CAPITULO X: DE NUEVO EN TUS BRAZOS

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Para cuando abrí los ojos ya eran más de las once de la mañana, estiré mi brazo par alcanzar el móvil, lo tomé y al ver la pantalla vi que tenía cinco llamadas perdidas y diez mensajes todos de Daniels. ¡Oh por Dios! ¿Cómo pude olvidar lo que había sucedido el día anterior mientras lo visitaba. Rápidamente me levante, me metí al baño y para cuando salí me vestí con unos jeans negros, una blusa sencilla de color verde, una chaqueta blanca y  unos flats del mismo color, el cabello me lo anudé en una coleta y solo me puse un poco de rubor y brillo.

Salí de la habitación y bajé casi corriendo las escaleras hasta llegar a la cocina, tomé una manzana y un jugo y salí para encontrarme con el chofer que me había impuesto Charles. Pero hoy tenía ganas de salir sola así que decidí salir sin ser vista y para mi fortuna no me fue muy difícil ya que el tonto estaba medio dormido dentro del auto y al parecer Charles no se encontraba. Rodee el auto y salí corriendo hasta llegar a una calle donde tomé un taxi. Le di la dirección de Dani, el tiempo que tardamos en llegar se me hizo eterno pensando en lo que le diría a Daiels. Cuando el taxi se detuvo frente al barrio donde vivía el amor de mi vida sentí como se me aceleraba el corazón. Le pagué al taxista y me dirigí a la casa para llamar a la puerta pero antes de que lo hiciera Laura abrió la puerta y me recibió con una gran sonrisa.

- ¡Hola Isabella!  Haber si tu logras que el terco de tu novio se tome los medicamentos. - me dijo poniendo una cara de fastidio pero cerrándome un ojo  a lo que yo sonreí. - Tengo que ir a comprar unas cosas ¿Te puedes quedar con el hasta que regrese?

- Claro, ve con cuidado y no te preocupes que ahorita yo le doy los medicamentos. - le sonreí de igual manera, ella se fue y yo entré a la casa para dirigirme a la habitación de Dani, la casa estaba en silencio al parecer solo estábamos el y yo, tal vez su madre tampoco se encontraba.

Cuando llegué a la habitación llamé a la puerta.

- Está abierto - se me aceleró el corazón de solo escuchar su hermosa voz. Amo a este hombre y de solo pensar que lo tengo que alejar de mi para protegerlo hace que me sienta morir, tal vez el no lo entienda pero se que quizá después de que todo esto se arregle, solo si el lo desea, podemos continuar con nuestra relación.

- Hola amor - entré a la habitación y corrí hacia la cama donde descansaba - ¿Cómo has estado? - me senté en la cama y le di un beso, ya no tenia el rostro inflamado pero su piel aún estaba amoratada aunque eso no ocultaba para nada su belleza física.

- Bien pero te he extrañado mucho. ¿Y tu como estás bonita? - preguntó acariciando mi rostro con la palma de su mano.

- Bien Dani - bajé el rostro tratando de que el no percibiera el dolor que había en mi mirada al recordar lo que me había hecho Charles la noche anterior - No contesté las llamadas por que aún estaba durmiendo. - levantó mi rostro con su mano y me dio un beso... un beso que me llevó hasta el mismo cielo. Que poder tiene sobre mí que hace que el mundo a mí alrededor desaparezca. 

- ¿Estás segura? Te veo algo triste, tus ojos no son los mismos de ayer. ¿Pasa algo? - su mirada se clavó en mis ojos tratando de averiguar que pasaba pero yo no podía decirle la verdad, no me lo perdonaría jamás si algo le pasara. 

- Estoy bien, no te preocupes. Es solo que hecho de menos a mis padres pero es todo. - mentí solo un poco por que aunque si los extrañaba había algo más grande que era lo que me tenía así. - Laura salió a comprar y me pidió que me quedara contigo hasta que ella regresara - le dije intentando desviar el rumbo de nuestra conversación, se que Dani no se merece que no le diga la verdad pero por ahora es mejor que la ignore.

- Entonces ven que quiero abrazarte. Me acomodé a su lado dándole la espalda para que pudiera rodearme con sus brazos, las sensaciones que despertaba en mi eran simplemente indescriptibles, aunque no puedo negar que las ganas de sentirlo dentro de mi llenaban mis pensamientos. Sentí pequeños besos en mi nuca, besos que se fueron desviando hasta llegar a mi cuello haciéndome estremecer, mi mirada estaba nublada por el deseo y cuando el se colocó encima de mi cuerpo no tuve tiempo de ocultar ese fuego que me estaba consumiendo. - Eres tan hermosa Isabella, te amo bonita. - por que era tan perfecto, tan guapo y sobre todo tan tierno.

SALVADA POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora