Capitulo 2- El acuerdo

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Me dijo en la puerta del gimnasio que yo saldría primero y luego saldría él, que saliera por la puerta del instituto a la calle, que hablaríamos allí.

 

Salí yo primero excusándose, diciendo que me encontraba mal y quería irme a mi casa a descansar, total ya me había perdido bastante de las clases de hoy.  Espere al profesor en un parque detrás del instituto, sentada en él césped. Cuando llego se sento a mi lado y me abrazo.

 

— Por un momento pensé que se hijo de puta la iba a liar.— Me dijo, aun seguía abrazado a mi.

 

—¿Que a pasado al final?— Pregunté mientras apoyaba mi cabeza sobre su pecho.

 

—No se lo dirá a la dirección. Eso es todo lo que tienes que saber.— Me dijo apartando el flequillo y besándome en la frente.

 

Al día siguiente volví a clase como de costumbre, esta vez la primera clase que tocaba era gimnasia, todos teníamos que ir con él a la vez cómodo y odiado chándal.

 

Él Señor Sahak dejó de ignorarme, no es que me mirara todo el rato, o que me preguntase a mi siempre, de hecho no me corrigió la postura ni una vez en ninguno de los ejercicios. Pero por lo menos ya no era invisible para él en sus clases.

 

Al salir de clase del Señor Sahak no me dijo nada, la verdad es que me gustaria saber de qué hablaron en el despacho, pero no me iba a parar a preguntar al final de clase, levantaría sospechas, además bastante desapareci ya ayer.

 

Miko, Jeffry y Payton, tres chicos de mi clase se quedaron fuera del gimnasio, en la entrada mirándome. Susurraban entre ellos y me miraban, estaban hablando de mi, estaba claro. Miko se me acercó y me pasó el brazo por encima de los hombros.

 

—Oye Shana, dicen que ayer te tiraste también al nuevo de gimnasia.— Me dijo cerca del odio, agarrandome muy fuerte y sonriendo. Jeffrey y Payton reían.

 

—No.— Le contesté intentando soltarme de su brazo, cosa que finalmente hice.

 

Miko no había llegado mucho después que yo al instituto, sus padres son los que habían comprado recientemente la licorería donde trabajaba mi madre para convertirlo en una gasolinera que vende licores, como si no fuera ya bastante cliché él pueblo.

Estaba claro que tenía dinero, o bueno, sus padres, y que podrían vivir en un lugar mejor, pero les salia mas barato vivir aquí.

 

Sabía que a Miko le gustaba, siempre me miraba cuando pensaba que yo no le veía, y evitaba mirarme cuando había gente que le estaba prestando atención. Pero era demasiado creído y le gustaba mucho hablar de él, y él, y nada más que él.

 

No como con Merle, con Merle hablaba de todo, sabia que podia contar con él, era adulto, responsable, malo cuando tenía que serlo, morboso, era el mejor novio, o amante, o amigo, o lo que fuera que fuese que había tenido nunca.

 

Merle vivía solo y podía ir allí cuando quisiera, a él no le gustaba que fuera sin avisar, se decía que Merle tenía una amante, pero no podía verificar si los rumores se referian a mi o a otra chica. No creo que Merle está liado con otra, confio ciegamente en él. Es lo más parecido que he tenido a una familia o a afecto.

Oscuro y sádico amor © (+18) (Profesor-Alumna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora