CAPITULO VII: CERCA DE LA VERDAD

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Cuando desperté lo primero que vi fueron esos hermosos ojos verdes mirándome fijamente, le sonreí y me cubrí el rostro con la sábana ¿Acaso no se daba cuenta de lo horrible que me veía? 

- Te amo bonita - me dió un beso casto y me abrazó.

- Yo también te amo pero siento como si un auto me hubiera arrollado. - dije quejándome y haciendo un puchero que lo hizo reir. - ¿ Te estás burlando de mi Daniels? - traté de parecer enojada pero no me salió, lo único que logré fué que el riera más, me dí por vencida y me uní a la burla que me estaba dando.

- Eres hermosa Isabella, me encanta estar contigo, eres una chica excepcional. - besó mi nariz y luego mis labios.

- Gracias Dani... no quiero arruinar este momento tan hermoso pero tenemos que irnos. - dije levantando una ceja y haciendo cara de dolor.

- Es verdad, mi madre y tu tío deben estar muy preocupados. - tenía razón esta vez me esperaba un terrible sermón por parte de Charles.

Nos vestimos y salimos de la habitación. Ya en recepción Dani entregó la llave y nos fuimos en la motocicleta. Cuando llegamos a mi casa me despedí con un pequeño beso, le pedí que me llamara más tarde y corrí en dirección a la puerta sin imaginar lo que se me avecinaba.

Charles estaba en la sala con un hombre que no conocía, por su cara adiviné que algo malo estaba por suceder. 

- Isabella ven aqui - decidí que no era momento de enfrentarlo por lo que obedecí.

- ¡Buenos días Isabella! Soy Andrés Saavedra, el licenciado de la familia, es un placer conocerte - ¿De cuál familia? Este hombre era un demente, tuve que morderme la lengua para no hablar.

- ¡Buenos días señor Saavedra! - lo saludé cortesmente y tomé asiento, por supuesto alejada de cualquiera de esos dos hombres tan detestables.

- Te preguntarás por que necesito que estés aquí - hizo una pausa - El señor Saavedra te lo dirá. - pude ver que algo ocultaba pero aún no entendía que era.

- Su señor padre, que en paz descanse, dejó un documento donde nombra a su tío como su tutor.

- Eso ya lo sé, por favor vaya directamente a lo que es importante. - no pude evitar deseperarme.

- Bueno, el asunto es que usted tendrá que obedecer a su tío hasta cumplir los veintiun años. - me levanté de mi lugar y miré a Charles con odio, sus ojos estaban llenos de burla. - de lo contrario perderá todos los derechos sobre su herencia.

- Muéstreme el documento original ahora mismo. - el licenciado me lo dió, no lo podía creer ¿Por qué mi Padre había hecho eso? ¿Que no sabía la clase de cucaracha que era su hermano? 

- Bueno licenciado puede retirarse - lo llevó hasta la entrada y una vez que nos quedamos a solas habló - Ahora que te ha quedado claro quien manda aquí, me vas a decir donde demonios dormiste? Estabas con ese bastardo ¿verdad?

- Sí estaba con el, es más pasamos la noche juntos. - moría de rabia y quería sacarlo de quicio y lo logré por que me dió una bofetada que me hizo caer sobre el asiento. - Con esto no logras nada, lo único es que te odie más.

- De hoy en adelante las cosas serán como yo digo, no saldras a ningún lado a menos que vayas con el nuevo chofer que se encargará de llevarte a donde quieras menos a ver a ese mugroso, de ser así puedes irte olvidando de tu herencia Isabella. 

Lo miré con odio y salí de allí corriendo escaleras arriba rumbo a mi habitación, cuando entre lo único que podía hacer era llorar. ¿Qué le diría a Daniels? Seguro me dejaría por esto, pero alguna solución tenía que encontrar a este problema, jamás dejaría a Dani a menos que el ya no me quisiera. 

SALVADA POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora