo con un abrazo lo hizo con un golpe en el hombro, acción que significaba una sola cosa; reclamo.

— ¡¿Por qué te desapareces, así como si nada?!

Intente no reírme al ver la escena que ambos protagonizaban. JungHwa rascaba su nuca escuchando los reclamos de la castaña y yo solo caminaba a su lado en silencio.

— Lo siento.

— Eso no será suficiente So, así que más te vale hacer un esfuerzo enorme para que te perdonemos.

Después de esa extraña bienvenida acompañamos a nuestro amigo a recoger su horario, para nuestra buena suerte, Jung fue asignado a nuestro grupo pues según las palabras del director era uno de los mejores, por desgracia mi felicidad no duro por mucho tiempo porque en cuanto pusimos un pie dentro del salón la profesora HyuNa nos sorprendió con un examen. El primero de esta semana al parecer.

— Señorita Yang entregue su examen por favor.

Me alarmé en cuanto escuché la voz de la señorita Kim. Cabe mencionar que, a pesar de haber estudiado por varios días, en este preciso momento no recordaba nada. El cincuenta por ciento de mi cerebro estaba en blanco. Geometría no era mi fuerte.

Levanté la mirada para descubrir que yo era la única que se encontraba dentro del salón realizando el examen. La maestra estaba parada frente a mí con los brazos cruzados, lista para recoger el papel que tenía escasas palabras escritas en él.

— Espéreme cinco minutos y lo termino —contesté sonriendo de manera inocente para poder convencerla. Sí, sabía que no iba a servir de nada, pero debía intentarlo.

— Eso no va a ser posible, tu tiempo ya se acabó así que entrégalo.

La mujer se dispuso a tomar mi examen de un extremo, por reflejo yo tomé el otro creando un pequeño forcejeo por ese par de hojas. Seguramente nos estaríamos viendo muy graciosas, pero por nada del mundo me iba a rendir tan fácil.

— No sea mala, si quiere en cuanto lo termine se lo llevo personalmente hasta donde usted se encuentre.

Un par de segundos más de forcejeo bastaron para que ella pudiera quitarme las hojas de las manos. Después de que me diera una mirada reprobatoria me indico que debía salir del aula si no quería terminar en la oficina del director. Obedecí. No quería terminar durmiendo en una silla gracias al aburrido discurso de aquel hombre. ¿Creía que eso nos motivaba? ¡Pues no! Era todo lo contrario, nos aburría.

No soy ella  |J. Jungkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora